Colombia se asoma al horror de los hornos en los que los paramilitares desaparec¨ªan cuerpos en la frontera con Venezuela
El exjefe paramilitar Salvatore Mancuso asegura, en un acto de reconocimiento de la Canciller¨ªa, que los restos de cientos de desaparecidos se encuentran del lado venezolano
Colombia busca superar uno de los cap¨ªtulos m¨¢s atroces, otro m¨¢s, de su degradado conflicto armado. Las ruinas de uno de los hornos crematorios en los que los paramilitares desaparec¨ªan los cuerpos de sus v¨ªctimas en lo m¨¢s ¨¢lgido de la guerra, fue el escenario este martes de un emotivo acto de reconocimiento y no repetici¨®n en Juan Fr¨ªo, un paraje rural que bordea el r¨ªo T¨¢chira, que marca la porosa frontera con Venezuela, en el departamento de Norte de Santander. ¡°Vemos este acto como uno m¨¢s en la b¨²squeda de la paz total¡±, declar¨®, solemne, el canciller, ?lvaro Leyva, al cierre de un evento que convoc¨® a personas que sufrieron la desaparici¨®n forzada de sus familiares con uno de sus principales victimarios, el exjefe paramilitar Salvatore Mancuso, que envi¨® un mensaje grabado desde una penitenciar¨ªa en Estados Unidos. Cientos de restos de desaparecidos todav¨ªa est¨¢n enterrados en fosas comunes del lado venezolano, asegur¨® el antiguo se?or de la guerra.
La fronteriza comunidad de Juan Fr¨ªo ha sufrido lo indecible en lo que va de este siglo, desde la entrada a sangre y fuego del Bloque Catatumbo de las llamadas Autodefensa Unidas de Colombia (AUC), que buscaba sacar de la regi¨®n a las guerrillas de las FARC y el ELN. ¡°La sociedad nos convirti¨® en victimarios por tener que convivir con estos grupos y personas hasta hacernos sentir despreciados¡±, se lament¨® Fidedigna G¨®mez, una de las v¨ªctimas que tom¨® la palabra para hacer honor a su nombre, hablar de todo tipo de padecimientos y destacar la resiliencia de sus vecinos. ¡°La estigmatizaci¨®n que nos dejaron nos afect¨® en lo laboral, en lo psicol¨®gico, econ¨®mico y cultural¡ el miedo, la tristeza, la agresi¨®n, la depresi¨®n, la paranoia, la ansiedad y la misma muerte siguen rondando¡±, asegur¨® G¨®mez, que busca a su padre desaparecido desde hace m¨¢s de 20 a?os. Cuando el horno era un trapiche, emanaba un olor a miel de ca?a que despu¨¦s se convirti¨® en el hedor de carne quemada, rememor¨®. ¡°Lo que el r¨ªo se llev¨®, lo que los chulos y los perros se comieron, qui¨¦n va a dar fe de esto¡±, se pregunt¨®.
¡°Quienes lo vieron y lo padecieron cuentan que por sus r¨ªos bajaban los cad¨¢veres desmembrados de los vecinos y desconocidos. Algunos incluso a¨²n agonizando, y en ocasiones hab¨ªa que hacerlos a un lado para poder navegar el r¨ªo¡±, relat¨® Helena Ur¨¢n Bidegain, asesora de la Canciller¨ªa para Asuntos de Paz y No repetici¨®n. Ella es tambi¨¦n una v¨ªctima como hija del magistrado Carlos Horacio Ur¨¢n Rojas, que sufri¨® la toma del Palacio de Justicia por la guerrilla del M-19 y despu¨¦s fue torturado, asesinado y desaparecido por militares en la retoma, una historia que cuenta en el libro Mi vida y el Palacio (Planeta, 2020). ¡°Los m¨¦todos se tornaron sistem¨¢ticos y cada vez m¨¢s inhumanos, vinieron entonces los hornos crematorios, el r¨ªo no era ya suficiente y buscaban otras maneras de desaparecer a seres humanos, vivos y muertos¡±, detall¨® en su reconstrucci¨®n.
La desaparici¨®n es uno de los peores cr¨ªmenes de cualquier guerra, pues produce un duelo suspendido, congelado en el tiempo. ¡°Las atrocidades, como realizar mutilaciones de cuerpos, tirar sus restos a r¨ªos, o quemarlos en hornos crematorios en otros momentos del conflicto armado, muestran la extensi¨®n de la deshumanizaci¨®n y del horror a gran escala¡±, dice un pasaje del informe final de la Comisi¨®n de la Verdad, que se?ala c¨®mo dichas pr¨¢cticas fueron parte de las escuelas de formaci¨®n de grupos paramilitares.
El Gobierno de Gustavo Petro ha puesto a la diplomacia colombiana al servicio de la paz, y en especial a su idea de la paz total, con la que se propone implementar con mayor decisi¨®n el acuerdo con las extintas FARC, dialogar con el ELN y adelantar una pol¨ªtica de sometimiento para grupos criminales como el Clan del Golfo. La Canciller¨ªa, en atenci¨®n a las recomendaciones de no repetici¨®n de la Comisi¨®n de la Verdad, ha asumido un compromiso con las v¨ªctimas transnacionales. ¡°Esta no es la ¨²nica fosa, son much¨ªsimas m¨¢s¡±, remarc¨® a su turno el canciller Leyva, quien record¨® con insistencia que las v¨ªctimas, y las garant¨ªas de no repetici¨®n, est¨¢n en el centro del acuerdo con las FARC.
Los habitantes de la frontera han sufrido la guerra con particular intensidad. Las AUC llegaron en septiembre del a?o 2000 a Juan Fr¨ªo, donde inauguraron la pr¨¢ctica de quemar cuerpos para desaparecerlos. Los m¨¢ximos responsables son los miembros del Bloque Catatumbo de las AUC, comandadas por Mancuso y Jorge Iv¨¢n Laverde, El Iguano. Laverde ha relatado ante la justicia diferentes formas de complicidad entre los paramilitares y autoridades del Estado. Seg¨²n su versi¨®n, la idea de utilizar los hornos se origin¨® en una alerta que les hicieron llegar desde la Fiscal¨ªa sobre inminentes investigaciones en la zona. Si las autoridades encontraban los cuerpos que ellos hab¨ªan desaparecido, eso provocar¨ªa un esc¨¢ndalo que atraer¨ªa los focos, y por eso comenzaron a utilizar los hornos de ladrillo como crematorios para desaparecer evidencias y maquillar las estad¨ªsticas. Esa pr¨¢ctica despu¨¦s se extendi¨® a otras regiones del pa¨ªs, como lo han documentado varias sentencias judiciales.
Mancuso, uno de los protagonistas m¨¢s conocidos de la guerra, asegur¨® en su mensaje que m¨¢s de 200 personas desaparecidas por las AUC est¨¢n en fosas comunes del lado venezolano de la frontera. Pidi¨® al canciller Leyva que realice gestiones ante el Gobierno de Venezuela para recuperar los restos e incluso se ofreci¨® a colaborar en la b¨²squeda. El jefe de la diplomacia colombiana se mostr¨® confiado en que el restablecimiento de relaciones con Caracas permita explorar esa posibilidad.
Las AUC se desmovilizaron entre 2003 y 2006. Luego de acogerse al proceso de Justicia y Paz, Mancuso fue extraditado a Estados Unidos por narcotr¨¢fico. Con esa pena cumplida, est¨¢ a la espera de regresar a Colombia, donde es acusado de coordinar m¨¢s de un centenar de masacres. Desde su c¨¢rcel norteamericana rindi¨® testimonio ante la Comisi¨®n de la Verdad y ha pedido con insistencia que se le permita someterse a la Jurisdicci¨®n Especial para la Paz (JEP), pues asegura que su confesi¨®n revelar¨ªa v¨ªnculos a¨²n desconocidos entre el poder econ¨®mico y el grupo armado que dirigi¨®. El exjefe paramilitar tambi¨¦n tendr¨¢ a partir de este mi¨¦rcoles una audiencia ¨²nica de verdad, su ¨²ltima oportunidad para probar ante el sistema de justicia transicional que fue un punto de conexi¨®n entre los paramilitares y la fuerza p¨²blica. De los aportes que haga depender¨¢ la definici¨®n de su ingreso a la JEP.
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