C¨®mo apostar por la sostenibilidad desde las urbes
El 80% de los latinoamericanos vive en metr¨®polis. Ah¨ª est¨¢ el epicentro de la econom¨ªa y tambi¨¦n la clave para mitigar el cambio clim¨¢tico
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Latinoam¨¦rica y el Caribe albergan el mayor tesoro natural del globo. Aqu¨ª habita el 60% de la vida terrestre y los ecosistemas m¨¢s biodiversos, que var¨ªan desde humedales a costas, desiertos, bosques tropicales, glaciares o h¨¢bitats andinos de gran altitud. Aunque la mayor¨ªa de su extensi¨®n es rural, ocho de cada diez latinoamericanos viven en las ciudades y, en pocas d¨¦cadas, las urbes se han convertido en la meta (o la ¨²nica opci¨®n) para muchos. El crecimiento de estas es innegable. Pero, ?c¨®mo responder a las necesidades de la poblaci¨®n sin da?ar el planeta? Las biodiverciudades ¡ªun concepto que promueve que la conservaci¨®n de la biodiversidad sea una parte central de la planificaci¨®n, el ordenamiento del territorio y el desarrollo socioecon¨®mico de las urbes¡ª est¨¢n mostrando la demanda y la necesidad de pensar en el desarrollo sostenible como el ¨²nico posible si se quiere combatir el cambio clim¨¢tico.
¡°No se puede pensar en ambos elementos [ciudades y biodiversidad] por separado. La protecci¨®n de la naturaleza ofrece servicios ecosist¨¦micos que pueden ser aprovechados siempre y cuando se piense de manera integral¡±, asegura Emil Rodr¨ªguez, coordinador de desarrollo urbano en CAF-banco de desarrollo de Am¨¦rica Latina. Su organismo ha promovido la Red de Biodiverciudades con la vocaci¨®n de integrar ambos mundos. El objetivo es transformar las urbes en espacios que conviven de manera arm¨®nica con la naturaleza; pensar en sistemas de transporte limpios, infraestructuras resilientes o un mayor n¨²mero de parques urbanos o jardines en el coraz¨®n de las metr¨®polis.
A la red, que tiene como objetivo crear nuevos v¨ªnculos positivos entre lo rural y lo urbano y priorizar escenarios de econom¨ªa circular, ya se han sumado 63 alcald¨ªas en 11 pa¨ªses de la regi¨®n. Desde Ushuaia (Argentina) a Timbiqu¨ª (Colombia) o Niter¨®i (Brasil), los retos son los mismos, aunque con los matices y tomando como materia prima las riquezas de cada territorio: reducir los estragos del calentamiento global. Un ejemplo ser¨ªa seguir explorando los sectores productivos como el turismo en zonas costeras, pero sin dejar en un segundo plano la protecci¨®n de las playas con normativas respetuosas y de mirada larga.
¡°No se trata de que, por tomar el camino de la conservaci¨®n, se vaya a ir en detrimento del progreso¡±, a?ade ?ngel C¨¢rdenas, gerente de desarrollo urbano, agua y econom¨ªas creativas de CAF. ¡°Es todo lo contrario. Tenemos que repensar c¨®mo abordamos el territorio¡±. Y las ciudades son la llave. ¡°Cada vez son m¨¢s las consecuencias del calentamiento global en estas zonas; la presi¨®n migratoria, las inundaciones¡ ?stas tienen que estar en el centro del debate clim¨¢tico¡±.
Y esto es parte de la agenda global, no solo en esta regi¨®n. Las ciudades del mundo ocupan el 3% de la tierra, pero representan entre el 60% y el 80% del consumo de energ¨ªa y el 75% de las emisiones de carbono. Por eso, el onceavo objetivo de desarrollo sostenible (ODS) de Naciones Unidas est¨¢ vinculado a lograr que estas sean m¨¢s inclusivas, seguras, resilientes y verdes.
Barranquilla es un buen ejemplo de esa revoluci¨®n que busca la red de biodiverciudades. La primera gran iniciativa de la urbe costera colombiana fue la restauraci¨®n de la ci¨¦naga de Mallorqu¨ªn en el estuario del r¨ªo Magdalena. Esta laguna est¨¢ separada del mar Caribe por una estrecha playa, y de la desembocadura del r¨ªo por un dique construido para permitir el ingreso de los barcos de carga al puerto.
Durante d¨¦cadas, la contaminaci¨®n diezm¨® la capacidad de la ci¨¦naga de captar las emisiones de carbono y proporcionar alimentos a las comunidades locales. A¨²n con varios traspi¨¦s, conserva cuatro especies de mangle ¡ªincluido el rojo, amenazado¡ª, 81 especies de aves, 15 de invertebrados marinos, nueve de peces, nueve de anfibios y siete de reptiles. El nuevo proyecto incluye obras de saneamiento en el r¨ªo Magdalena, y senderos e infraestructuras para actividades tur¨ªsticas sostenibles como el avistamiento de aves. ¡°Lo interesante es que Barranquilla ha incorporado esta visi¨®n del planteamiento urbano y est¨¢ articulada con el Gobierno nacional¡±, expone C¨¢rdenas. Lo que se busca con este proyecto es replicar este modelo en el que se potencian las propias ideas locales, se escalan y se acompa?an durante su proceso.
Otros ejemplos de buenas pr¨¢cticas son la recuperaci¨®n del r¨ªo en Lima, Per¨², la preservaci¨®n de lagunas en Niteroi, Brasil, el cuidado de las zonas ¨¢ridas del sur de Ecuador, las iniciativas de Las Palmas (El Salvador) de alinearse con otros municipios para proteger una gran reserva de la biosfera, los intentos de recuperar espacios p¨²blicos en Ushuaia (Argentina). ¡°La biodiversidad, ubicada estrat¨¦gicamente dentro de una planificaci¨®n ordenada e integral, puede ser un elemento de transformaci¨®n social¡±, a?ade C¨¢rdenas.
Crear la ciudad en la que vivir
Para que los ciudadanos se beneficien del giro verde de sus ciudades, los expertos animan a que sean ellos parte del cambio a trav¨¦s de los presupuestos participativos y las juntas comunales. ¡°Es muy importante que haya una concientizaci¨®n de la ciudadan¨ªa y una alianza nuestra con las instituciones locales para priorizar ciertos proyectos¡±, explica Rodr¨ªguez.
A nivel mundial, Barcelona sigue siendo uno de los referentes urban¨ªsticos. Y lo es desde hace menos de treinta a?os. Los espacios dedicados al peat¨®n, el aumento de zonas verdes y la planificaci¨®n enfocada a los vecinos se consigui¨® gracias a la participaci¨®n ciudadana.
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