Najwan Darwish, poeta palestino: ¡°Israel le est¨¢ dando al mundo la oportunidad de ver un genocidio como una serie de televisi¨®n¡±
El escritor, uno de los m¨¢s reconocidos y elogiados en lengua ¨¢rabe, aparca su actividad literaria para denunciar los excesos del Estado israel¨ª en Gaza y criticar lo que considera una postura c¨®mplice de Occidente
El poeta Najwan Darwish (Jerusal¨¦n, 44 a?os) reconoce que no sabe hacer otra cosa en la vida aparte de leer y escribir. Desde ni?o ha vivido rodeado de libros. Sin embargo, con un atisbo de sonrisa que m¨¢s que gracia deja entrever amargura, anuncia: ¡°Esta puede ser la entrevista del final de mi carrera¡±. Visita Bogot¨¢ para participar en el Festival de Literatura de la ciudad, que tuvo a Palestina como pa¨ªs invitado de honor y a Darwish como el autor al que apuntaban los focos. En condiciones normales, dedicar¨ªa cualquier entrevista a hablar de letras y de cultura, pero, tras m¨¢s de un mes de bombardeos de Israel en la Franja de Gaza, cuyos excesos alarman a la comunidad internacional, todo di¨¢logo sobre su pa¨ªs se torna pol¨ªtico: ¡°Me siento obligado a hacerlo¡±.
La poes¨ªa de Darwish, due?o de una de las plumas m¨¢s reconocidas de la lengua ¨¢rabe, se alimenta de su conexi¨®n profunda con su tierra, con sus paisajes, sus barrios y su historia milenaria, cargada tanto de belleza como de espanto. Su Poema de un soldado camuflado, por ejemplo, dice:
La ¨²ltima vez que escrib¨ª un poema
fue hace tres mil a?os.
Yo era entonces un soldado encubierto en una guerra
que ignoraba que hab¨ªa acabado.
Ahora de nuevo intento escribir,
pero el polvo de los a?os es como el de los sepulcros.
As¨ª broto de la tierra como semilla que germina,
como un capullo que se despliega en la rama,
como los muertos que se esparcen en una tierra
donde s¨®lo habita la muerte.
El escritor chileno Ra¨²l Zurita ¨Da quien Darwish considera uno de los mayores poetas vivos y con quien no escatima elogios cada vez que lo nombra¨D se cuenta entre sus grandes admiradores. En el pr¨®logo del libro Exhausto en la cruz (Vaso Roto Ediciones, 2022) se refiri¨® as¨ª al trabajo de su colega palestino: ¡°La multifac¨¦tica poes¨ªa de Darwish nos va poniendo una y otra vez frente a los contornos de algo inmemorial, casi inenarrable, que nos dice que antes que nada la poes¨ªa es solidaridad y compasi¨®n por cada detalle del mundo¡±.
Todo eso est¨¢ aparcado ahora, y sobre su producci¨®n literaria se posa un manto de incertidumbre ante la urgencia que siente de dedicar sus palabras a denunciar el proceder del Ej¨¦rcito de Israel en la Franja de Gaza. ¡°?Qui¨¦n tiene coraz¨®n para hablar de poes¨ªa?¡±, se pregunta, antes de comentar que hacer algo concreto es la mayor de sus obsesiones ahora: ¡°?Qu¨¦ puedo hacer con mi poes¨ªa? No puedo proteger la vida de un ni?o con ella. Si fuera un pol¨ªtico, podr¨ªa hacer algo m¨¢s directamente; si fuera un m¨¦dico, podr¨ªa curar a los heridos, pero es un momento triste para ser poeta¡±.
La sospecha del escepticismo hacia la poes¨ªa, que ven¨ªa sintiendo desde semanas atr¨¢s, pareci¨® convertirse en una certeza el 7 de noviembre en el aeropuerto de ?msterdam. All¨ª, mientras hac¨ªa una conexi¨®n para volar a Bogot¨¢, las autoridades lo apartaron de los dem¨¢s viajeros tras revisarle el pasaporte, y lo hicieron esperar por casi una hora, siempre, recuerda, con malas maneras. Tras la espera, con un gesto que Darwish percibi¨® humillante, le ordenaron acercarse para devolverle el pasaporte y que siguiera su camino. Cuando ya estaba en el avi¨®n, se dio cuenta de que, en medio de la confusi¨®n, hab¨ªa perdido la bolsa en que llevaba un libro de poemas griegos y el cuaderno en que escrib¨ªa su poes¨ªa. Tuvo que elegir entre regresar a buscarlo y viajar a Colombia.
¨D?Qu¨¦ significado ten¨ªa ese cuaderno?
¨DPara m¨ª, como poeta, el cuaderno es el objeto m¨¢s importante de mi vida. Si perdiera todas mis pertenencias, o mi vida, no me importar¨ªa mucho. Pero eran mis escritos, que son lo que me conecta con la vida, son mi testimonio y el registro de mis derrotas. No s¨¦ si ser¨¦ capaz de escribir poes¨ªa otra vez. Perd¨ª algo y no s¨¦ si podr¨¦ recuperarlo. Con lo que est¨¢ pasando ahora en Palestina, perder el cuaderno fue algo simb¨®lico. Ya estaba pensando que la poes¨ªa no es valiosa.
Despu¨¦s del 7 de octubre, d¨ªa del ataque de Ham¨¢s ¨Dque Darwish considera una derrota militar para Israel y su poderoso Ej¨¦rcito¨D, el grueso de la comunidad internacional rechaz¨® la incursi¨®n de la milicia palestina y asumi¨® como propio el derecho de Israel a defenderse. Sin embargo, no son pocos los juristas que consideran que tanto las acciones de Ham¨¢s como las de Israel constituyen cr¨ªmenes de guerra, y exigen acabar con los dobles raceros.
Las vehementes represalias de Israel en Gaza, que incluyen el asesinato de civiles, han ocasionado malestar en las Naciones Unidas: Craig Mokhiber, director de la oficina de Nueva York del Alto Comisionado de esa organizaci¨®n para los Derechos Humanos, renunci¨® ante su ¡°fracaso¡± para detener lo que considera un ¡°genocidio de manual¡± contra la poblaci¨®n palestina. Tambi¨¦n son ya conocidos los ataques del Ej¨¦rcito de Israel al centro m¨¦dico de Shifa, el mayor hospital de Gaza, un lugar sin agua ni electricidad del que m¨¦dicos, sanitarios y pacientes trataban de salir, en vano. ¡°Necesitamos evacuar el hospital ya, pero disparan a todo el que trata de escapar¡±, dec¨ªa un doctor a principios de noviembre.
Por la conversaci¨®n se aparece Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez, a quien Darwish menciona para recordar aquel Relato de un n¨¢ufrago (1970) en que el Nobel colombiano relata los 10 d¨ªas que pas¨®, en altamar y a la deriva, el ¨²nico marino superviviente de un barco que se hundi¨® en el Caribe y que tuvo que tomar agua del mar para no morir. ¡°Con la gente de Gaza pasa lo mismo: no est¨¢n comiendo y est¨¢n tomando el agua del mar. No ahora: desde hace dos o tres semanas¡±.
Lo que est¨¢ ocurriendo en Gaza, dice el poeta, es un ¡°genocidio indescriptible¡±, algo nunca visto en lo que va corrido del siglo XXI. ¡°Nunca hab¨ªamos tenido la oportunidad de ver un genocidio. Ahora Israel le est¨¢ dando al mundo la oportunidad de ver un genocidio como una serie de televisi¨®n¡±, dice. En la Franja tiene amigos y familiares, con quienes se comunicaba como pod¨ªa, hasta que Israel cort¨® los servicios de electricidad e Internet en la zona. Desde hac¨ªa dos semanas no ten¨ªa contacto con ellos y no ten¨ªa manera de saber si viv¨ªan todav¨ªa ni qui¨¦n hab¨ªa muerto.
El 12 de noviembre pasado, seg¨²n datos de la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinaci¨®n de Asuntos Humanitarios (OCHA, por sus siglas en ingl¨¦s), la cifra de muertos en la regi¨®n desde el 7 de octubre se contabilizaba en 11.263 palestinos (11.078 en la Franja de Gaza y 185 en Cisjordania) y unos 1.200 israel¨ªes. La cantidad superaba a la registrada entre el 29 de septiembre de 2000 ¨Dfecha de inicio de la Segunda Intifada, una ola cruenta de violencia¨D y el 6 de octubre, la v¨ªspera de la escalada b¨¦lica: en ese periodo, 10.672 palestinos murieron a manos de israel¨ªes, por 1.330 muertos de Israel, seg¨²n datos de la organizaci¨®n B¡¯Tselem (Centro de Informaci¨®n Israel¨ª para los Derechos Humanos en los Territorios Ocupados).
Darwish opina que el objetivo de Israel en Gaza es dejar una marca imposible de borrar para los civiles que sobrevivan: ¡°Israel es como un g¨¢ngster que viene, corta manos, saca ojos y hace otras atrocidades para que sus v¨ªctimas pasen el resto de su vida en el hospital¡±. Despu¨¦s de los ataques del ej¨¦rcito israel¨ª, asegura, la gente en la Franja necesitar¨¢ hospitales ¡°por las pr¨®ximas tres o cuatro d¨¦cadas para ser curada de las heridas f¨ªsicas¡ ni hablar de las psicol¨®gicas¡±. Entonces recuerda el testimonio ¨Dtambi¨¦n recogido por la agencia AFP¨D de una ni?a de 13 a?os cuyas piernas fueron amputadas tras un ataque israel¨ª en Khan Yunis: ¡°Esta es la peor atrocidad. Ella dec¨ªa: ¡®No me pongan piernas pl¨¢sticas, por favor, devu¨¦lvanme mis piernas¡±.
M¨¢s adelante regresa Garc¨ªa M¨¢rquez, cuando el poeta recuerda un art¨ªculo, que escribi¨® el novelista en 1982 en plena Guerra del L¨ªbano, en que se refer¨ªa al entonces primer ministro de Israel y al ministro de Defensa: ¡°Si existiera el Premio Nobel de la Muerte, este a?o lo tendr¨ªan asegurado sin rivales el mismo Men¨¢jem Beguin y su asesino profesional Ariel Sharon¡±. El de entonces, como el de ahora, era un cap¨ªtulo m¨¢s de una crisis tan larga como sangrienta y dolorosa, cuyas causas el poeta separa de cualquier motivaci¨®n religiosa: ¡°Israel no representa al pueblo jud¨ªo. El llamado conflicto no tiene nada que ver con la religi¨®n como ellos lo retratan¡±.
Por otra parte, Darwish tambi¨¦n critica la idea, siempre remarcada por los diplom¨¢ticos de Israel, de que el pa¨ªs tiene la ¨²nica democracia de Oriente Pr¨®ximo: ¡°En el Estado de Israel la ciudadan¨ªa se basa en la religi¨®n. ?Se ha escuchado algo as¨ª antes, que uno sea ciudadano solo si es jud¨ªo? Y se est¨¢ difundiendo el lema de que son la ¨²nica democracia en Oriente Pr¨®ximo¡±. Adem¨¢s, asegura que la percepci¨®n de Israel en el mundo ha empezado a cambiar con la situaci¨®n actual en Gaza: ¡°El mundo entero est¨¢ viendo ahora a Israel como un r¨¦gimen colonial cuyo ¨²nico ¨¦xito ahora es matar ni?os. Los felicitamos por ese gran logro para la democracia y la civilizaci¨®n, para Occidente, para Estados Unidos, para Francia, para el Reino Unido, para Alemania¡¡±.
¡°Yo puedo verme a m¨ª mismo en Latinoam¨¦rica¡±
¨DSu poes¨ªa es elogiada por Zurita, muchos de sus libros en espa?ol han sido editados en Latinoam¨¦rica, ahora est¨¢ en Colombia como invitado¡ ?hay un v¨ªnculo especial entre esta regi¨®n y Palestina?
¨DAm¨¦rica Latina es un continente con el que podemos hablar y tenemos m¨¢s en com¨²n. Yo puedo verme a m¨ª mismo en Latinoam¨¦rica. Puedo tener una conversaci¨®n con intelectuales, escritores, poetas, gente com¨²n de Latinoam¨¦rica, porque aqu¨ª se sabe lo que es el colonialismo y la injusticia.
El poeta saluda la posici¨®n que ha tomado el Gobierno de Colombia, en cabeza de Gustavo Petro, al se?alar los excesos del Estado de Israel en Gaza y al haber llamado a consultas a su embajadora en Tel Aviv. ¡°Creo que es un buen paso y espero que un pa¨ªs como Colombia siga haci¨¦ndolo. Hoy conocemos el lugar en la historia que tienen los que cooperaron con los nazis y con los fascistas. Con Israel es lo mismo: es cuesti¨®n de tiempo¡±.
La situaci¨®n en Gaza ha motivado manifestaciones en contra de los excesos de Israel. Esas protestas, dice Darwish, son una ¡°manifestaci¨®n de la conciencia humana¡±, y las agradece. Sin embargo, anima para que vayan a m¨¢s: ¡°Lo que m¨¢s se necesita es acci¨®n pol¨ªtica. La gente debe presionar a sus pol¨ªticos¡±. Y propone que, como en la ¨¦poca del apartheid en Sud¨¢frica, haya un boicoteo, esta vez pol¨ªtico, econ¨®mico y cultural, contra Israel. El poeta, por su parte, seguir¨¢ llevando las palabras con que antes compon¨ªa versos a las p¨¢ginas del suplemento cultural que dirige y que ahora dedica a contar al mundo la situaci¨®n de su pa¨ªs y de su gente. Esa, para un hombre obsesionado con la acci¨®n y con ser ¨²til desde su trabajo con las letras, se ha convertido en la mejor trinchera.
Suscr¨ªbase aqu¨ª a la newsletter de EL PA?S sobre Colombia y aqu¨ª al canal en WhatsApp, y reciba todas las claves informativas de la actualidad del pa¨ªs.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.