La COP16, clave para avanzar el liderazgo de Am¨¦rica Latina y el Caribe

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La biodiversidad es el cimiento de nuestra existencia. Los ecosistemas que la sustentan son esenciales para la seguridad alimentaria, la salud p¨²blica y la econom¨ªa global. Sin embargo, durante las ¨²ltimas d¨¦cadas, nos hemos aproximado a la biodiversidad como algo alejado ¨C o completamente marginal - al desarrollo. Incluso, cuando medimos la riqueza total de un pa¨ªs ¡ªlo que se conoce como el Producto Interno Bruto¡ª solamente sumamos el valor de todos los bienes y servicios producidos, ignorando el costo ambiental de esa producci¨®n. Esto trae varias limitaciones e invisibiliza la importancia de la biodiversidad, ya que la mitad de la econom¨ªa mundial depende de ella, como lo estim¨® el Foro Econ¨®mico Mundial despu¨¦s de analizar 163 sectores econ¨®micos y sus cadenas productivas.

Hoy, la vida silvestre a nivel mundial presenta una disminuci¨®n promedio global del 69% de las casi 32.000 poblaciones estudiadas de mam¨ªferos, aves, anfibios, reptiles y peces entre 1970 y 2018, seg¨²n Informe del Planeta Vivo de 2022. La p¨¦rdida de biodiversidad y la degradaci¨®n de los ecosistemas que la sustentan representa un riesgo importante para la sanidad, el suministro de energ¨ªa y la producci¨®n de alimentos; limita servicios naturales como la purificaci¨®n del aire, el ciclo del agua o la fertilizaci¨®n del suelo; y, sumada a la crisis clim¨¢tica, trae unos impactos incalculables de alcance econ¨®mico, social y ambiental.

Por ello, la COP16 ¡ªla Conferencia de las Partes de la Convenci¨®n de Diversidad Biol¨®gica, la principal cumbre de biodiversidad en el mundo¡ª que se llevar¨¢ a cabo en Cali, Colombia, entre el 21 de octubre y el 1 de noviembre, debe constituirse en un alto en el camino. Un alto para hacer un balance de nuestra relaci¨®n con la naturaleza. Un alto para considerar el creciente costo de la degradaci¨®n y devastaci¨®n de nuestros ecosistemas. Un alto para que cuestionemos el sistema de valores que permite y valida patrones de crecimiento insostenibles, y que tambi¨¦n impulsan la inequidad.

Ante la actual encrucijada planetaria, que la cumbre suceda en Am¨¦rica Latina representa una responsabilidad y una oportunidad ¨²nica. Responsabilidad porque la regi¨®n cuenta con seis de los 10 pa¨ªses m¨¢s megadiversos del mundo: Brasil, Colombia, Per¨², M¨¦xico, Ecuador y Venezuela. Adem¨¢s, tiene alrededor del 40% de la biodiversidad del planeta. Pa¨ªses que, a su vez, albergan ecosistemas cr¨ªticos, como la Amazon¨ªa, los bosques secos tropicales, los p¨¢ramos andinos, los manglares, el Pantanal y los arrecifes de coral en el Caribe. Un tercio del agua dulce est¨¢ en la regi¨®n. Por dar un ejemplo de su dimensi¨®n, tan solo el volumen de agua que el r¨ªo Amazonas vierte al Oc¨¦ano Atl¨¢ntico es mayor que la suma de los siguientes nueve r¨ªos m¨¢s grandes del mundo.

En 2022, durante la COP15 de biodiversidad, 196 pa¨ªses acordaron una hoja de ruta en com¨²n con el fin de revertir la crisis de biodiversidad: el Marco Mundial de Biodiversidad de Kunming¡ªMontreal. La COP16 es, entonces, la primera vez que los pa¨ªses se re¨²nen despu¨¦s de la creaci¨®n del Marco. Y, por lo tanto, marca un hito para determinar c¨®mo vamos a pasar del acuerdo a la acci¨®n.

La oportunidad hist¨®rica que enfrentamos en la COP16 es la imperativa necesidad de integrar la protecci¨®n y el buen manejo de la biodiversidad y los servicios que brindan los ecosistemas a las estrategias sectoriales y de desarrollo de los pa¨ªses, buscando que los marcos de pol¨ªtica alineen los incentivos econ¨®micos y de mercado para valorarlos. Y esto es algo que no solo involucra a los sectores p¨²blicos de la sociedad civil. El sector privado tambi¨¦n est¨¢ llamado a reconocer y divulgar las dependencias en la naturaleza de sus procesos productivos y a cambiar sus modelos de negocio.

Estamos ante la oportunidad de propiciar y promover con decisi¨®n marcos y estrategias que nos encaminen a cambiar nuestros patrones de producci¨®n y consumo, de tal manera que salvaguardemos los servicios que nos brinda la naturaleza. Este gran objetivo de movernos hacia sistemas alimentarios, financieros y energ¨¦ticos que nos permitan prosperar a partir de la restauraci¨®n y conservaci¨®n de los recursos naturales y no a costa de su destrucci¨®n, necesita de unas acciones concretas en la cumbre.

Existen varias herramientas para encaminar esta transici¨®n. Por ejemplo, las Estrategias y Planes de Acci¨®n Nacionales en materia de Diversidad Biol¨®gica ¡ªlos NBSAPs, por sus siglas en ingl¨¦s¡ª, cuyo objetivo es especificar c¨®mo cada pa¨ªs contribuir¨¢ a cumplir las metas establecidas en el Marco Mundial de la Biodiversidad. Por eso, uno de los grandes objetivos de la COP16 ¡ªy uno de los medidores de su ¨¦xito¡ª es la presentaci¨®n y la discusi¨®n alrededor de los NBSAPs de cada pa¨ªs.

Sin embargo, esto es, apenas, el primer paso. Porque en la medida que buscamos revertir la p¨¦rdida de la biodiversidad, necesitamos asegurarnos de que nuestras soluciones est¨¦n dise?adas y financiadas para perdurar en el tiempo. Por tal motivo, la COP16 debe cumplir con el objetivo de determinar nuevos mecanismos que desbloqueen recursos financieros para avanzar con las metas. Actualmente, estamos en d¨¦ficit. Seg¨²n datos de 2019, el gasto en conservaci¨®n de la biodiversidad oscila entre 124.000 y 143.000 millones de d¨®lares anuales, mientras que las necesidades totales estimadas para la protecci¨®n de la biodiversidad se sit¨²an entre 722.000 y 967.000 millones de d¨®lares anuales.

Por eso, desde The Nature Conservancy, TNC, hemos venido trabajando, por ejemplo, en la implementaci¨®n de mecanismos que permitan a los pa¨ªses en v¨ªa de desarrollo negociar sus deudas, y asignar lo obtenido a la protecci¨®n de la biodiversidad y la adaptaci¨®n clim¨¢tica. Esta es una inversi¨®n con la que podemos asegurar un retorno a largo plazo.

Otro de los indicadores de ¨¦xito de la COP16 tiene que ver con el reconocimiento de los invaluables aportes de los pueblos ind¨ªgenas y comunidades locales, quienes en sus territorios ¡ªque representan cerca del 22% de las tierras del planeta¡ª han sabido proteger el 80% de la biodiversidad. La cumbre debe buscar que los gobiernos se comprometan a garantizar sus derechos, y la gobernanza de sus territorios y su participaci¨®n efectiva en la toma de decisiones. Es fundamental garantizar su acceso directo a recursos financieros para que sean ellos quienes definan la gesti¨®n de sus territorios.

Am¨¦rica Latina esta llamada a ser un lugar de innovaci¨®n y de rupturas. Podemos, por ejemplo, impulsar nuevos modelos de desarrollo, como el de la sociobioeconom¨ªa, que impulsa emprendimientos que generan medios de vida pr¨®speros.

La COP16 es un momento para entender que los recursos naturales y la biodiversidad no son renovables. Al igual que los Objetivos de Desarrollo Sostenible, el Marco Mundial de la Biodiversidad estableci¨® metas para el a?o 2030. Por ello, caminemos a la COP16 con el ferreo convencimiento que el a?o 2030 es ahora, es ya.