Jes¨²s Abad Colorado: el fotorreportero que siempre vuelve para retratar la dignidad
Periodista y fot¨®grafo legendario, el antioque?o ha registrado con su c¨¢mara incontables historias de nuestras violencias sucesivas y tambi¨¦n de nuestra resiliencia. Ha logrado im¨¢genes que son documentos esenciales para entender el pa¨ªs, que ¨¦l subordina al valor de las personas que retrata. Su ojo de antrop¨®logo, o de coleccionista de instantes en el af¨¢n de condensar la historia con may¨²sculas, recibi¨® este a?o el Premio Sim¨®n Bol¨ªvar a la Vida y Obra
Al padre de Jes¨²s Abad Colorado (Medell¨ªn, 57 a?os) le tom¨® cincuenta a?os volver a su pueblo: dejar Medell¨ªn, que hab¨ªa sido un refugio para su familia, y conseguir un pedacito de tierra en San Carlos, oriente antioque?o, para dedicarse por fin a sembrar y a vivir tranquilo. De all¨ª hab¨ªan huido en los tiempos de La Violencia, cuando la turba conservadora irrumpi¨® en la casa liberal y mat¨® al abuelo y a su hijo m¨¢s peque?o. ¡°Mi decisi¨®n de volver a los lugares que fotograf¨ªo est¨¢ muy atada a esa memoria familiar. Ellos nunca quisieron regresar, por el dolor del desplazamiento. Hab¨ªa un vac¨ªo, una falta de memoria. Por eso me he convertido en una especie de ge¨®grafo que vuelve a los lugares para encontrarse con la gente, para entender su resistencia y contar su dignidad¡±, explica ahora el nieto de aquel muerto y el hijo del desplazado.
Jes¨²s Abad Colorado estudi¨® periodismo en la Universidad de Antioquia, y all¨ª tropez¨® de nuevo con nuestra violencia omnipresente. A fines de los ochenta, varios estudiantes y profesores fueron asesinados por los paramilitares, y ¨¦l pens¨® que la fotograf¨ªa pod¨ªa ser una herramienta para combatir tanta desaparici¨®n. ¡°Quiero dejar un testimonio de gente que tiene nombre, generar reflexi¨®n y consciencia. Quiero saber qu¨¦ pas¨® con sus vidas, c¨®mo han hecho para resistir. Quiero ser testigo de su tenacidad y ver de nuevo esos lugares¡±, dice.
Durante m¨¢s de treinta a?os ha recorrido incontables caser¨ªos y veredas de este pa¨ªs, donde la poblaci¨®n rural sufre violencias que no figuran en las noticias. As¨ª retrat¨® en primicia las masacres de Bojay¨¢ y Machuca, y otros hechos cruentos cuyos reportes, sin ¨¦l, hubieran sido m¨¢s parciales y tard¨ªos. Por esta cobertura oportuna, el fotorreportero ha recibido premios numerosos: el Sim¨®n Bol¨ªvar a la Vida y Obra en 2024, el Reconocimiento a la Excelencia del Premio Gabo en 2019, el Premio Nacional de Fotograf¨ªa del Ministerio de Cultura en 2018, y la Orden de Caballero, otorgada por el Congreso en 2014, entre otros. De 2008 a 2013 fue tambi¨¦n investigador del Centro Nacional de Memoria Hist¨®rica.
La palabra ¡°memoria¡± se repite todo el tiempo en la vida del narrador. ?l mismo funciona como un archivo ambulante que recita fechas y nombres completos de personas y poblaciones; o describe con detalle atentados y desplazamientos que hacen parte de nuestra historia contempor¨¢nea. Cuando se le pregunta por este arqueo del dolor, ¨¦l insiste en la importancia de construir a trav¨¦s de sus im¨¢genes justamente eso: memoria.
¡°Pero la noticia o la foto que hago no es m¨¢s importante que la vida de la gente. Yo vuelvo siempre por ellos, no por la foto¡±, dice. Y cuenta una historia que demuestra su manera de entender el oficio. Ocurri¨® en el Cauca, agosto de 2012, en una casita de ca?a brava y piso de tierra donde hab¨ªan asesinado a un hombre. El cuerpo yac¨ªa sobre el suelo, cubierto ¡°por una s¨¢bana viejita¡±, rodeado por la viuda y sus hijos. Uno de ellos se par¨® junto al cad¨¢ver y realiz¨® un rito con ramas y licor, y detuvo a Jes¨²s Abad Colorado cuando iba a fotografiarlo. Chucho, como lo llaman casi todos, vio c¨®mo aquel hombre lloraba, alzaba las manos al cielo y ped¨ªa por la paz de Colombia. ¡°Hubiera sido una gran foto, pero yo respet¨¦ su voluntad. Dej¨¦ de tomar muchas por respeto, porque es m¨¢s importante la gente¡±, insiste. Quiz¨¢ por eso se define como un simple testigo: alguien que est¨¢ all¨ª para atestiguar, aunque su c¨¢mara no siempre obture.
El testigo fue el nombre de una exposici¨®n inmensa que reuni¨® m¨¢s de 500 fotograf¨ªas de nuestro conflicto armado hechas por Jes¨²s Abad Colorado. Fue vista por un mill¨®n y medio de personas durante a?o y medio de muestra en el Claustro de San Agust¨ªn, a pocos metros de la Casa de Nari?o, donde la muestra se ubic¨® por decisi¨®n suya: ¡°Muy cerca del lugar donde se toman las decisiones en este pa¨ªs¡±, dice.
Su trabajo y su mensaje son inevitablemente pol¨ªticos, porque capta la negligencia del poder y la ausencia de protecci¨®n sobre tantos colombianos que han sobrevivido indefensos. La colecci¨®n abrumadora reunida en El testigo se convirti¨® luego en un documental y en una antolog¨ªa impresa.
Una tarde, Jes¨²s Abad Colorado gast¨® horas en la b¨²squeda de un bosque cuyos troncos conservaban centenares de proyectiles enquistados. Lo ayud¨® un gu¨ªa, pero no tuvo suerte. Todav¨ªa est¨¢ seguro de que aquel era el lugar correcto, pero piensa que quiz¨¢ el tiempo cambi¨® las condiciones en el escenario del combate. La historia le da la raz¨®n: es preciso registrar los hechos en la vida dura de la gente antes de que los a?os borren por completo ese testimonio fugaz.
*Apoyan Ecopetrol, Movistar, Fundaci¨®n Corona, Indra, Bavaria y Colsubsidio.
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