Un ¡°jard¨ªn inducido¡± con pinturas rupestres: as¨ª era la Amazonia hace m¨¢s de 10.000 a?os
La muestra ¡®Amazonias. El futuro ancestral¡¯, que se exhibe en Barcelona, explora c¨®mo la arqueolog¨ªa revela c¨®mo era la selva antes de la llegada de los colonizadores europeos
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La Amazonia no es un territorio ind¨®mito, sino un jard¨ªn inducido. Al contrario del espacio natural pr¨ªstino que describ¨ªan los exploradores europeos del siglo XIX, en este inabarcable bioma de casi ocho millones de kil¨®metros cuadrados ya habitaban comunidades hace 13.000 a?os. No solo ocupaban esas tierras, sino que modificaron el paisaje con sus pr¨¢cticas de plantaci¨®n, que generaron nuevos bosques. Desde hace unos 30 a?os, ha surgido una tendencia, primero en la antropolog¨ªa y ahora en la arqueolog¨ªa, para revelar que exist¨ªa presencia humana mucho antes de la colonia. La socializaci¨®n de esta nueva acepci¨®n es uno de los pilares de la exposici¨®n Amazonias. El futuro ancestral, del Centro de la Cultura Contempor¨¢nea de Barcelona (CCCB), abierta hasta el 4 de mayo de 2025.
¡°Es un contraste entre la creaci¨®n de un ecosistema fant¨¢stico y tan importante para el planeta y una historia reciente de destrucci¨®n¡±, se?ala el arque¨®logo brasile?o Eduardo Neves, uno de los narradores de esta nueva construcci¨®n del pasado de la regi¨®n. ¡°Se ha visto a la Amazonia como un territorio listo para ser explotado por la miner¨ªa, la deforestaci¨®n y la plantaci¨®n de pastizales. No hay que volver a vivir como en el pasado, pero s¨ª valorar la diversidad¡±. La estructura m¨¢s antigua encontrada en el Amazonas es la cueva de la Pedra Pintada, en el estado brasile?o de Par¨¢, donde hay pinturas rupestres halladas en 1984 que datan de alrededor del 11.000 a.C., durante las primeras poblaciones de Am¨¦rica.
La ¡°tierra negra¡± o suelo antropog¨¦nico (creado por humanos) de los alrededores sugiere que las primeras comunidades no eran simples recolectores y cazadores, sino que se asentaron en la zona. ¡°El suelo de color oscuro indica que la gente se quedaba mucho tiempo, emit¨ªan restos org¨¢nicos que cambiaban el pH de la tierra y la hac¨ªan f¨¦rtil. Existe evidencia muy temprana del cultivo de plantas que hasta ahora son consumidas, como la castanha (nuez) do Par¨¢, cultivada desde hace 11.000 a?os¡±, sostiene Neves.
Intervenci¨®n en la flora
La primera parte de la exposici¨®n, conformada por cerca de 90 creadores de unas 15 etnias, indaga en este pasado antes ignorado. Se apunta que ya habitaban la regi¨®n entre 8 y 10 millones de ind¨ªgenas cuando llegaron los primeros colonizadores en 1542 y que fueron responsables, en parte, de la composici¨®n de su ecosistema para adaptarlo a sus necesidades. Seg¨²n explica el comisario de la muestra, Claudi Carreras, el Amazonas es uno de los primeros centros de domesticaci¨®n de plantas del mundo. ¡°Los suelos tropicales suelen perder sus nutrientes por las intensas lluvias, pero aqu¨ª hicieron que se mantuvieran f¨¦rtiles por miles de a?os. Es un nivel de sofisticaci¨®n muy grande con el medio ambiente y demuestra que hay much¨ªsimos yacimientos arqueol¨®gicos que, a pesar de no tener la misma factura monumental de los incas o mayas, son m¨¢s sostenibles¡±, agrega.
Las llamadas tierras negras dejan una huella de memoria en al menos el 3% de la cuenca amaz¨®nica, unos 1.200 millones de kil¨®metros cuadrados. Se estima, adem¨¢s, que el 50% de los ¨¢rboles serv¨ªan de comida para las personas y los animales. ¡°Esa es otra prueba fehaciente de la modificaci¨®n del paisaje. Si uno ve la relaci¨®n de las especies hiperdominantes, el ¨¢rbol m¨¢s com¨²n es la palma de a?ai. Adem¨¢s, hay cerca de 6.000 sitios arqueol¨®gicos, aunque me parece un n¨²mero bajo porque cada d¨ªa se a?aden m¨¢s¡±, argumenta Neves.
Gran parte de esos lugares fueron visitados por el comisario Carreras, en un trabajo de investigaci¨®n que dur¨® dos a?os y abarc¨® un recorrido de 10.000 kil¨®metros, 7.000 a trav¨¦s del r¨ªo Amazonas, desde que nace en el r¨ªo andino Apur¨ªmac de Per¨², hasta que desemboca en el Atl¨¢ntico, en el Estado brasile?o de Par¨¢. Carreras atraves¨® Ecuador, Colombia, Bolivia, Per¨² y Brasil para entrevistar a 300 creadores, curadores y habitantes de la regi¨®n.
Deforestaci¨®n, contaminaci¨®n y lenguas extintas
El resultado es una exhibici¨®n de 1.200 metros cuadrados que constituye un recorrido sensorial por los r¨ªos y bosques de la profunda selva a trav¨¦s de sonidos, olores, fotograf¨ªas, representaciones gr¨¢ficas y murales pintados in situ. Una de las piezas de mayor atracci¨®n para los visitantes es la maloca, una aut¨¦ntica caba?a ceremonial reconstruida con hojas de palma tra¨ªdas desde Colombia por el fot¨®grafo Andr¨¦s Cardona. En ella, se instalaron dos pantallas. En una se muestra la naturaleza profunda, con su fauna y flora, adem¨¢s de cantos rituales o carteles en yukuna, la lengua del pueblo hom¨®nimo colombiano. Mientras que en la otra se evidencian de manera pormenorizada las amenazas actuales contra la regi¨®n: ganader¨ªa, deforestaci¨®n, narcotr¨¢fico, hidroel¨¦ctricas, el tr¨¢fico de animales salvajes y la miner¨ªa.
Cardona ha sido testigo de la depredaci¨®n del Amazonas. El fot¨®grafo naci¨® en uno de los departamentos que mayor deforestaci¨®n sufre: Caquet¨¢. ¡°He visto c¨®mo se quemaban cientos de hect¨¢reas; c¨®mo los garimpos [mineros ilegales] extra¨ªan oro de un r¨ªo donde hay pueblos en aislamiento voluntario; c¨®mo el r¨ªo Amazonas, tan imponente y simb¨®lico, se est¨¢ secando. Es una cosa que uno no puede concebir, visualmente es terror¨ªfico, apocal¨ªptico¡±, relata el fot¨®grafo.
¡°Recuerdo que ten¨ªa 14 a?os cuando prob¨¦ mi primera hoja de coca como medicina ancestral. A partir de ah¨ª, empec¨¦ a ver y entender que viv¨ªa en un lugar donde hay una lucha de dos civilizaciones: la de occidente, que es muy extractivista, y la cultura de la selva, que coexiste con la naturaleza¡±, explica. En esa batalla, la segunda es la que pierde, al menos en t¨¦rminos de conservar la identidad cultural. Un idioma muere cada dos semanas, de acuerdo con la Unesco. Los j¨®venes ind¨ªgenas solo pueden entenderse y aprender en su lengua hasta primaria; despu¨¦s tienen que acudir a las ciudades y entrar en contacto con occidente. ¡°Los ni?os originarios son criticados hasta por su forma de comer, porque ellos no est¨¢n familiarizados con el arroz; su base de comida es el pescado y la fari?a¡±, agrega el fot¨®grafo.
Cardona recuerda tambi¨¦n c¨®mo la contaminaci¨®n de mercurio en los lagos y r¨ªos, a causa de la explotaci¨®n de oro, infecta a los pescados, base de su alimentaci¨®n. Lo mismo sucede con el pueblo yanomami, en la frontera entre Brasil y Venezuela, o los quichuas sarayaku, en la parte ecuatoriana del Amazonas, quienes han instado al Gobierno de ese pa¨ªs a proteger legalmente la selva, reconoci¨¦ndola como un agente vivo y sujeto de derecho.
Una de las respuestas de los pa¨ªses del norte para paliar los da?os han sido los llamados bonos de carbono, mecanismo para compensar las emisiones de gases de efecto invernadero adoptado en 1997. Sin embargo, por lo que ha visto en la Amazonia, Carreras cree que son contraproducentes: ¡°Se hacen sin ning¨²n tipo de circuito y se benefician bandas corruptas, sin llegar a los ind¨ªgenas. Da muchos problemas en su implementaci¨®n¡±. Han existido otros intentos de soluci¨®n, como la trazabilidad del oro y del ganado, que permite rastrear su origen, recorrido y transformaci¨®n a lo largo de la cadena de suministro para garantizar su transparencia y cumplimiento de normativas legales. Pero Carreras cree que el ¨²nico camino es un cambio de noci¨®n: ¡°Somos naturaleza y respiramos agua¡±, acota. Cardona es m¨¢s dram¨¢tico: ¡°Lo que est¨¢ destruyendo la Amazonia es la idea de que este es un mundo infinito, de que el agua y el planeta nunca se acabar¨¢n¡±.
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