Las disidencias amenazan el hito hist¨®rico de Petro en la lucha contra la deforestaci¨®n
Las 79.000 hect¨¢reas de bosques perdidos en 2023 son la cifra m¨¢s baja desde que se llevan registros
Colombia se apunt¨® esta semana un hito hist¨®rico en la lucha contra la deforestaci¨®n al reportar las cifras anuales de perdida de bosques m¨¢s bajas desde que se llevan registros, menos de 80.000 hect¨¢reas en 2023. Pero no se conf¨ªa. La crisis en los di¨¢logos con las divididas disidencias de la extinta guerrilla de las FARC, en especial, amenaza la posibilidad de sostener ese hito en este 2024. Este martes, el Gobierno de Gustavo Petro pone en marcha el quinto ciclo de di¨¢logos con el autodenominado Estado Mayor Central, o al menos con las facciones que a¨²n permanecen en la mesa.
Las 79.256 hect¨¢reas de bosques que se perdieron en 2023 son por mucho la cifra m¨¢s baja de los ¨²ltimos 23 a?os, desde cuando se llevan registros. El Gobierno ha concentrado sus esfuerzos en la regi¨®n amaz¨®nica, concretamente en los cuatro departamentos del llamado arco de deforestaci¨®n ¨CMeta, Putumayo, Caquet¨¢ y Guaviare¨C, con reducciones notables. Como suelen recordar los ambientalistas, de la conservaci¨®n de esos ecosistemas amaz¨®nicos depende, entre muchas otras cosas, la regulaci¨®n del clima y la oferta de agua en la zona andina de Colombia ¨Cy en la propia Bogot¨¢, ahora mismo sometida a racionamientos de agua¨C.
Mientras que su predecesor Iv¨¢n Duque (2018-2022) militariz¨® la pol¨ªtica ambiental, el Gobierno de Petro ha optado por trabajar de la mano de las comunidades en esas regiones duramente golpeadas por el conflicto armado. El actual plan de contenci¨®n de la deforestaci¨®n incluye estrategias como el programa Conservar Paga, que triplic¨® los incentivos para las comunidades que se comprometen con la protecci¨®n de los bosques, explican desde el Ministerio de Ambiente.
¡°Hemos identificado que hay una asociaci¨®n directa entre la paz y el resultado de la deforestaci¨®n, condiciones de paz generan reducci¨®n¡±, destac¨® la ministra de Ambiente, Susana Muhamad, al explicar este lunes las cifras consolidadas, tanto para el pa¨ªs como para la regi¨®n amaz¨®nica. ¡°Es una muy buena noticia, pero definitivamente no podemos decir que la batalla est¨¢ ganada, es un proceso din¨¢mico, seguimos enfrentando las econom¨ªas il¨ªcitas, la inestabilidad de las mesas de negociaci¨®n, la necesidad de seguir consolidando el Estado social de derecho en el territorio, esto no es un proceso de un a?o para otro¡±, a?adi¨® con cautela en su balance.
Persisten las dudas de que ese logro se pueda repetir en este a?o. La propia ministra encendi¨® las alarmas desde abril, al advertir sobre la posibilidad de un pico de p¨¦rdida de bosques de acuerdo con las alertas tempranas del Ministerio para el primer trimestre del a?o. A los temas estacionales y el fen¨®meno de El Ni?o, con sequ¨ªas e incendios que favorecen las quemas de selva, se suman las acciones de las disidencias, que agravan el fen¨®meno de la deforestaci¨®n y por momentos impiden el acceso a las autoridades ambientales.
Los bosques que ocupan casi 60 millones de hect¨¢reas del territorio colombiano nunca han dejado de estar bajo alg¨²n tipo de asedio, con una deforestaci¨®n tradicionalmente empujada por la ganader¨ªa, el acaparamiento de tierras, la miner¨ªa ilegal y los cultivos de coca, entre otras causas. Cuando estaba en armas, la guerrilla de las FARC tend¨ªa a restringir la tala y quema en las ¨¢reas donde operaba, en gran medida porque las tupidas copas de los ¨¢rboles dificultaban que el Ej¨¦rcito identificara sus campamentos desde el aire. Luego de su desarme por cuenta del acuerdo de paz de 2016, la deforestaci¨®n aument¨®, promovida por nuevos y viejos actores armados, a menudo en una feroz competencia entre ellos.
Los actuales esfuerzos para detener la tala en la Amazon¨ªa, el llamado pulm¨®n del mundo, est¨¢n ligados a la b¨²squeda de la paz total con distintos grupos armados ¨C la pol¨ªtica bandera del Gobierno de Petro¨C y a la reforma rural. Los asuntos ambientales ya se abrieron un espacio en las mesas de di¨¢logos de paz. Tambi¨¦n se relacionan con la implementaci¨®n de los aspectos m¨¢s ¡®verdes¡¯ del acuerdo de 2016, que incluyen frenar la frontera agr¨ªcola, reintegrar excombatientes en econom¨ªas rurales sostenibles, los proyectos de sustituci¨®n de cultivos il¨ªcitos o los proyectos de desarrollo rural en los municipios m¨¢s golpeados por la guerra. Pero todos esos prop¨®sitos se ven entorpecidos por las acciones del ahora dividido EMC, el actor armado dominante en los departamentos del arco amaz¨®nico, donde ordena o proh¨ªbe la tala para marcar el ritmo de las negociaciones y presionar al Gobierno.
En los primeros acercamientos, el Gobierno le pidi¨® a las disidencias, entonces encabezadas por Iv¨¢n Mordisco, frenar la tala como un gesto de buena voluntad. El descenso fue notorio entonces. Pero el jefe negociador del Gobierno, Camilo Gonz¨¢lez Posso, reconoci¨® en abril que las facciones encabezadas por Mordisco abandonaron el proceso y sigue negociando con menos de la mitad de las estructuras del EMC. En los departamentos del arco de deforestaci¨®n operan frentes que se mantienen en la mesa, otros que se apartaron e incluso uno ¨Cel frente Carolina Ram¨ªrez, uno de los m¨¢s problem¨¢ticos¨C que est¨¢ dividido al respecto, de acuerdo con un informe de la fundaci¨®n CORE.
Hay que celebrar las cifras del 2023 y reconocer que una parte significativa de la reducci¨®n de tiene que ver con el compromiso del EMC en la mesa de di¨¢logo de parar la deforestaci¨®n en sus zonas, apunta la analista Elizabeth Dickinson, investigadora del International Crisis Group, que ha elaborado varios informes sobre el terreno. La otra cara de la moneda, lamentablemente, es que desde principios de este a?o ya no hay restricciones y ahora s¨ª es posible tumbar bosque, a?ade. ¡°Nuestro temor es que el medio ambiente se vuelva una ficha en la negociaci¨®n entre el EMC y el Gobierno¡±, advierte. Colombia tambi¨¦n debe sellar la paz con la naturaleza.
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