La salud mental: prioridad de la reforma de la educaci¨®n
El suicidio es un tema tab¨², pese a que en Colombia una persona cada tres horas decide acabar con su vida. Este asunto implica no solo una pol¨ªtica, una decisi¨®n o una asignaci¨®n econ¨®mica, sino una transformaci¨®n cultural en la educaci¨®n
Seg¨²n la Organizaci¨®n Mundial de la Salud, cada 40 segundos se suicida una persona en el mundo, y en Colombia, una cada 3 horas. Un estudio cient¨ªfico se?ala que la mayor¨ªa de las personas con conducta suicida dan se?ales, dejan entrever de alguna manera sus intenciones, pero desafortunadamente no sabemos leer estas se?ales o si las entendemos no sabemos qu¨¦ hacer.
Y es que el suicidio ha sido un tema tab¨² del que poco se habla, del que poco sabemos; pero, ?qu¨¦ herramientas tenemos como padres de familia para acompa?ar a nuestros hijos?, ?qu¨¦ herramientas tienen los docentes para identificar y gestionar adecuadamente a sus alumnos? O m¨¢s a¨²n, ?qu¨¦ herramientas tenemos para gestionarnos a nosotros mismos y ser el modelo que necesitan los ni?os, ni?as y adolescentes?
Este fen¨®meno lo debemos enfrentar sin m¨¢s dilaciones. Basta ya de seguirle dando la espalda a un problema que es de todos y del que err¨®neamente se ha cre¨ªdo que solo es competencia de los profesionales de la salud. Porque en salud mental, espec¨ªficamente en prevenci¨®n del suicidio, hablamos de 3 componentes:
-Promoci¨®n y prevenci¨®n: todo lo que podemos hacer antes de que se presente un trastorno o una condici¨®n de salud mental. Todo lo que promueve h¨¢bitos y estilos saludables, las herramientas que ayudan a la persona a tener bienestar y sentido de vida. Aqu¨ª juega un papel muy importante la educaci¨®n emocional.
- Atenci¨®n: cuando ya existe una condici¨®n de salud mental, claramente s¨ª debe ser por parte de un profesional de la salud.
- Postvenci¨®n: monitoreo y seguimiento, como trabajo conjunto del profesional de la salud, con la familia y la instituci¨®n educativa.
Por un lado, es fundamental que todos los estudiantes tengan una buena salud mental. Un estr¨¦s no manejado, una pobre regulaci¨®n de los impulsos o la incapacidad para regular emociones pueden interferir en la atenci¨®n y en la memoria, contribuir a comportamientos que perjudican el aprendizaje, la convivencia y la resoluci¨®n de conflictos.
Desde el factor salud claramente encontramos dos falencias. La primera tiene que ver con la falta de alfabetizaci¨®n en salud mental en las instituciones educativas; esto es la informaci¨®n que le sirva a los docentes y personal de la instituci¨®n para identificar de manera temprana alguna condici¨®n y pueda tener una ruta de atenci¨®n clara para hacer una remisi¨®n efectiva al profesional de la salud. La segunda son las barreras de accesibilidad, oportunidad y continuidad profesional que atiente al estudiante.
Otro aspecto para tener en cuenta es la estigmatizaci¨®n asociada a los trastornos mentales. Y aqu¨ª tenemos un problema cultural como es sacar de la sociedad a quien tiene un problema de salud mental por la incapacidad de ofrecerle alternativas.
A trav¨¦s de procesos sistem¨¢ticos de investigaci¨®n durante estos a?os se ha validado que la educaci¨®n emocional mejora la predisposici¨®n al aprendizaje, la convivencia, la reducci¨®n de comportamientos de riesgo, el clima del aula, entre otros beneficios.
La educaci¨®n emocional termina siendo m¨¢s importante que un t¨ªtulo, porque la sociedad se ha dedicado por muchos a?os a que los j¨®venes se obsesionen con ser profesionales, con tener ¨¦xito econ¨®mico, y se deja de lado la formaci¨®n humana para primero que nada ser felices.
El desarrollo de competencias emocionales tiene como objetivo el bienestar emocional, y la forma de relacionarnos desde tres perspectivas: con nosotros mismos, que implica autoconocimiento, autoregulaci¨®n, autogesti¨®n; con los dem¨¢s, que implica comunicaci¨®n asertiva, sana resoluci¨®n de conflictos; y frente a los desaf¨ªos, que significa c¨®mo reaccionamos ante las adversidades.
La educaci¨®n emocional como clave de la reforma educativa adopta un enfoque de ciclo vital, por lo que es preciso que forme parte del curr¨ªculo acad¨¦mico a lo largo de todas las etapas educativas, desde la educaci¨®n infantil hasta la edad adulta, y se extiende a la formaci¨®n permanente durante toda la vida.
Este es un tema que implica no solo una pol¨ªtica, una decisi¨®n o una asignaci¨®n econ¨®mica, sino que implica una transformaci¨®n cultural en la educaci¨®n. Quienes est¨¢n dentro de las instituciones educativas son seres humanos: educadores, pedagogos, y han aprendido desde los modelos pedag¨®gicos que en general son desde el contenido y el procesamiento, pero no desde el ser, desde las emociones. Para lograr una real transformaci¨®n no basta con darle clases de educaci¨®n emocional al estudiante; debe existir una estructura s¨®lida, as¨ª que debe hacerse extensiva tambi¨¦n a padres de familia o cuidadores.
Porque, aunque la salud mental es un tema individual, llega un momento en el que requiere la intervenci¨®n de lo p¨²blico, del Estado, particularmente en lo referente a sujetos protegidos como los menores. Cualquier cosa que afecta la salud de un menor es un problema de salud p¨²blica, y por eso el Estado debe tener pol¨ªticas p¨²blicas para proteger a los menores en el tema de salud mental.
Por ello es oportuno destacar la labor de entidades como el Grupo PRISA, que viene realizando los foros del Futuro de la educaci¨®n en Colombia; como el pasado, realizado los d¨ªas 19 y 20 de septiembre en Barranquilla, cuando todos los participantes coincidieron en la urgencia de la salud mental de los estudiantes, entendida como una tarea colectiva.
Las instituciones educativas en este momento no est¨¢n preparadas para atender estas prioridades desde la salud preescolar y otras en curso. Esto ha sido un asunto marginal del proceso educativo y debe volverse un elemento central, vital de cualquier reforma del sector educativo.
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