Solo 65.000 de 500.000: Colombia est¨¢ muy lejos de cumplir su meta de cupos nuevos en la educaci¨®n superior
Superada la mitad del cuatrienio, las universidades p¨²blicas reconocen las dificultades para acercarse al ambicioso objetivo
En pol¨ªtica es larga la distancia entre lo que se promete y lo que se puede hacer en cierta ventana de tiempo. A la mitad del periodo presidencial de Gustavo Petro, su intenci¨®n de crear 500.000 nuevos cupos de pregrado en la educaci¨®n superior, muestra un avance de solo 65.000, el 13% de la meta. ¡°Seguramente no se van a alcanzar esos 500.000 cupos porque las estrategias no han sido tan efectivas. Estamos acompa?ando para que logremos avanzar lo m¨¢s que se pueda¡±, afirma Jairo Miguel Torres, el presidente del Sistema Estatal de Universidades (SUE), que re¨²ne a las 34 universidades p¨²blicas del pa¨ªs.
La necesidad de ampliar el acceso a la educaci¨®n superior es indiscutible. En Colombia las ilusiones de 5 de cada 10 j¨®venes se frenan cuando terminan la secundaria y quieren seguir una carrera profesional o tecn¨®loga, si es que consiguen completar el bachillerato antes de que las dificultades econ¨®micas los obliguen a abandonar las aulas para saltar al mundo del trabajo, o del rebusque. Para muchos adolescentes en condiciones vulnerables, es m¨¢s urgente alimentarse que estudiar.
La educaci¨®n superior ¨Cque se atiende bajo un modelo mixto, con instituciones privadas y p¨²blicas, incluido el Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA) que ofrece programas de formaci¨®n t¨¦cnicos y tecnol¨®gicos gratuitos¨C llega al 55% en la poblaci¨®n entre los 17 y 21 a?os. Aunque esa cobertura ha subido m¨¢s de 20 puntos porcentuales en los ¨²ltimos 15 a?os, est¨¢ lejos del promedio del 70% de los pa¨ªses de la Organizaci¨®n para la Cooperaci¨®n y el Desarrollo Econ¨®mico (OCDE). En 2023, hab¨ªa 2,2 millones de j¨®venes matriculados, mientras otros 2 millones en edad de estudiar estaban por fuera del sistema.
La tasa es menor en zonas perif¨¦ricas: entre m¨¢s alejadas de los centros econ¨®micos y pol¨ªticos del pa¨ªs, m¨¢s bajo es el acceso. Departamentos como Vaup¨¦s (4%), Arauca (5,9%) o Vichada (6,2%), no llegan al 20% de cobertura. En contraste, Antioquia (55,7%), Atl¨¢ntico (56,9%) o Quind¨ªo (65,3%) est¨¢n por encima del promedio nacional. En Bogot¨¢ alcanza el 140%, un reflejo de un centralismo que se refuerza cuando la capital atrae el talento joven de otras regiones.
Muchos j¨®venes deben salir de sus veredas, pueblos o municipios ante la falta de oferta educativa. Seg¨²n el Ministerio de Educaci¨®n Nacional, actualmente se ofrecen programas de educaci¨®n superior en 382 municipios, un 34% del total. ¡°Ese ha sido un clamor hist¨®rico de c¨®mo democratizar o masificar el derecho a la educaci¨®n superior para los j¨®venes de estos territorios y zonas rurales del pa¨ªs. Este Gobierno plante¨® una agenda de educaci¨®n superior en esa direcci¨®n¡±, destaca Torres. Sin embargo, las buenas intenciones no son suficientes para que la transformaci¨®n ocurra.
Una de las estrategias centrales del Ejecutivo es construir sedes de universidades p¨²blicas en zonas donde el derecho a la educaci¨®n ha estado ausente. El plan contempla una inversi¨®n cercana a los 5 billones de pesos para construir y dotar de m¨¢s de 100 infraestructuras, como el complejo educativo regional del Catatumbo en el Tarra (Norte de Santander), la sede de la Universidad de Cundinamarca en Soacha o el nuevo del edificio de la facultad de artes de la Universidad Nacional. ¡°Esto exige un proceso previo de terrenos, dise?os arquitect¨®nicos, de infraestructura. Son acciones que demandan tiempo para poderse materializar¡±, advierte el presidente del SUE.
No solo se trata de abrir nuevos espacios. Se necesitan profesores, equipos, laboratorios, desarrollo tecnol¨®gico y m¨¢s, para que no solo se mejore la cobertura, sino para que la educaci¨®n sea de calidad. En resumen, se requiere construir capacidades incluso donde hoy no las hay.
Todo ello supone muchos recursos en un escenario en el que las universidades p¨²blicas ya existentes reclaman m¨¢s transferencias del Estado. ¡°En las ¨²ltimas d¨¦cadas hemos padecido un desfinanciamiento estructural gigantesco. El 50% de los recursos con que funcionamos son propios¡±, agrega Torres, quien funge como rector de la Universidad de C¨®rdoba. De acuerdo con datos del Ministerio, entre los a?os 2000 y 2023 la matr¨ªcula en las instituciones de educaci¨®n superior p¨²blicas aument¨® un 176%, mientras que las transferencias de la Naci¨®n se incrementaron en un 62% en t¨¦rminos reales. El Gobierno reconoce que el esquema actual de financiaci¨®n no responde al aumento de los estudiantes ni al comportamiento de los costos y los gastos salariales, entre otros rubros.
El ministro de Educaci¨®n, Daniel Rojas, quien asumi¨® el cargo en julio pasado, radic¨® en el Congreso de la Rep¨²blica un proyecto legislativo que ha llamado ¡°Acuerdo nacional por la educaci¨®n superior¡±. El documento busca modificar dos art¨ªculos de la Ley 30 de 1992, que regula todo el sistema, para que la financiaci¨®n de las universidades e instituciones t¨¦cnicas, tecnol¨®gicas y universitarias oficiales deje de crecer con el ?ndice de Precios al Consumidor, la inflaci¨®n general, a hacerlo con el ?ndice de Costos de la Educaci¨®n Superior (ICES), una inflaci¨®n espec¨ªfica que calcula anualmente el DANE y contempla variables que asumen las universidades con recursos propios.
¡°Si se cambia el modelo de financiaci¨®n, la universidad p¨²blica va a poder proyectarse, ampliarse, generar una din¨¢mica distinta. Nuestro crecimiento ha estado muy limitado por el tema financiero. Esperamos que el Congreso entienda la necesidad urgente, impostergable, de cambiar el modelo de financiamiento¡±, dice Torres.
Pero, aunque eso ocurra, los resultados tardar¨¢n. ¡°En 1993, las 32 universidades p¨²blicas ten¨ªan 155.000 estudiantes, que hoy son 650.000 estudiantes. En 30 a?os crecimos 500.000 cupos. Las capacidades ¡ªen infraestructura f¨ªsica, t¨¦cnica, y tecnol¨®gica, o en recurso humano¡ª se consiguen de manera progresiva. La cobertura requiere de un soporte t¨¦cnico, bien modelado, que pueda determinar con qu¨¦ capacidades contamos y cu¨¢les hay que construir¡±, explica Torres.
Otra de las dudas es si existe suficiente demanda de educaci¨®n superior en los lugares que ha priorizado el Gobierno, se?ala Edna Bonilla, profesora de la Universidad Nacional y ex secretaria de Educaci¨®n de Bogot¨¢. ¡°Por ejemplo, la Universidad Nacional tiene nueve sedes. Mejor fortalecerlas en lugar de crear sedes en cualquier territorio sin un estudio claro. El Tarra, en Norte de Santander, tiene apenas 232 graduados por a?o y se planea una universidad para 15.000 estudiantes ?De d¨®nde van a salir? ?qu¨¦ profesores van a ir? Hay que evitar obras que se conviertan en elefantes blancos. Eso exige un trabajo mucho m¨¢s juicioso, m¨¢s riguroso, de mucho conocimiento del sector¡±, apunta.
Para Natalia Ariza, viceministra de Educaci¨®n Superior entre 2016 y 2018, el Gobierno debe aprovechar los dos a?os que le quedan para reorientar su pol¨ªtica con base en las necesidades ciertas de las regiones. ¡°No decir que van a poner una universidad en el Catatumbo porque quisieron, sino porque est¨¢n las personas, se est¨¢n graduando los bachilleres y se quieren formar en determinadas ¨¢reas. De acuerdo con las necesidades, definir qu¨¦ universidad se va a encargar de la regi¨®n, cu¨¢ntos recursos se requieren¡±, sostiene.
En una entrevista con el diario El Tiempo, el ministro Rojas precis¨® que la meta se compone de 360.000 estudiantes en las universidades y 140.000 en el SENA. ¡°Esto es bien ambicioso y est¨¢ anclado a que nosotros podamos ser muy eficientes en la ejecuci¨®n de los recursos que se han presupuestado para infraestructura universitaria (¡) no simplemente es la garant¨ªa del edificio y del pupitre, necesitamos docentes, necesitamos los programas¡±, expres¨®.
De los 65.000 nuevos cupos creados hasta ahora, seg¨²n los datos reportados al Departamento Nacional de Planeaci¨®n (DNP), el SENA ha puesto un poco m¨¢s de 22.000. Aunque su matr¨ªcula total cay¨® en m¨¢s de 30.000 estudiantes en el ¨²ltimo a?o, la entidad report¨® aprendices nuevos adicionales a los contemplados. ¡°Estamos dise?ando estrategias como la articulaci¨®n en la educaci¨®n media [bachillerato] para los ciclos superiores. A trav¨¦s de esa estrategia estamos llevando educaci¨®n superior en el ciclo tecn¨®logo a las veredas, a los sitios m¨¢s apartados¡±, asegura Jorge Eduardo Londo?o, su director general. En los pr¨®ximos tres a?os, dice, crear¨¢n 40.000 cupos adicionales cada a?o para cumplir con la cifra asignada a esa instituci¨®n.
El presidente Petro quiere concentrar su apuesta fortaleciendo a las instituciones p¨²blicas y Bonilla cuestiona que no se involucre a las privadas. ¡°Para cumplir la meta era necesario una estrategia distinta, en la que se fortaleciera las universidades p¨²blicas sin trasladarles toda la carga. Se necesita un trabajo con las privadas que pueden ofrecer cupos, carreras distintas y territorialidad, para lograr el cumplimiento de la meta¡±, opina.
Torres, el presidente del gremio de universidades p¨²blicas y vicepresidente de la Asociaci¨®n Colombiana de Universidades (ASCUN) ¡ªque agrupa a 99 instituciones p¨²blicas y privadas¡ª, coincide. ¡°Hay universidades privadas de regi¨®n y de calidad, con costos de formaci¨®n equivalentes a una p¨²blica, que cumplen una funci¨®n social importante y son estrat¨¦gicas porque est¨¢n en los territorios. No me refiero a las de ¨¦lite¡±, afirma.
Fortalecer el sistema mixto, argumentan, permitir¨ªa responder a una realidad dif¨ªcil. ¡°Colombia tiene una de las tasas m¨¢s bajas de tr¨¢nsito inmediato: solo el 42% de los j¨®venes que terminan la secundaria, pasan enseguida a la educaci¨®n superior. Para darles respuestas a los dem¨¢s, necesariamente hay que fortalecer el sistema mixto y responder a lo que buscan estudiar. Muchos no quieren carreras con las que, en ¨²ltimas, no vayan a conseguir trabajo¡±, concluye Bonilla.
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