El vac¨ªo sin resolver de los 288 ni?os desaparecidos en Bogot¨¢
La mayor¨ªa de los casos reportados en toda Colombia se concentra en localidades pobres de la capital. La desaparici¨®n afecta con m¨¢s fuerza a las ni?as
Decenas de familias bogotanas tendr¨¢n una Navidad desoladora. Est¨¢n concentradas al sur o al occidente de la capital. Se trata de residentes de barrios de renta baja, en localidades como Bosa, Los M¨¢rtires o Ciudad Bol¨ªvar. ?La raz¨®n? 288 ni?os de la ciudad permanecen desaparecidos. Nadie sabe si siguen vivos o han muerto. La mayor¨ªa de las denuncias corresponden a ni?as cuyo rastro se ha evaporado. Un fen¨®meno siniestro e invisibilizado por la complejidad y limitaciones de los investigadores, pero tambi¨¦n por los puntos ciegos de las bases de datos oficiales. O por el irregular cubrimiento medi¨¢tico, enfocado en el ruido de casos concretos como el de Clara Sof¨ªa Galv¨¢n, una menor extraviada y dada por fallecida desde 2021 cuando ten¨ªa apenas dos a?os.
Entre el gancho de los titulares y las falencias estad¨ªsticas discurre una mara?a en aumento de casos inexplicables. En lo que va de 2024 se han reportado 635 menores desaparecidos, seg¨²n datos cruzados de Medicina Legal, la Fiscal¨ªa y la polic¨ªa. El 80% de ellos ten¨ªan entre 11 y 17 a?os. M¨¢s de la mitad de esas denuncias involucran a ni?as, con 397 reportes. Y si bien en el 80% de los casos se da con el paradero o regresan a casa, una parte sustancial sigue sin resolverse y dos han aparecido muertos en 2024. ¡°Hay una disyuntiva sobre la trata de personas. En especial en ese grupo de m¨¢s de doscientos y pico de los cuales no se tiene rastro. Estamos hablando de ni?os que pareciera que se los tragara la tierra¡±, precisa el experto en seguridad Andr¨¦s Nieto.
Jer¨®nimo Castillo, experto en pol¨ªtica criminal, subraya que los medios deben romper con el molde del miedo y el esc¨¢ndalo. En su opini¨®n, el impacto aterrador de los sucesos eclipsa la posibilidad de fortalecer las pol¨ªticas de acci¨®n p¨²blica. ¡°Ya sabemos que el fen¨®meno es horrible, que hay grupos dedicados a eso. Pero se nos olvida que tenemos un Estado con capacidad de respuesta. Por eso, desde el periodismo se deber¨ªa formular un cuestionamiento en torno a la eficacia de las pol¨ªticas p¨²blicas, m¨¢s que aferrarse a la caracterizaci¨®n de los grupos criminales¡±.
La concejal de Bogot¨¢ por el centrista Partido Verde Mar¨ªa Clara Name ha sido una de las abanderadas de uno de los mayores dolores de cabeza a los que se enfrentan la polic¨ªa y los fiscales especializados. ¡°Los ¨®rganos competentes no han dado la prioridad requerida a los casos de ni?os y ni?as. He sido muy cr¨ªtica, por ejemplo, del manejo que le ha dado la Fiscal¨ªa General de la Naci¨®n. En teor¨ªa deb¨ªa crear una unidad especializada en delitos contra los menores de edad, pero no lo ha hecho. Adem¨¢s, las cifras de impunidad son alt¨ªsimas¡±, explica.
Desde 2020, agrega el doctor en Estudios de Paz y Conflicto Andr¨¦s Mac¨ªa, las cifras vienen en aumento: ¡°Hay un l¨ªo con los datos. Muchos casos no se reportan, entonces puede haber un sub registro importante. Algunos ni?os regresan a sus casas y no se informa. Entonces quedan muchos incidentes abiertos¡±. A?ade que, seg¨²n su rastreo, buena parte de estos sucesos est¨¢n engarzados a episodios de violencia sexual o intrafamiliar. ¡°Es una mezcla que suele desembocar en un resultado fatal. En los casos en que el menor aparece muerto, la investigaci¨®n criminal da pie para que los medios publiquen y se vuelvan historias virales¡±.
Las investigaciones de Mac¨ªa dejan interrogantes sobre los lazos entre las redes criminales de trata de personas y la desaparici¨®n de menores. En las historias de las asociaciones de v¨ªctimas de trata se puede recopilar el car¨¢cter brutal de estas bandas que drogan, prostituyen y abusan de sus v¨ªctimas: ¡°La institucionalidad ha ido recogiendo esa informaci¨®n¡±, apunta Castillo, ¡°lo que pasa es que no forma parte del debate p¨²blico. ?Cu¨¢ntas personas hay condenadas por ese delito? No lo sabemos¡±.
No menos inquietante resultan las hip¨®tesis de que habr¨ªa habido casos de tr¨¢fico de ¨®rganos de menores. Es una posibilidad que Andr¨¦s Nieto refuta de tajo: ¡°Esto forma parte de una ola medi¨¢tica que arranca en Estados Unidos en 2015. Para el caso colombiano no hay ning¨²n reporte en firme. Una publicaci¨®n de Medicina Legal aclar¨® en 2020 que la complejidad m¨¦dica y los requisitos para un trasplante, las medidas higi¨¦nico-sanitarias requeridas para que la cadena en fr¨ªo no se contamine en cualquier traslado, adem¨¢s de los registros especializados para su ingreso en cualquier centro de asistencia, lo hacen inviable. O, al menos, plantean muchas dificultades para crear una red criminal de este tipo¡±.
Si a los datos de los peque?os se suman los de adultos, este a?o en Bogot¨¢ se han reportado como desaparecidas 1.947 personas, a falta de la actualizaci¨®n del ¨²ltimo trimestre (en 2023 sumaron 2.486 casos). ¡°La lupa de las entidades tiene que estar encima. Sobre todo para que la ciudadan¨ªa pueda reportar y de paso desmontar el mito de que hay que esperar 48 horas antes de denunciar en el caso de los menores¡±, apostilla Nieto. Tambi¨¦n destaca la ausencia de informaci¨®n o pedagog¨ªa en torno a la trata de personas: ¡°Muchos no saben que son v¨ªctimas. Con las redes sociales se multiplican las ofertas milagrosas que prometen redoblar sus ingresos. Esto no nace siempre de un mecanismo violento y tampoco es solo sexual. Puede ser para utilizar a los ni?os como carritos de distribuci¨®n de la droga¡±.
?C¨®mo se eval¨²a la respuesta de las autoridades? Nieto recuerda que la Fiscal¨ªa cuenta con una suerte de bot¨®n de emergencia ante cualquier denuncia formal. Al hundirlo, se env¨ªa una alerta a todas las dependencias estatales con la noticia criminal y el dato del ¨²ltimo lugar donde la persona fue vista: ¡°Uno cree que los ¨²nicos que deber¨ªan estar buscando a las personas o a los menores son los polic¨ªas. No. Ellos cumplen una parte fundamental del trabajo, pero se deben activar todos los organismos y estar pendientes de los ingresos a bases de datos, sistemas de videovigilancia, de toda la estructura de atenci¨®n al p¨²blico. Eso, lastimosamente, no se tiene tan claro, y al final solo se espera que la polic¨ªa busque o que el sistema de salud reporte si ven al menor¡±.
Esto ¨²ltimo ha llevado a la concejal Name a proponer ¡°herramientas b¨¢sicas que han funcionado a nivel mundial¡±. Como la alerta Amber, un aviso de emergencia masivo v¨ªa celular para informar al p¨²blico sobre la p¨¦rdida de un ni?o. Es una iniciativa que se ha debatido sin mayores avances este a?o en el Senado, a pesar de que en la ¨²ltima d¨¦cada se han extraviado 28.000 ni?os en Colombia, seg¨²n datos expuestos en las discusiones legislativas. De ellos, 15.639 se han reintegrado a sus casas. Siguen desaparecidos 13.663.
Castillo, sin embargo, refuerza la idea de que se debe clarificar ¡°la secuencia de las pol¨ªticas p¨²blicas frente a este fen¨®meno¡±. De lo contrario, alerta, el flagelo va a continuar sin mayores consecuencias: ¡°Tenemos un problema detectado hace m¨¢s de diez a?os. Hemos esperado una d¨¦cada para proteger a la ni?ez y a la juventud del pa¨ªs y hasta ahora se promueve una ley. Si usted entra hoy a la p¨¢gina de la Polic¨ªa, no hay informaci¨®n al respecto. Hay una profunda falla institucional¡±.
Tambi¨¦n faltan estudios actualizados sobre la desaparici¨®n de menores asociada al reclutamiento de grupos criminales. La ausencia de sistematizaci¨®n de la informaci¨®n imposibilita desagregar los datos, se quejan los investigadores. ¡°Para conocer los porcentajes de cu¨¢ntas v¨ªctimas fatales ha habido. O en cu¨¢les casos se ha sacado a menores del pa¨ªs. O si, despu¨¦s de la alerta, se report¨® que ya no estaban en peligro¡±, remata Mac¨ªa.
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