Las agresiones del Esmad despu¨¦s de 2021: las amenazas llevan al exilio a la familia de una v¨ªctima de violencia ocular
Sara C¨¢rdenas perdi¨® un ojo durante el paro nacional. La Fiscal¨ªa imput¨® cargos al polic¨ªa presuntamente responsable, pero la Justicia Penal Militar intenta asumir el caso
Sara C¨¢rdenas ten¨ªa 18 a?os. Sali¨® de casa esa noche para ir por un helado con su mam¨¢, Sandra P¨¦rez, en su barrio de la localidad de Suba, en Bogot¨¢. Unas horas despu¨¦s, una agresi¨®n de la Polic¨ªa cambi¨® su vida para siempre. Era el 5 de mayo de 2021 y las protestas del Paro Nacional estaban en pleno apogeo en Colombia. Decenas de miles de ciudadanos llevaban semanas manifest¨¢ndose en contra de la reforma tributaria del entonces presidente de derechas, Iv¨¢n Duque. Entre la resistencia de los manifestantes y la brutal represi¨®n de la Polic¨ªa, zonas de numerosas ciudades se hab¨ªan convertido en campos de batalla llenos de humo, choques, vandalismo, gases lacrim¨®genos. En Suba hab¨ªa varios puntos azotados por la violencia. Pero Sara y su mam¨¢ no ten¨ªan nada que ver con eso. Ellas solo fueron por un helado.
Alrededor de las 11, seg¨²n relat¨® Sandra a la Justicia el pasado 20 de mayo, las dos mujeres llegaron al Centro Comercial Plaza Imperial, a pocos minutos de su casa. Estaba cerrado. Las calles aleda?as, repletas de manifestantes. Madre e hija pararon para observar la escena. ¡°Nos quedamos viendo las protestas pac¨ªficamente, fuimos espectadoras¡±, recuerda Sandra. Todo pas¨® a ser peligroso en cuesti¨®n de segundos. Sandra cuenta que los c¨¢nticos de los participantes fueron interrumpidos por artefactos lanzados por la Polic¨ªa. Las calles se llenaron de gases lacrim¨®genos. Hab¨ªa humo y caos por todos lados. Sara y Sandra se asustaron. Decidieron correr.
Siguieron un camino hacia otro centro comercial, Alpaso Plaza. De alguna manera terminaron atrapadas en un callej¨®n. Estaban rodeadas por dos cl¨ªnicas dentales y por choques entre los manifestantes y el Escuadr¨®n M¨®vil Antidisturbios (ESMAD), el criticado cuerpo de la Polic¨ªa que encabez¨® la represi¨®n de las protestas. No hab¨ªa salida. No quedaba otra que esperar. ¡°Qued¨¦ paralizada pensando que la Polic¨ªa iba a perseguir a las personas que estaban protestando¡±, cuenta Sandra. Pero dice que no fue as¨ª. ¡°[Tres agentes] quedaron parados en frente m¨ªo¡±, contin¨²a. Los uniformados, bajo el mando del intendente Luis Fernando Guavita Moreno, empezaron a insultar a las dos mujeres. ¡°Maldita perra, v¨¢yase para su casa y ll¨¦vese a su perrita¡±, le gritaron, seg¨²n relat¨® Sandra a Amnist¨ªa Internacional.
En ese momento empezaron los hechos que tienen a Guavita en un juicio penal por tres delitos, incluyendo tentativa de homicidio. Uno de los polic¨ªas sac¨® un arma ¡°negra larga y boquilla ancha¡±, de acuerdo con la acusaci¨®n de la Fiscal¨ªa en contra del intendente. Les dijo que se fueran. Antes de que tuvieran tiempo para huir, les dispar¨®. Sandra cree que el arma estaba cargada de balas de goma. Justamente, durante las protestas de 2019 y 2021, los polic¨ªas del ESMAD usaron ¡°munici¨®n menos letal¡±, pero no inane. Una de ellas, de otro tipo, fue la que mat¨® a Dilan Cruz en noviembre de 2019 e incendi¨® al pa¨ªs. Sandra tuvo esa noche 11 impactos en casi todo el cuerpo: el ojo, el cuello, el seno, la costilla, el est¨®mago, la vagina, la pelvis. Sara fue herida a¨²n peor. Recibi¨® un impacto de bala en el ojo izquierdo. Nunca m¨¢s volvi¨® a ver a trav¨¦s de ese ojo.
Por estos hechos, la Fiscal¨ªa imput¨® cargos a Guavita el 25 de agosto de 2023. Adem¨¢s de tentativa de homicidio, le acusa de abuso de autoridad por acto arbitrario y lesiones personales con incapacidad para trabajar. De acuerdo con el ente acusador, el comportamiento de los polic¨ªas liderados por el intendente caus¨® que Sandra recibiera una incapacidad de 15 d¨ªas.
Un m¨¦dico determin¨® que a Sara el disparo le gener¨® una ¡°deformidad f¨ªsica que afecta el rostro de car¨¢cter permanente y perturbaci¨®n funcional de ¨®rgano de la visi¨®n de car¨¢cter permanente¡±. El doctor ten¨ªa raz¨®n: su t¨ªa Ingrid P¨¦rez cuenta a El PA?S que un cirujano extrajo en octubre de 2023 el ojo izquierdo de Sara. Lo reemplaz¨® con una pr¨®tesis. Como ella, al menos 103 personas perdieron uno de sus ojos entre abril y junio de 2021 durante las manifestaciones contra el Gobierno de Duque, seg¨²n la ONG Temblores.
Las amenazas
Madre e hija alegan que el abuso policial no termin¨® esa noche, con ellas cubiertas de sangre, tiradas en la calle bogotana. Apenas era el comienzo. Al ver que estaban gravemente lesionadas, varios transe¨²ntes las auxiliaron. Las subieron a un taxi que las llev¨® a un centro m¨¦dico cercano. Los polic¨ªas no las dejaron ir en paz. Sandra asegura que dos agentes del ESMAD, empu?ando sus armas, las persiguieron hasta la cl¨ªnica, donde finalmente desaparecieron. Volver¨ªan a aparecer una y otra vez las siguientes semanas.
Al d¨ªa siguiente, Sara fue operada del ojo en el Hospital Sim¨®n Bol¨ªvar. Mientras se recuperaba, su mam¨¢ se encarg¨® de llevarla de cita m¨¦dica en cita m¨¦dica y de poner todas las denuncias posibles. ¡°Denunci¨¦ ante la Fiscal¨ªa, la Procuradur¨ªa, la Contralor¨ªa, la Defensor¨ªa del Pueblo, la ONU, la Comisi¨®n Interamericana de Derechos Humanos (CIDH)¡±, asegur¨® el pasado 20 de mayo ante un juez de la Justicia Penal Militar. Tambi¨¦n habl¨® con algunos de los noticieros m¨¢s importantes de Colombia. Ante la brutalidad de la historia, el caso se hizo viral. Seg¨²n Sandra, a varios agentes de la Polic¨ªa eso no les agrad¨®.
Dice que empez¨® a recibir amenazas casi diarias. ¡°Cuando llevaba a mi hija a controles, a otra cirug¨ªa o a Medicina Legal, la Polic¨ªa siempre estaba presente tom¨¢ndonos fotos. Rondaba nuestra casa 24 horas¡±, record¨® en la diligencia judicial. Tambi¨¦n asegur¨® que la llamaban constantemente desde n¨²meros privados: ¡°Si segu¨ªa hablando me matar¨ªan y me dejar¨ªan la boca llena de moscas. Dec¨ªan que ya sab¨ªan que ten¨ªa una hija menor y sab¨ªan d¨®nde era mi casa, que violar¨ªan a mi hija menor. Que a la otra hija le sacar¨ªan el otro ojo. Que me quedara callada. Que ya sabe c¨®mo mueren los sapos¡±.
Asustada, le solicit¨® protecci¨®n a la Fiscal¨ªa. Unos d¨ªas m¨¢s tarde, un polic¨ªa apareci¨® en la puerta de su casa y le pidi¨® que firmara un documento, presuntamente porque era el encargado de brindarle seguridad. Sin embargo, Sandra cuenta que lo revis¨® y encontr¨® que el documento no era una medida de protecci¨®n en contra de los polic¨ªas, sino que daba protecci¨®n por violencia intrafamiliar. La mujer ray¨® la hoja y expuls¨® al uniformado de su casa. Las amenazas siguieron.
Hab¨ªan pasado casi dos meses y Sandra todav¨ªa recib¨ªa mensajes intimidantes por redes sociales: ¡°Nos insultaban. Nos dec¨ªan terroristas, v¨¢ndalas¡±, declar¨® ante el juez. Una noche, mientras estaba viendo televisi¨®n con sus dos hijas, dice que les apuntaron con un l¨¢ser desde la calle. Entraron en p¨¢nico y se protegieron en el piso. Sandra llam¨® al portero de su edificio, quien le dijo que no hab¨ªa nadie afuera. Pocos d¨ªas despu¨¦s, alguien rompi¨® los vidrios de su apartamento. Fue la gota que derram¨® el vaso. Sandra y sus hijas no pod¨ªan m¨¢s. Decidieron irse de Colombia.
La huida
El 18 julio de 2021, dos meses y medio despu¨¦s de la agresi¨®n, Sandra, Sara y su hermana menor se subieron a un taxi rumbo a su nueva vida. Alegan que un carro azul y una moto las persiguieron durante el viaje al aeropuerto. En el camino, pararon en la casa de Ingrid, t¨ªa de las ni?as. Sandra dej¨® all¨ª un computador con toda la informaci¨®n de las m¨²ltiples denuncias que hab¨ªa hecho. Horas m¨¢s tarde, estaban en un avi¨®n direcci¨®n a Europa, donde, tras pedir estatus de refugiadas, siguen hoy. Ingrid ahora pas¨® a ser la amenazada.
En entrevista telem¨¢tica con este diario, ella cuenta que empez¨® en octubre de ese a?o a investigar el caso. Se dedic¨® a recoger videos, testimonios y documentos. Dos meses despu¨¦s, en diciembre, present¨® sus hallazgos en un evento organizado por Amnist¨ªa Internacional en la Universidad de los Andes, en Bogot¨¢. Asegura que cuando iba saliendo, un hombre la par¨® y le amenaz¨® de muerte: ¡°Calladita se ve m¨¢s bonita. ?O es que se quiere morir?¡±. Su vida nunca volvi¨® a ser igual.
Dice que se encerr¨® en su casa durante meses. Que recib¨ªa llamadas muy parecidas a las que le hac¨ªan a su hermana. Que agentes de la Polic¨ªa llegaron a su casa seis veces con el pretexto de hacerle firmar documentos relacionados con el caso. Que sufr¨ªa ataques de p¨¢nico. Que no aguantaba lo que estaba viviendo. Que estaba llena de miedo cuando, el 12 de julio de 2022, hizo lo mismo que hab¨ªa hecho un a?o antes su hermana: huy¨® de Colombia con su hijo de 11 a?os y pidi¨® auxilio en Europa. Ahora eran cinco las que hab¨ªan salido de Colombia por las amenazas de la Polic¨ªa. Todas siguen hoy all¨ª. Y quieren que se haga justicia.
Los casos
En este momento existen dos casos abiertos en la Justicia por lo que les pas¨® a Sara y a Sandra. Uno est¨¢ en la Justicia ordinaria, ya bastante avanzado. El Juzgado 52 penal del circuito de Bogot¨¢ ha aceptado la imputaci¨®n de cargos que hizo la Fiscal¨ªa contra el intendente Guavita. La audiencia preparatoria del juicio estaba agendada para el 29 de abril, pero se aplaz¨® al 22 de agosto.
El otro est¨¢ en la Justicia Penal Militar, y aunque est¨¢ mucho m¨¢s atrasado, le preocupa a la familia por la posibilidad de que termine primando entre los dos. Documentos legales revelan que esa jurisdicci¨®n inici¨® el caso apenas el 6 de octubre de 2023, cuando la Justicia ordinaria ya hab¨ªa acusado a Guavita. Seg¨²n Ingrid y la abogada del consultorio jur¨ªdico de la Universidad de los Andes que representa a Sara y a Sandra, Diana Mateus, la Justicia Penal Militar avanza sin que las v¨ªctimas se lo pidieran. Las mujeres temen que el objetivo sea asumir la competencia y ¡°desestimar el caso¡±. Efectivamente, seg¨²n El Espectador, el pasado 8 de marzo el Juzgado 186 de Instrucci¨®n Penal Militar y Policial pidi¨® al juez de la Justicia ordinaria que lo pasara a la Penal Militar. All¨ª todav¨ªa est¨¢ en indagaci¨®n preliminar, la primera fase del procedimiento. Sandra dio sus primeras declaraciones all¨ª el pasado 20 de mayo.
Por videollamada, Ingrid afirma que han sido a?os muy dif¨ªciles, especialmente para Sara. M¨¢s de tres a?os despu¨¦s de la agresi¨®n, ella sigue yendo a terapia: ¡°Est¨¢ tratando de entender qu¨¦ es vivir sin un ojo y con una pr¨®tesis¡±. Sin embargo, ha seguido adelante pese a todo: vive sola, ha aprendido un idioma nuevo y est¨¢ estudiando premedicina en la Universidad.
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