La coalici¨®n que no dio esperanza
La coalici¨®n de Centro se muri¨® y los ciudadanos que quieren una democracia mejor, una sociedad m¨¢s justa, sin saltos al vac¨ªo, sin populismo y con respeto a las instituciones, esperan que sus l¨ªderes encuentren el rumbo
Para Colombia vienen 4 a?os distintos y dif¨ªciles sin importar qui¨¦n gane. Gustavo Petro y Rodolfo Hern¨¢ndez generan entusiasmo en sus electores y tambi¨¦n dudas sobre la gobernabilidad que podr¨ªa tener o no el primero y la incertidumbre que produce el segundo. Y mientras los votos se van alineando a izquierda y derecha, los ciudadanos que eligieron el centro o se sienten de centro y tienen reparos frente a los dos candidatos, est¨¢n perdidos intentando establecer cu¨¢l de los dos es preferible. En esa decisi¨®n van solos. La Coalici¨®n Centro Esperanza se deshizo, primero en la campa?a, despu¨¦s en las urnas y luego l¨¢nguidamente en un comunicado ante el resultado del 29 de mayo. En el momento en el que se necesita mayor cabeza fr¨ªa y mesura, le hubiera servido al pa¨ªs tener cohesionado a ese sector pol¨ªtico que precisamente puede aportar una f¨¦rrea defensa de la democracia y la institucionalidad.
Lamentablemente las coaliciones se hacen para las elecciones y es natural que despu¨¦s de todos los errores la coalici¨®n haya llegado al punto de ¡°s¨¢lvese quien pueda¡±. A lo largo de la campa?a sus l¨ªderes mostraron buenas ideas y cometieron errores inmensos. No lograron leer el momento. Los personalismos y las peleas ganaron a las propuestas. Se mostraron partidarios del di¨¢logo y la negociaci¨®n en teor¨ªa, pero fueron incapaces de dialogar para hacer una sola lista al Congreso o acercarse a aquellos con quienes tienen afinidades ideol¨®gicas, m¨¢s all¨¢ de peleas personales. Muchos ciudadanos en Colombia se identifican con el centro pol¨ªtico y falt¨® decirles algo m¨¢s que la famosa frase de ¡°ni uribista ni antiuribista¡± o ¡°ni Uribe ni Petro¡±. Se dijo lo que no era, pero falt¨® comunicar con eficacia lo que s¨ª era. Para hacerlo ten¨ªan que bajarse del pedestal, escuchar a la gente y hacer una campa?a para las mayor¨ªas y no para los intelectuales.
En medio de la crisis de la democracia representativa en el mundo, las redes sociales son el ¨¢gora en donde los ciudadanos debaten de t¨² a t¨² con los candidatos. Ciudadanos comunes se vuelven influencers, la fama puede llegar en segundos, la indignaci¨®n, la rabia y el entusiasmo se contagia a la velocidad de los clics y eso marca nuevos rumbos a la pol¨ªtica. Esa crisis de la democracia no es gratuita. Es el mejor sistema posible hasta el momento, pero la democracia ha significado exclusi¨®n, pobreza y discriminaci¨®n para una mayor¨ªa. En ese descontento suele cabalgar el populismo que puede ser de derecha o de izquierda y tiene una larga historia, Hitler inclu¨ªdo. La novedad es hoy la rapidez con la cual el ciberespacio propaga ideas, estereotipos o descalificaciones. La mentira repetida mil veces se convierte en verdad y hoy en segundos se repite millones de veces.
Los pol¨ªticos profesionales, que han convertido la democracia representativa en una representaci¨®n no en favor de las mayor¨ªas sino de sus intereses personales, tienen la capacidad del camale¨®n y se acomodan para pescar en el r¨ªo revuelto de la indignaci¨®n. El centro pol¨ªtico que entiende los valores de la democracia, defiende las libertades individuales y considera que el Estado debe intervenir cuando sea necesario en beneficio de las mayor¨ªas y en la protecci¨®n de las minor¨ªas, ser¨ªa el llamado a convertirse en el guardi¨¢n de esa democracia que enfrentar¨¢ un reto supremo en Colombia en los pr¨®ximos cuatro a?os.
No es casual que en esta campa?a para la segunda vuelta los candidatos ganadores se est¨¦n moviendo al centro buscando esos votos que no son solamente los que sac¨® Sergio Fajardo, sino esa masa de ciudadanos hoy perdidos que se refleja en las encuestas en el voto en blanco o los indecisos. Despu¨¦s de ganar adeptos con la indignaci¨®n y el grito de cambio frente al Gobierno uribista de Iv¨¢n Duque, hoy los dos candidatos apuntan a bajar el miedo que generan los extremos. El centro no emociona pero puede dar confianza.
As¨ª como los l¨ªderes del centro tendr¨¢n que hacer revisi¨®n interna, tambi¨¦n es importante que lo haga la academia. Muchos intelectuales manifestaron su apoyo a la Coalici¨®n de la Esperanza. Los acad¨¦micos son quienes ayudan a entender, a leer entre l¨ªneas los fen¨®menos sociales, econ¨®micos y pol¨ªticos. ?Est¨¢n lejos de lo que pasa en las calles? ?Est¨¢n lejos de lo que se refleja en ese nuevo escenario de la democracia directa que son las redes sociales?
En las decisiones de los diferentes l¨ªderes del centro hay de todo. Alejandro Gaviria explic¨® su voto por Petro diciendo que es la ¡°opci¨®n m¨¢s responsable, institucional y liberal¡± y eso es coherente con sus ideas. El Nuevo Liberalismo se dividi¨®: Mabel Lara, su cabeza de lista al senado, se fue con Petro por la v¨ªa de Francia M¨¢rquez y Juan Manuel Gal¨¢n proclam¨® apoyo del partido a Rodolfo. Sergio Fajardo se mantiene en su decisi¨®n de no votar por Petro y qued¨® en el peor escenario: busc¨® la campa?a de Rodolfo, le dieron un portazo y al cierre de esta columna manten¨ªa abierta la opci¨®n de votar por ¨¦l o en blanco. Para ¨¦l la salida m¨¢s digna ser¨ªa la misma que le cost¨® tanto hace 4 a?os: votar en blanco. El pa¨ªs no es el mismo y el voto en blanco es una decisi¨®n pol¨ªtica v¨¢lida si ninguno de los candidatos genera certezas.
La coalici¨®n de Centro se muri¨® y los ciudadanos que quieren una democracia mejor, una sociedad m¨¢s justa, sin saltos al vac¨ªo, sin populismo y con respeto a las instituciones, esperan que sus l¨ªderes encuentren el rumbo. El pa¨ªs necesita hoy m¨¢s que nunca esa mirada vigilante. No se trata solamente de ganar el poder, se trata de hacer pol¨ªtica en la derrota tambi¨¦n y hacer veedur¨ªa del poder sin extremismos, teniendo la capacidad de reconocer aciertos y errores. Colombia necesita al centro vivo y activo.
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