Apoyemos el proceso de paz con el ELN
Aunque el proceso pueda ser largo y confuso, si el presidente dise?a una estrategia para conseguir la paz, no queda m¨¢s remedio que acompa?arlo
De acuerdo con la Constituci¨®n, es un deber de los ciudadanos apoyar al jefe del Estado en sus esfuerzos por consolidar la paz. Este derecho se halla estrechamente relacionado con el respeto efectivo de los dem¨¢s derechos iguales e inalienables de todo hombre. Si el presidente dise?a una estrategia para conseguirla, no queda m¨¢s remedio que acompa?arlo; ¨¦l es el ¨²nico que puede intentarlo bajo su responsabilidad. Puede que uno no coincida con el modelo, pero lo deseable es que se disminuya la violencia, aunque el proceso sea largo y confuso, y en el caso actual apenas est¨¢ comenzando. Como dijo el experimentado y sabio consejero Juan Camilo Restrepo, ¡°hay que destacar que es un esfuerzo y enfoque nuevo. Tratan de negociar con muchos y eso es algo que no hab¨ªa ocurrido. Es audaz y ojal¨¢ salga bien, aunque no va bien. Todos los ceses del fuego van mal, ahora hay que ver c¨®mo les va con el ELN. Ojal¨¢ salgan bien las cosas¡±.
El espaldarazo de las Naciones Unidas es importante. Ampliar por unanimidad del Consejo de Seguridad el mandato de la misi¨®n que opera en Colombia para verificar el cese al fuego con el ELN es buena prueba. No menos valiosa es la colaboraci¨®n de la Iglesia cat¨®lica en las conversaciones con las bandas criminales en Buenaventura y Medell¨ªn. La verificaci¨®n del cumplimiento del cese al fuego le corresponde a las Naciones Unidas, y las labores de monitoreo, a la Conferencia Episcopal a trav¨¦s de las di¨®cesis y arquidi¨®cesis.
En su discurso del 7 de agosto en el Puente de Boyac¨¢, el presidente, l¨¢piz en mano, volvi¨® a defender su proyecto bandera de la paz total y lo enmarc¨® dentro del gran acuerdo nacional con una visi¨®n muy coincidente con la propuesta del ELN, en el sentido de edificar el acuerdo entre el Gobierno y los diferentes sectores de la sociedad civil y la oposici¨®n. Es indispensable construir consensos -dijo- para encontrar soluciones a las dificultades largamente postergadas, y la defini¨® as¨ª: ¡°Esa paz esquiva tambi¨¦n est¨¢ en el di¨¢logo y b¨²squeda de acuerdos que permitan proteger la vida de la gente en lugar de profundizar la violencia y las hostilidades del enfrentamiento armado que acaban el tejido social, juventudes, los pobres, con Colombia. Eso es la paz total¡±.
Coincide, como ya dijimos, el concepto presidencial con la creaci¨®n del comit¨¦ nacional de participaci¨®n, condici¨®n preponderante del ELN para conseguir un papel destacado de la sociedad civil seg¨²n lo acordado por las partes en la ¨²ltima reuni¨®n en M¨¦xico. Son aproximadamente 90 personas que redactar¨¢n y sistematizar¨¢n las propuestas sobre las transformaciones para la paz que llegar¨¢n a la mesa de negociaci¨®n. Los protocolos respectivos dicen que la fase de participaci¨®n es hasta 2025, y solo hasta ese a?o comenzar¨¢n las negociaciones sobre los temas gruesos. La gran pregunta que surge de estas deliberaciones es si las conclusiones de la mesa de negociaci¨®n son o no vinculantes y por tanto si esa condici¨®n excluye o vincula al Congreso para su discusi¨®n.
La amenaza de un atentado al se?or fiscal general de la Naci¨®n, Francisco Barbosa, y que la informaci¨®n de inteligencia se?ale a algunos mandos del ELN constituye un obst¨¢culo de inmensa gravedad. Mientras no se devele la verdadera posibilidad de esta monstruosa operaci¨®n, el proceso queda herido de muerte. Si se trata de un invento para sabotear el transcurso del proyecto m¨¢s importante de la Naci¨®n, es igualmente grave. Resulta indispensable identificar a sus autores para castigarlos severamente con el mayor rigor.
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