Historia post-electoral
?Qu¨¦ hacer para que Venezuela recupere el tiempo perdido y vuelva de ese a?o 2008 en donde parece haber quedado estancada en todos los sentidos?
Es verdad: por un mero asunto de vecindad, porque no tiene sentido romper relaciones con aquel que comparte tanto con nosotros, fue un absurdo romper con Venezuela en tiempos de Iv¨¢n Duque. Pero no hay duda que ese ejemplo lo deber¨ªan haber seguido muchos pa¨ªses para decirle no claramente a la dictadura de Nicol¨¢s Maduro.
Tambi¨¦n es verdad que en el restablecimiento de las relaciones con Venezuela el Gobierno del presidente Petro fue generoso en exceso. Casi que lo dimos todo sin que el Gobierno de Maduro se comprometiera a mayores cosas. O al menos eso es lo que hemos visto con unas exportaciones fam¨¦licas, un intercambio fronterizo flojo y la permanente desconfianza que hay hacia todo lo que tenga que ver con el Gobierno venezolano, impregnado hasta el tu¨¦tano por la corrupci¨®n y el narcotr¨¢fico.
Digamos que Maduro se va. Queda todo por hacer. Digamos que Maduro se queda. ??l de verdad querr¨¢ hacer algo? Hoy Venezuela no es siquiera una esperanza, sino un borrador de pa¨ªs. Un lugar que poca ilusi¨®n genera en aquellos que se fueron y lo dejaron todo. Un recuerdo para aquellos que alcanzaron a ver otra realidad.
Digamos que Maduro se va. ?C¨®mo devolverle la institucionalidad a un Estado que la ha perdido toda? Por ejemplo, ?qui¨¦n le va a quitar a los militares el control del contrabando que es clave para que en las g¨®ndolas de los supermercados y en las tiendas haya alg¨²n tipo de surtido? ?Estar¨ªan dispuestos los hoy negociantes de uniforme a entregar su generador de riqueza a cambio de apostar a un mejor ma?ana para Venezuela? ?Qu¨¦ hacer para que Venezuela recupere el tiempo perdido y vuelva de ese a?o 2008 en donde parece haber quedado estancada en todos los sentidos? Algo es urgente: que quienes votan por la oposici¨®n entiendan que nada va a cambiar de la noche a la ma?ana. Que recuperar las ruinas toma mucho tiempo. El tiempo que entre Maduro y Ch¨¢vez les robaron.
Pero tambi¨¦n puede ser que Maduro encuentre nuevas formas de quedarse ah¨ª. De seguir como un lastre que ancla a Venezuela en la pesadilla que es hoy, donde s¨®lo ¨¦l y sus amigotes logran lo que quieren y se ba?an en interminables fuentes de dinero. Ser¨ªa la prueba definitiva de lo torpe que puede llegar a ser un pueblo. Del triste destino del que ya ser¨¢ casi imposible salir. Como la vieja Cuba y su miserable dictadura.
Habl¨¦ ayer con un venezolano de la di¨¢spora. De aquellos que se fueron cuando ya no hab¨ªa nada, cuando ya todo estaba perdido. Le pregunt¨¦: ?qu¨¦ espera de las elecciones? Y respondi¨® sin entusiasmo, sin ganas, de la manera m¨¢s plana posible: ¡°lo mismo de siempre¡±.
Digamos que Maduro se va. Digamos que Maduro se queda. Pareciera no importar porque los hijos perdidos de Venezuela, perdidos han quedado.
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