Serpientes gigantes y figuras humanas al borde del r¨ªo: descifrando el misterio de los grabados rupestres monumentales del Orinoco
Una investigaci¨®n registra a detalle m¨¢s de 150 sitios de arte rupestre entre Colombia y Venezuela. Se trata de una nueva mirada a los grupos humanos que habitaron Am¨¦rica hace miles de a?os

Los grabados gigantes que se abren paso a lo largo del curso del Orinoco, el tercer r¨ªo m¨¢s caudaloso del mundo y el que delinea la frontera entre Colombia y Venezuela, representan uno de los mayores misterios de la arqueolog¨ªa en Latinoam¨¦rica. Tallados en piedras de granito hace miles de a?os, los motivos que incluyen insectos y formas humanas, son especialmente visibles a la distancia en la zona conocida como los R¨¢pidos de Atures, donde sobresalen a uno y otro lado del r¨ªo. Un nuevo estudio sugiere que estos grabados monumentales fungieron como una especie de fronteras culturales que alertaban de la presencia de distintos grupos humanos en el Orinoco Medio.
Natalia Lozada Mendieta, antrop¨®loga colombiana especializada en historia del arte y coautora de la investigaci¨®n publicada a inicios de junio en la prestigiosa revista Antiquity, se emociona al describir la regi¨®n que lleva casi una d¨¦cada estudiando: ¡°Es un r¨ªo que merece respeto, es realmente gigante, poderoso. Cuando uno va en lancha a veces no se ve la frontera, ni las orillas¡ las monta?as que lo rodean son monumentales. Uno se siente muy peque?o¡±, explica en una entrevista por videollamada con este diario. Lozada, investigadora de la Universidad de Los Andes (Colombia), ha recorrido desde 2015 una zona de poco m¨¢s de 100 kil¨®metros de largo del curso del r¨ªo. Es un ¨¢rea que, del lado colombiano, se extiende desde la ciudad de Puerto Carre?o, al norte, hasta el Raudal de Maipures, en el Parque Nacional El Tuparro, al sur. En esos 100 kil¨®metros se concentran la mayor¨ªa de grabados monumentales.
Una frontera cultural
El equipo en el que trabaja Lozada ha registrado 157 sitios con grabados en roca, incluyendo 13 que definen como monumentales, tanto por sus dimensiones ¡ªsuperan los cuatro metros de alto¡ª, como por su ubicaci¨®n, seleccionada minuciosamente por sus autores para que fueran vistos a la distancia por quienes navegaban por el r¨ªo. Los motivos son diversos y van desde mam¨ªferos, reptiles e insectos, hasta figuras humanas y algunas formas geom¨¦tricas.
Sin embargo, fue la representaci¨®n de ciempi¨¦s gigantes y serpientes, repetida con mayor frecuencia en los grabados de mayor tama?o, lo que llam¨® poderosamente la atenci¨®n de los arque¨®logos. ¡°Son animales que no se comen, que parecen ser depredadores y son amenazantes para la supervivencia del ser humano en esta regi¨®n¡±, explica Lozada tras enumerar distintos sitios en ambos lados del Orinoco donde se repite este motivo.
Tras analizar el significado de las serpientes en los grupos que actualmente habitan la zona, en especial a partir de la cosmovisi¨®n de los piaroa, un pueblo ind¨ªgena con una poblaci¨®n de 15.000 personas que habitan el noroeste del Estado Amazonas, en Venezuela, el equipo desliza una sugerente hip¨®tesis: hace miles de a?os, en un ¨¢rea multi¨¦tnica donde coincid¨ªan hasta siete grupos que hablaban lenguas distintas, los grabados de boas o anacondas funcionaban como un marcador territorial, una especie de frontera que expresaba identidad y delimitaba las tierras. ¡°La serpiente forma parte de sus mitos fundacionales y se utiliza tambi¨¦n para demarcar el territorio, marcar fronteras¡±, asegura Lozada. ¡°Pensamos que puede ser que precisamente se use como un aviso gigantesco, una alerta que utilizaron de alguna manera para delimitar fronteras culturales en la regi¨®n¡±, explica la antrop¨®loga, no sin antes precisar la necesidad de continuar con la investigaci¨®n para confirmar si se trata de un patr¨®n consistente en regiones m¨¢s remotas al r¨ªo.
Una gran autopista y punto de intercambio
Aunque el grabado m¨¢s grande, una serpiente de poco m¨¢s de 42 metros de largo, se ubica en Cerro Pintado (Venezuela) y ha sido documentado desde hace m¨¢s de un siglo, los hallazgos se han multiplicado recientemente del lado colombiano, una regi¨®n menos explorada que su contraparte venezolana, confirmando una de las sospechas iniciales que motiv¨® la investigaci¨®n: los R¨¢pidos de Atures fung¨ªan como un gran centro de intercambio comercial y una ruta cardinal de viaje desde la prehistoria.

Se trata de un lugar habitado desde hace al menos 10.000 a?os por grupos de cazadores-recolectores, que dejaron rastros a trav¨¦s del arte rupestre y la cer¨¢mica hallada en distintos puntos de la zona. ¡°Lo que encontramos es que no solo era un punto, sino que el r¨ªo en s¨ª mismo es esta gran autopista con varios puntos de encuentro y lugares de arte monumental¡±, explica con entusiasmo la arque¨®loga. ¡°Cuando pens¨¢bamos que hab¨ªa solo uno en Venezuela, nos encontramos con un mont¨®n m¨¢s, una gran tradici¨®n de arte rupestre monumental que est¨¢ pensada para un p¨²blico amplio, para todos los que pasaban por esta gran autopista¡±.
Gracias a la dificultad geogr¨¢fica que entra?a recorrer el r¨ªo, se trata de un territorio infranqueable que jam¨¢s fue conquistado por espa?oles o portugueses tras su llegada a Am¨¦rica. En su lugar, explica Lozada, ¡°hab¨ªa grupos especialmente de habla arawak y carib, que seguramente son responsables de la relaci¨®n de este tipo de arte rupestre monumental¡±.
Lozada es enf¨¢tica cuando explica que no se trata de un descubrimiento, sino de un ¡°esfuerzo por tratar de visibilizar, registrar y sistematizar¡± el arte rupestre de la regi¨®n, en el que cuentan con la invaluable gu¨ªa de los locales, quienes conocen y protegen estos sitios. ¡°Esto es algo colaborativo y ellos son parte del equipo de investigaci¨®n¡±, a?ade. La intenci¨®n de la arque¨®loga y sus colegas es que todos los sitios sean reconocidos y protegidos, tanto por las autoridades colombianas como por las venezolanas: ¡°Esperamos que lo hagan en colaboraci¨®n con las comunidades locales, quienes hasta ahora han sido sus custodios y los que le han protegido¡±.
Arqueolog¨ªa hecha en Latinoam¨¦rica
La investigaci¨®n de Lozada y sus colegas se suma a una incipiente lista de hallazgos arqueol¨®gicos in¨¦ditos en Latinoam¨¦rica que, desde la perspectiva de la historiadora del arte, contribuye a cambiar la narrativa europea que ha delineado el estudio de la prehistoria, especialmente en lo que respecta al arte rupestre y sus manifestaciones. A las archiconocidas representaciones de mamuts y bisontes, conservadas en sitios ic¨®nicos como las cuevas de Lascaux (Francia) o Altamira (Espa?a), se suman las serpientes, ciempi¨¦s, aves y otros animales propios de Sudam¨¦rica que aparecen en los grabados al margen del Orinoco, ampliando tanto la comprensi¨®n de las manifestaciones art¨ªsticas prehist¨®ricas, como el conocimiento de los grupos humanos que habitaron Am¨¦rica desde hace miles de a?os: ¡°Aqu¨ª el tipo de interacci¨®n es distinta, tiene un significado diferente y m¨¢s que hacer una representaci¨®n ecol¨®gica de lo que los rodea y los ecosistemas de los que hacen parte, nos habla de un pensamiento amerindio profundo, de las mitolog¨ªas, de la forma de relacionarse con el paisaje y las identidades culturales¡±, explica Lozada. ¡°La historia del arte s¨ª es muy euroc¨¦ntrica y estamos cambiando esa narrativa¡±.

Suscr¨ªbase aqu¨ª a la newsletter de EL PA?S sobre Colombia y aqu¨ª al canal en WhatsApp, y reciba todas las claves informativas de la actualidad del pa¨ªs.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
