Proteger los recursos gen¨¦ticos y los saberes ancestrales: la conversaci¨®n de la COP16 en la que Colombia no tendr¨¢ voz
El pa¨ªs anfitri¨®n de la cumbre a¨²n no ha ratificado el Protocolo de Nagoya. El Consejo de Estado orden¨® hacer una consulta previa con comunidades ind¨ªgenas sobre la que no hay mucha claridad
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Tenemos la certeza que detr¨¢s de las medicinas que tomamos, como la popular aspirina o la potente morfina, est¨¢ el trabajo de cientos de cient¨ªficos y la millonaria inversi¨®n de poderosas farmac¨¦uticas. Lo que quiz¨¢s es m¨¢s desconocido es que tras estos medicamentos, as¨ª como de otros menos conocidos, como la artemisinina ¨Cpara el paludismo¨C y la digoxina ¨Cpara las arritmias¨C, tambi¨¦n est¨¢ el conocimiento de comunidades locales, afrodescendientes e ind¨ªgenas alrededor del mundo. Ellas no solo fueron las primeras en saber que all¨ª hab¨ªa un potencial medicinal, sino que por cientos de a?os han protegido las plantas y especies de las que vienen estos medicamentos. El problema es que la mayor¨ªa de las veces, mientras las farmac¨¦uticas se llevaban el lucro y se quedan con la propiedad intelectual, ni las comunidades ni los pa¨ªses de donde vienen estas especies reciben ning¨²n beneficio.
Esta inequidad, precisamente, es uno los problemas que busca solucionar el Protocolo de Nagoya, un acuerdo internacional complementario al Convenio sobre la Diversidad (CDB) que entr¨® en vigor en 2014 y que, en las propias palabras del documento, tiene como objetivo ¡°la participaci¨®n justa y equitativa de los beneficios derivados de la utilizaci¨®n de los recursos gen¨¦ticos¡±. Por estar acobijado por el Convenio, esta negociaci¨®n tambi¨¦n tendr¨¢ lugar durante la Cumbre de Biodiversidad de Naciones Unidas (COP16) que se realizar¨¢ en Cali, Colombia, desde la pr¨®xima semana. Sin embargo, la gran paradoja es que a pesar de albergar el evento y ser parte del Convenio, Colombia a¨²n no ha ratificado el Protocolo de Nagoya, por lo que, en la pr¨¢ctica, no tendr¨¢ voz ni voto en esta rama de las conversaciones.
¡°Lo que har¨¢ Colombia es promover el espacio para que se d¨¦ esta discusi¨®n, pero no puede participar, solo observar¡±, aclara Catalina G¨®ngora, l¨ªder de Pol¨ªtica P¨²blica de The Nature Conservancy (TNC) Colombia. El pa¨ªs fue el primero en firmar el protocolo, que b¨¢sicamente es decir que est¨¢ de acuerdo con el texto; y fue un colombiano, Fernando Casas, quien lider¨® la negociaci¨®n en 2010. Pero su ratificaci¨®n, el proceso por el cual los pa¨ªses ya se convierten en parte, ha venido dando tumbos.
En 2017, el Consejo de Estado orden¨® que, antes de presentar su ratificaci¨®n ante el Congreso, era necesario hacer una consulta previa con las comunidades ¨¦tnicas. Y a pesar de que en la pasada COP15, que se realiz¨® en 2022 en Canad¨¢, la ministra de Ambiente, Susana Muhamad, anunci¨® durante la plenaria que su pa¨ªs ratificar¨ªa el Protocolo, ya que era una ¡°deuda hist¨®rica de los gobiernos colombianos¡±, parece no haber ning¨²n avance sobre el tema. La deuda contin¨²a.
¡°Hemos ca¨ªdo en una excesiva burocratizaci¨®n¡±, se?ala Gloria Erazo, consultora en biodiversidad de la organizaci¨®n Ambiente y Sociedad. Y dice que hacer una consulta previa de una dimensi¨®n nacional har¨ªa surgir distintas preguntas como, por ejemplo, si se har¨ªa con representantes regionales o a trav¨¦s de alguna f¨®rmula que salga de La Mesa Permanente de Concertaci¨®n con pueblos ind¨ªgenas (MPC), una instancia que se cre¨® en 1996 para que el Estado tome decisiones conjuntas con estos pueblos cuando los concierne.
Am¨¦rica Futura le pregunt¨® al Ministerio de Interior si hay algo en marcha, pero hasta el momento no ha recibido respuesta. Por su parte, Fany Kuiru, coordinadora de las Organizaciones Ind¨ªgenas de la Cuenca Amaz¨®nica (Coica), una de las siete que hacen parte del MPC, explic¨® que, junto al Gobierno, se organizaron para que en el Plan Nacional de Desarrollo se dejaran recursos para la consulta previa de Nagoya, ¡°pero hasta ahora no se ha hecho nada¡±.
Aunque en el pa¨ªs hay otras regulaciones que abarcan el tema de la repartici¨®n justa de recursos gen¨¦ticos e incluso durante la COP16 hay otras conversaciones por una l¨ªnea similar en las que Colombia s¨ª participa, las expertas creen que es una oportunidad perdida. Nagoya, en palabras simples, es una suerte de gu¨ªa que les dice a dos pa¨ªses o partes [el que va a usar esos recursos gen¨¦ticos y el que los alberga] que debe existir un consentimiento informado previo por parte del pa¨ªs del que viene el recurso y, en caso de que este venga de una zona con presencia de comunidades locales, ind¨ªgenas o afro, ellos deben recibir alg¨²n beneficio del producto final. El Protocolo propone ideas como la creaci¨®n de empresas conjuntas con las comunidades, que los derechos de propiedad intelectual sean conjuntos o que se pague una tasa por muestra recolectada, entre otros.
El Fondo Acci¨®n, por ejemplo, acompa?¨® el proceso de la empresa Ecoflora para generar productos a partir de la jagua (Genipa americana), una especie que protegen los consejos comunitarios que integran Cocomacia, una organizaci¨®n del Choc¨®, y encontr¨® que la regulaci¨®n colombiana tiene a¨²n vac¨ªos que podr¨ªa abordar el Protocolo. Igualmente, como trataron de guiarse por lo que establece el acuerdo, lograron que la distribuci¨®n de beneficios monetarios y no monetarios no solo fuera con el Estado, sino que la empresa tambi¨¦n debe pagar un porcentaje de las utilidades netas anuales de cada l¨ªnea de producto que obtenga a Cocomacia.
El a?o pasado, el colorante azul que Ecoflora y Cocomacia obtuvieron a partir de la jagua, fue el cuarto colorante natural que la Administraci¨®n de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en ingl¨¦s), ha aprobado en m¨¢s de 30 a?os.
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