Petro denuncia corrupci¨®n en el Ej¨¦rcito por el robo a gran escala de balas, lanzagranadas y misiles
El presidente sostiene que dos inspecciones t¨¦cnicas de su Gobierno han descubierto en dos cuarteles la falta de un armamento que ha acabado en redes de contrabando
Calado con la gorra con la que ahora va a todas partes y que proyecta la imagen de un comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, que lo es, Gustavo Petro no ha dudado este martes en denunciar un caso gigantesco de supuesta corrupci¨®n en el Ej¨¦rcito colombiano. El presidente ha sostenido en una rueda de prensa en la Casa de Nari?o, la residencia del mandatario, que dos inspecciones llevadas a cabo por su Gobierno han descubierto el robo a gran escala de balas, lanzagranadas y misiles.
¡°Uno de los ejes consiste en separar la Fuerza P¨²blica de cualquier asociaci¨®n criminal. La pol¨ªtica de cero corrupci¨®n es esencial para contribuir a la tranquilidad, la convivencia y la construcci¨®n misma de la naci¨®n. Dentro de esta pol¨ªtica de lucha contra la corrupci¨®n se realizaron dos labores propias de inspecci¨®n. Una hecha en Tolemaida y otra en la Brigada 10 para ver los inventarios de armas y explosivos. Para ver qu¨¦ est¨¢ all¨ª y si se les ha dado uso¡±, explic¨® Petro. Despu¨¦s, ley¨® un inventario con el armamento faltante, que sumar¨ªa m¨¢s de un mill¨®n entre municiones, explosivos y dem¨¢s artiller¨ªa.
La teor¨ªa del Gobierno -tambi¨¦n la m¨¢s obvia y plausible- es que esas armas han acabado en el mercado de contrabando. Esta acusaci¨®n directa en boca de Petro tiene una enorme repercusi¨®n. El Ej¨¦rcito colombiano, tras d¨¦cadas de lucha contra las guerrillas, tiene en gran parte de sus miembros una mentalidad anticomunista y antisubversiva que se fortaleci¨® con el uribismo, en la filtraci¨®n de un pensamiento pol¨ªtico externo que solo se puede comparar a lo que ocurri¨® con el chavismo en los cuarteles. La llegada de Petro a la Presidencia fue vista con recelo por esa parte de las fuerzas armadas. Durante dos d¨¦cadas, el uribismo -el movimiento del expresidente ?lvaro Uribe- limit¨® la figura de Petro al de un exguerrillero que se hab¨ªa enfrentado a los propios militares. El ahora presidente milit¨® en el M-19, pero dur¨® menos de una d¨¦cada, nunca jug¨® un papel relevante ni fue un verdadero hombre de armas. Su vida la marca mucho m¨¢s la pol¨ªtica, a la que se ha dedicado durante 30 a?os con un discurso a favor de la paz. Sin embargo, prevalec¨ªa entre ellos la idea de que era un hombre violento, un terrorista, un enemigo de Colombia.
Ese concepto inoculado con toneladas de propaganda a los uniformados no solo afect¨® a la tropa, sino tambi¨¦n a los altos mandos. En un criticado acto el comandante del Ej¨¦rcito colombiano, el general Eduardo Zapateiro, el representante del ala m¨¢s dura y guerrerista de las Fuerzas Armadas, renunci¨® a su cargo un mes antes de la toma de posesi¨®n de Petro para no tener que caminar a su lado. El mensaje era claro: Petro era un intruso que hab¨ªa usurpado el poder. No importaban las urnas ni el ejercicio democr¨¢tico que implic¨® la posibilidad de que una izquierda que hist¨®ricamente hab¨ªa estado al margen de las instituciones pudiera integrarse en el sistema. Zapateiro escribi¨® despu¨¦s un libro que refleja un pensamiento reduccionista. El caso es que ese abismo que hab¨ªa entre el gobernante y los uniformados se ha ido reduciendo a medida que transcurre el mandato presidencial, y apenas se han presentado episodios de confrontaci¨®n.
Petro y el ministro de Defensa, Iv¨¢n Vel¨¢squez -uno de los ministros m¨¢s s¨®lidos de un Gobierno que tiende a ser cambiante-, han tratado de imponer en un enfoque basado en la paz y los derechos humanos que contrasta con la antigua mentalidad b¨¦lica, y que se nutre de intensos semejantes en Gobiernos anteriores. De todos modos, despu¨¦s de d¨¦cadas de enfrentamiento interno, el Ej¨¦rcito goza de mucha autonom¨ªa y no permite demasiadas injerencias, pese a que ha perdido algo de la independencia que tuvo por d¨¦cadas, cuando la idea de un ministro civil parec¨ªa una herej¨ªa. Este caso que ahora Petro pone sobre la mesa -del que todav¨ªa no hay documentos detallados ni explicitados a la prensa- cuestiona de forma directa la gesti¨®n de los cuarteles. La corrupci¨®n castrense no es nueva, pero usualmente ha estado protegida por discursos altisonantes y patri¨®ticos envueltos en banderas.
La denuncia se produce despu¨¦s de un suceso que puede afectar al Gobierno. El lunes, nueve integrantes del ej¨¦rcito murieron en un accidente de helic¨®ptero en el sur del departamento de Bol¨ªvar. En el Mi-17 viajaban un mayor, un teniente, dos sargentos, dos cabos y tres soldados. Petro y Vel¨¢squez lamentaron la muerte de los uniformados. La oposici¨®n acus¨® al Gobierno de descuidar el mantenimiento de las aeronaves de fabricaci¨®n rusa, el Gobierno explica que esta en particular hab¨ªa sido revisada recientemente y estaba al d¨ªa.
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