El tr¨¢fico de animales, un negocio millonario que amenaza 1.300 especies en Colombia
El pa¨ªs andino custodia m¨¢s de 63.000 especies, un tesoro que tambi¨¦n es un im¨¢n para la venta ilegal de fauna silvestre. El fot¨®grafo Iv¨¢n Valencia retrata las incautaciones de las autoridades ambientales
Se dice que los huevos de iguana son afrodis¨ªacos, que el canto de los canarios mejora los negocios, que tomar caldo de pich¨®n de loro ayuda a los ni?os a hablar y que las garras de los felinos los hacen m¨¢s fuertes. Los mitos son infinitos. Otras veces, la belleza y el exotismo de la fauna silvestre colombiana son suficientes para justificar el tr¨¢fico animal; uno de los tres negocios m¨¢s lucrativos del mundo. Esta pr¨¢ctica, que solo en el pa¨ªs andino mueve cerca de 23.000 millones de d¨®lares, est¨¢ dejando en los huesos el patrimonio natural. Y tambi¨¦n ha provocado que el hallazgo de ranas moribundas en cajas de zapatos o guacamayas en botellas de gaseosas sean el d¨ªa a d¨ªa de las autoridades ambientales. Esta es, dicen, la cruz del segundo pa¨ªs m¨¢s biodiverso del mundo.
Colombia tiene registradas 63.300 especies. Y solo el a?o pasado se incautaron al menos un ejemplar de 20.000 de ellas. ¡°Es un problema muy grave en el pa¨ªs¡±, explica por tel¨¦fono Adriana Luc¨ªa Santa M¨¦ndez, directora de Bosques, Biodiversidad y Servicios Ecosist¨¦micos del Ministerio de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible. Para la responsable, la soluci¨®n pasa por dos puntos claves: educaci¨®n ambiental en las comunidades y no permitir la impunidad de este delito (que estipula de cuatro a nueve a?os de c¨¢rcel a quien trafique, transporte o introduzca animales silvestres; adem¨¢s de una multa de 35.000 salarios m¨ªnimos).
Las cifras en el mundo son aterradoras. Cada a?o se trafican alrededor de 30.000 mam¨ªferos, entre dos y cinco millones de aves, m¨¢s de dos millones de reptiles y 6.000 millones de peces y anfibios, seg¨²n Cites, la Convenci¨®n sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres. El principal factor que detona esta pr¨¢ctica es, dicen los expertos, la demanda, que no disminuye dado el bajo riesgo asociado para el traficante. En Colombia, este es el principal factor por el que hay 1.302 amenazadas o en peligro de extinci¨®n.
Las familias m¨¢s amedrentadas son los primates, los reptiles y los psit¨¢cidos (loros y papagayos). Los clientes ¨Cprincipalmente estadounidenses, europeos y asi¨¢ticos¨C pagan hasta 15.000 d¨®lares por las guacamayas y 10.000 por los monos de cabeza blanca. ¡°Aunque se ha trabajado mucho en el decomiso, este tr¨¢fico no recibe la misma atenci¨®n del Gobierno que el de drogas. A¨²n hace falta un buen registro de datos, m¨¢s recursos y personal m¨¢s cualificado¡±, indica una de las representantes del Programa de Combate al Tr¨¢fico de Vida Silvestre de WSC, quien prefiere no revelar su identidad por miedo a las represalias. ¡°Tenemos que dejar de asociar esta pr¨¢ctica con lo cultural. Es un delito y tiene un impacto enorme en la econom¨ªa, la biodiversidad y las propias comunidades¡±.
Aunque las autoridades ambientales hacen hincapi¨¦ en la sensibilizaci¨®n de los lugare?os, la realidad es que, para muchos, la venta de estos animales constituye el ¨²nico medio de vida. Algunas de las zonas que gozan de mayor riqueza natural (como los departamentos de Amazonas, La Guajira y Choc¨®) tambi¨¦n son las regiones de mayor vulnerabilidad del pa¨ªs y donde mayor ha sido la huella del conflicto armado.
Representante de WSCEl tr¨¢fico animal no recibe la misma atenci¨®n del Gobierno que el de drogas. A¨²n hace falta un buen registro de datos, m¨¢s recursos y personal m¨¢s cualificado
Carlos Bello, director de evaluaci¨®n, seguimiento y control ambiental de las Corporaciones Aut¨®nomas Regionales y de Desarrollo Sostenible (CAR) en Cundinamarca es muy cr¨ªtico con el maltrato animal y el mercado negro: ¡°Cuando los ejemplares est¨¢n bonitos, los mantienen en cautiverio o los venden. A nosotros nos llegan cuando est¨¢n ya en las ¨²ltimas¡±. Esta autoridad regional llev¨® a cabo 58 operativos el a?o pasado y ya han decomisado 611 animales.
Asimismo, han identificado 176 especies ex¨®ticas, de las cuales 17 se encuentran en el listado de las 100 especies m¨¢s invasoras del planeta, como el caracol gigante, que se alimenta de vegetaci¨®n nativa. ¡°Tenemos que encontrar la forma de desactivar esta pr¨¢ctica como un negocio. Est¨¢ en juego demasiado¡±.
Cada vez que se acerca un festivo, Julio Miguel Oyola Ceballos se prepara para largas jornadas laborales. ?l es m¨¦dico veterinario y coordinador del Centro de Atenci¨®n y Valoraci¨®n de Fauna Silvestre del ?rea Metropolitana del Valle de Aburr¨¢ y conoce bien las din¨¢micas en estas fechas: ¡°Muchos aprovechan para irse a la costa y volver con un tit¨ª de cabeza blanca, un loro, se traen tortugas¡ Tambi¨¦n son fechas en las que los traficantes env¨ªan al exterior y nos llegan muchas incautaciones¡±. En lo que va de a?o ya van 700 en esta regi¨®n que engloba 10 municipios del noroeste del pa¨ªs. En el ejercicio anterior, fueron 730. ¡°Se est¨¢n disparando¡±, reconoce.
Una vez decomisados, estos animales pasan a manos como las de Oyola. ¡°La mayor¨ªa llegan semimuertos o con muchas falencias cl¨ªnicas. Se les nota desnutridos, improntados ¨Ccon comportamientos humanos at¨ªpicos en su especie¨C o con claras se?ales de haber estado bajo hacinamiento. Llegan en condiciones deplorables¡±, explica. Si se consiguen rehabilitar, son liberados y monitoreados a trav¨¦s de un microchip. En caso de que estos no pudieran sobrevivir en el medio por su cuenta, son recibidos en zool¨®gicos como el Parque Jaime Duque. All¨ª se custodian m¨¢s de 300 animales rescatados.
Camila Nieto fue m¨¦dico veterinaria en el parque durante cuatro a?os. ¡°Los procesos de rehabilitaci¨®n son extremadamente lentos. Un loro que llega improntado suele tardar m¨¢s de dos o tres a?os hasta que puede socializar con otras aves. Hay veces que incluso son rechazados por su propia especie y toca mezclarlos con otra¡±.
Aunque han pasado cuatro a?os, Nieto a¨²n se conmueve al pensar en la historia de Billy, el oso. Este mam¨ªfero lleg¨® a principios de los noventa con un problema en las articulaciones muy grave y sin garras (¡°se las quitaron para que no atacara¡±). ¡°Vivi¨® toda su vida en cautiverio¡±, lamenta. ¡°Tuvimos que ponerlo a dormir, ya no aguantaba m¨¢s. Es horrible pensar que estos animales comparten historias de vidas dur¨ªsimas por decisiones humanas¡±.
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