El enfoque de g¨¦nero sigue pendiente en la econom¨ªa del cuidado
La carga que tienen millones de ni?as afecta sus estudios y recorta sus futuras oportunidades laborales
Hace 10 a?os, Marta Castro Mart¨ªnez y sus dos hermanos entendieron que su mam¨¢ iba a necesitar un cuidado especial por el resto de su vida. Unos a?os m¨¢s tarde lleg¨® la pandemia y Marta, quien viv¨ªa en Per¨², regres¨® a Colombia a vivir sola con su madre. Mientras trabajaba desde su casa, tambi¨¦n atend¨ªa a quien le hab¨ªa dado la vida, le hac¨ªa los ejercicios, preparaba sus comidas, la entreten¨ªa. Esa suma de sus responsabilidades la llevaron a tener un burnuot. ¡°Me sentaba al computador y no pod¨ªa leer ni escribir¡±, recuerda Marta.
Renunci¨® a su trabajo. Como abogada que trabaja en derechos humanos, entendi¨® que deb¨ªa llevar el tema del cuidado a un espacio m¨¢s amplio que su casa. Por eso fund¨®, con Ana Mar¨ªa Henao y Mariana L¨®pez, la organizaci¨®n Cuidando a Violeta, con la cual promueven e investigan el reconocimiento y la garant¨ªa del derecho al cuidado.
Este derecho, de acuerdo con Castro, tiene dos caras. Una es el derecho de cuidar en condiciones dignas, es decir, remunerado y con todos los derechos laborales; la otra es el derecho a ser cuidado y al autocuidado. ¡°El derecho al cuidado est¨¢ siendo debatido en este momento en la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que debe emitir un concepto por una opini¨®n consultiva solicitada por Argentina. Los que se ha dicho en esa audiencia es que el cuidado existe en est¨¢ndares de derechos humanos¡±, explica la abogada.
El enfoque de g¨¦nero
Cuidando a Violeta estudi¨® 22 sentencias de la Corte Constitucional, emitidas desde el 2014 al 2024, en las que desarrolla el derecho al cuidado. En ellas, seg¨²n la organizaci¨®n, la Corte no aplica el enfoque de g¨¦nero al momento de de definir en qui¨¦n recae la responsabilidad del cuidado. ¡°En sus fallos, la Corte establece que es la familia, lo que en la pr¨¢ctica se traduce en que son las mujeres y las ni?as las que se dedican al cuidado¡±, explica Marta Castro.
Efectivamente, las cifras reflejan que la carga de este tipo de labores recae en las mujeres. Un an¨¢lisis realizado por el grupo de investigaci¨®n de g¨¦nero de econom¨ªa de la Facultad de Econom¨ªa de la Pontificia Universidad Javeriana y sustentado en estad¨ªsticas del Departamento Administrativo Nacional de Estad¨ªstica (DANE), muestra que 8 de cada 10 mujeres de entre los 10 y los 17 a?os dedican por lo menos parte de su tiempo a trabajo dom¨¦stico o a trabajo de cuidado no remunerado en el hogar, mientras que en el caso de los hombres este indicador es de 6 de cada 10.
Seg¨²n la encuesta de calidad de vida del mismo DANE, para 2023 el 66,7 % de las mujeres de 12 a 17 a?os hacen oficios del hogar y de, estas, 1 de cada 10 no est¨¢ estudiando. En cambio, en los hombres, el porcentaje que se dedica a oficios del hogar es del 53,1%. Y, en la misma encuesta, aparece que el 61% de las ni?as matriculadas en grados sexto a once se encarga de cuidados del hogar, frente al 39% de los hombres en el mismo nivel de estudio.
Johanna G¨®mez Castro, project manager del grupo de investigaci¨®n de g¨¦nero de econom¨ªa, explica que una de las conclusiones de su an¨¢lisis de estas cifras es que la carga de la econom¨ªa del cuidado sobre las mujeres afecta incluso a las generaciones m¨¢s j¨®venes. ¡°Existe una deserci¨®n escolar en las ni?as porque muchas hacen tareas dom¨¦sticas, bien sea porque cuidan a sus hermanitos o porque tienen que ayudar a sus mam¨¢s, sus abuelas o sus t¨ªas. Muchas veces esas tareas impiden que ellas puedan continuar en su vida estudiantil¡±. Encuentra que el cuidado del hogar sigue siendo ¡°un rol muy feminizado¡±. ¡°Las tareas dom¨¦sticas siguen siendo de ni?as o de mujeres¡±, concluye.
Eso crea un c¨ªrculo vicioso. Cuando estas ni?as crecen, esa falta de estudios limita sus oportunidades laborales, por lo que muchas de ellas se dedican a trabajos de cuidado en hogares, en los que muchas veces no se les paga lo justo ni se les reconocen sus derechos laborales, o terminan cuidado a sus hermanos, padres y abuelos. Como lo explica G¨®mez Castro, ¡°estas ni?as terminan siendo cuidadoras en el largo plazo, y renuncian a sus sue?os y a sus proyectos¡±.
Esta falta de oportunidades y de estudio se ve tambi¨¦n reflejado en las cifras que analiz¨® la Universidad Javeriana, pues encontraron que entre las adolescentes que se encargan de oficios del hogar es usual que est¨¦n dos o tres grados m¨¢s atr¨¢s del ideal para sus edades.
Seg¨²n la investigadora de la Javeriana, si se incorporara la econom¨ªa del cuidado a las cuentas nacionales, aportar¨ªa el 20% del Producto Interno Bruto. En Colombia existen cerca de 16 millones de personas que necesitan cuidado, sumando cerca de 10 millones de ni?os y ni?as, alrededor de 2,8 millones de personas con discapacidad y las personas mayores de 65 a?os. Para ese gran universo, solo trabajan como cuidadoras pagas cerca de 3,4 millones de personas, de las que un 76% son mujeres. Es notorio el desbalance entre la oferta y la demanda. ¡°Visibilizar estos n¨²meros hace que generemos alertas de qu¨¦ podr¨ªan hacer los gobiernos, nacional o local, para atender a esta poblaci¨®n. Por ejemplo, c¨®mo suministrar el dispositivo que necesite una persona con discapacidad, para tener una mejor calidad de vida¡±, afirma G¨®mez. ¡°Permite pensar c¨®mo recompensar a quienes cuidan, y c¨®mo las pol¨ªticas p¨²blicas tienen que estar pensadas para ayudar a estas personas que quieren estudiar y que no lo hicieron por esa obligaci¨®n, o c¨®mo darles salud a quienes dedicaron su vida a cuidar a sus familiares y la descuidaron por completo¡±.
Los primeros pasos
En los ¨²ltimos a?os, la econom¨ªa del cuidado se ha empezado a hacer notar en Colombia, y ya se han dado algunos pasos para darle un enfoque de g¨¦nero. El Gobierno ha anunciado un documento CONPES, que los expertos en el ¨¢rea esperan con ansias. ¡°Tiene como prop¨®sito sentar las bases para dise?ar una pol¨ªtica p¨²blica transformadora de g¨¦nero, que ubique a las mujeres y al cuidado en el centro de los sistemas sociales, econ¨®micos, migratorios y laborales¡±, explica un documento de recomendaciones para ese marco de pol¨ªtica p¨²blica, elaborado por Estudio Plural en colaboraci¨®n con el Banco Interamericano de Desarrollo.
En marzo de este a?o, se reunieron en la Universidad Nacional distintas organizaciones que trabajan en la econom¨ªa del cuidado para recopilar experiencias y aportar en este documento.
G¨®mez Castro explica que ya existen mesas del cuidado, donde se estudia el tema, en Bogot¨¢, Medell¨ªn, Cali, Bucaramanga, Putumayo y Buenaventura. Tambi¨¦n existe el Sistema Nacional del Cuidado, que pas¨® a formar parte del nuevo Ministerio de la Igualdad. La vicepresidenta y ministra Francia M¨¢rquez ha mostrado inter¨¦s por el tema, sobre todo pensando en el cuidado al interior de las comunidades menos favorecidas del pa¨ªs. Y Bogot¨¢ desarroll¨® en la Alcald¨ªa de Claudia L¨®pez las reconocidas manzanas del cuidado.
Por su parte, miembros del despacho de la magistrada Natalia ?ngel, de la Corte Constitucional, han explicado a Cuidando a Violeta que, desde 2023, ese tribunal ha buscado darle un giro a su jurisprudencia sobre el derecho al cuidado para darle un enfoque de g¨¦nero. Paso a paso, el Estado le va dando a la econom¨ªa del cuidado y su impacto sobre las mujeres el espacio que demandan.
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