Georgina Epiay¨², la trans wayuu que luch¨® 45 a?os para ser reconocida como mujer
El documental ¡®Alma del desierto¡¯ narra la discriminaci¨®n, la pobreza y el abandono de esta mujer de 72 a?os en su lucha por ser reconocida y acceder a sus derechos
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Georgina Epiay¨² busca con sus delgadas y curtidas manos en su bolso de tela. Remueve impacientemente el contenido hasta encontrar y mostrar su DNI ¡ªo c¨¦dula, como le llama ella¡ª al entrevistador a trav¨¦s de la pantalla del celular. Se?ala la ¡°F¡± que aparece debajo de la categor¨ªa ¡°sexo¡± en el documento. Dice que conseguir esa letra en la identificaci¨®n le cost¨® 45 a?os de tr¨¢mites e insistencia. Con unos ¨ªnfimos ingresos econ¨®micos y una soledad que la hace m¨¢s vulnerable a su edad, Epiay¨², de 72 a?os, la primera mujer wayuu registrada civilmente como trans, siempre ha priorizado su objetivo de ser reconocida oficialmente como mujer.
¡°Me mantengo con fuerzas porque necesito trabajar para poder comer y sobrevivir¡±, expresa Epiay¨² en una farmacia de Uribia, tierra de la etnia wayuu, y conocida como la capital ind¨ªgena de Colombia. Este municipio de La Guajira, en la costa norte del pa¨ªs, es la urbe m¨¢s cercana a su aldea, cuyo nombre pide no mencionar por la transfobia imperante en la regi¨®n. La botica donde se realiza la entrevista es propiedad de un amigo de Epiay¨², quien hace de traductor, porque la entrevistada prefiere hablar en wayuunaiki, a pesar de que tambi¨¦n habla espa?ol. Mientras que el tel¨¦fono para la videollamada lo provee Beto Rosero, productor del documental Alma del desierto (2024), pel¨ªcula que registra el viaje de su protagonista para ser reconocida por el sistema como mujer, y que ense?a las implicaciones de su asunci¨®n como transg¨¦nero: la desaprobaci¨®n de su comunidad, el abandono de sus hermanos y la consiguiente delicada situaci¨®n econ¨®mica.
De acuerdo con su certificado de nacimiento, Epiay¨² naci¨® el 31 de diciembre de 1952 con el nombre de Jorge y solicit¨® su c¨¦dula como Georgina por primera vez en 1975, a sus 23 a?os. ¡°Empec¨¦ mi transici¨®n tarde, pero esto es lo que siempre ser¨¦; siempre he sido as¨ª¡±, cuenta en una parte de la pel¨ªcula, que se estrena comercialmente el 30 de enero en Brasil y 1 de mayo en Colombia. Realiz¨® m¨¢s de cinco solicitudes a lo largo de casi cinco d¨¦cadas hasta que en 2021 se convirti¨® en la primera mujer trans wayuu reconocida por la Registradur¨ªa Nacional de Colombia. El pa¨ªs avanz¨® significativamente en el reconocimiento de los derechos de los miembros de la comunidad LGBTI con el Decreto 1227 de 2015, que simplific¨® el tr¨¢mite para el cambio de nombre y sexo en los documentos de identidad al eliminar la necesidad de procesos judiciales o diagn¨®sticos m¨¦dicos.
Precariedad econ¨®mica
La lucha de esta septuagenaria por obtener una escritura p¨²blica no se limita a una causa de dignidad, sino que representa un requisito imprescindible para acceder a sus derechos ciudadanos, entre ellos el seguro m¨¦dico y el subsidio para alimentos. Este problema atraviesa a muchos wayuu, un pueblo binacional cuyo territorio est¨¢ entre Colombia y Venezuela, poco familiarizado con la burocracia del Estado y que debe enfrentar la barrera idiom¨¢tica. ¡°A lo largo de ocho a?os de grabaci¨®n, vimos que no tienen documentaci¨®n, no hablan espa?ol y est¨¢n a merced de alg¨²n alma caritativa que les ayude a gestionar o ir a la ciudad y, con un poco de suerte, avanzar en su tr¨¢mite (...) La comunidad est¨¢ abandonada porque no pueden expresarse en espa?ol y eso hace que est¨¦n marginados del sistema¡±, comenta la directora de Alma del desierto, M¨®nica Taboada-Tapia.
Taboada-Tapia fue ese ¡°alma caritativa¡± para Epiay¨², no solo por su asesor¨ªa legal para conseguir su identificaci¨®n, sino por el apoyo econ¨®mico que le presta regularmente. La donaci¨®n, dice, se destina principalmente a abastecer su tienda en el pueblo, donde vende arroz, az¨²car, confites, galletas, manteca, f¨®sforos, ma¨ªz, chinchorros ¡ªcomo se les dice coloquialmente a ciertas hamacas en esta zona de Colombia¡ª y mochilas artesanales. ¡°Es de mucha ayuda lo que manda M¨®nica, con eso puedo subsistir y pagar mis expensas. Antes me tocaba venir a Uribia a planchar y lavar. Las fiestas las pas¨¦ bien, pero tengo muchas necesidades¡±, asegura Epiay¨² en la entrevista, entre constantes lamentos por su situaci¨®n econ¨®mica.
Est¨¢ vestida con un sombrero para el sol, un vestido, aretes, collares y zapatillas deportivas. Es de respuestas cortas, cerrada a preguntas sensibles, y en un momento de la entrevista decide no responder m¨¢s. Por ello sorprende cuando en el documental se sincera y dice que ¡°se entreg¨® a un solo hombre¡±, quien le ¡°construy¨® una casa, pero despu¨¦s se cas¨®¡± con otra mujer. Para la directora Taboada-Tapia, Epiay¨² es fuerte pero tierna: ¡°Es una persona juguetona, le gusta estar haciendo chistes todo el tiempo. Muy pocas personas soportan lo que ha pasado. Su cualidad m¨¢s importante es su fortaleza admirable. Pas¨® de ser una v¨ªctima a una sobreviviente. Da esperanza a muchas personas¡±.
La cineasta la conoci¨® en una entrevista televisiva en 2016. Fue tanta su fascinaci¨®n por su historia que ese mismo a?o comenz¨® la producci¨®n y rodaron durante una semana. En 2017, grabaron otros siete d¨ªas, y el resto de los 31 d¨ªas de rodaje se repartieron entre 2019 y 2022. De ese tiempo de trabajo naci¨® una cercana amistad entre directora y protagonista, con contactos mensuales: ¡°Siempre tenemos una conversaci¨®n muy fraternal¡±, asegura la realizadora audiovisual. En total, fueron nueve semanas de filmaci¨®n cuyo resultado es un acercamiento a una vida solitaria. Ante el rechazo de su entorno y de sus hermanos ¡ª¡±No tenemos hermanas. Lo ¨²nico que te dir¨¦ es que somos tres hermanos¡°, dice uno de ellos en el filme¡ª, Epiay¨² se tuvo que trasladar de otra rancher¨ªa, como le dicen a las aldeas en esa zona de Colombia.
Transfobia en la comunidad
El viaje de un pueblo a otro a trav¨¦s de ese infinito desierto del norte de La Guajira que se pierde en el horizonte es el motor que hace avanzar Alma del desierto. ¡°Hay muchas personas de la comunidad LGBTI en la naci¨®n wayuu, pero solo conozco a Georgina entre las personas trans. Sin embargo, la comunidad es algo sexista, las mujeres de la comunidad lo saben: hay machismo. Y los hombres pueden tener todas las mujeres que puedan mantener¡±, asegura Taboada-Tapia. No obstante, insiste en que no es un problema exclusivo de los wayuu, ni siquiera de Colombia, sino que atraviesa toda Latinoam¨¦rica. ¡°Los discursos de multimillonarios y nuevos gobernantes que est¨¢n ensa?ados en atacar a la comunidad trans ayudan a la construcci¨®n de una transfobia. No entiendo esta ola populista en campa?a contra los derechos de estas personas¡±, lamenta.
La inclusi¨®n no es, de todos modos, el mayor de los problemas de la naci¨®n wayuu, escogida por el actual presidente Gustavo Petro para ser el s¨ªmbolo de su relaci¨®n con las organizaciones base. El 81% de las personas de la comunidad tiene al menos una necesidad b¨¢sica insatisfecha y solo el 22% cuenta con electricidad, seg¨²n un informe de 2021 del Departamento Administrativo Nacional de Estad¨ªstica de Colombia. La escasez de agua potable, la desnutrici¨®n infantil, la falta de gobernabilidad y la contaminaci¨®n son los principales causantes. Respecto a este ¨²ltimo, aparece en Alma del desierto el r¨ªo Rancher¨ªa que desemboca en el Caribe, contaminado por la galopante miner¨ªa de carb¨®n en la zona. ¡°Ellos se est¨¢n beneficiando a costa de uno porque est¨¢n en nuestro territorio¡±, dice uno de los vecinos en el filme.
Epiay¨² siente a su comunidad y a ella misma representada por las im¨¢genes que ve en el documental. Dice que le da ¡°nostalgia ver su vida reflejada¡±. Despu¨¦s de conseguir su c¨¦dula como mujer, su siguiente objetivo es animarse a dejar a sus animales en el rancho para estar presente en las proyecciones de la capital en las que se contar¨¢ su historia.