Nathalie Quintero, la venezolana que ayudar¨¢ a la NASA a enviar una mujer a la Luna
La ingeniera aeroespacial hace parte del equipo de pruebas del Core Stage, una pieza esencial para el despegue de la nave Ori¨®n, de la misi¨®n Artemisa 1, que regres¨® el domingo a la Tierra
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El trabajo de siete a?os de Nathalie Quintero, venezolana e ingeniera aeroespacial, y quien hace parte de la misi¨®n Artemisa de la NASA, se puso a prueba durante solo ocho minutos. Era el pasado 16 de noviembre, a las 6:47:44 del tiempo universal coordinado cuando, como impulsado por una bola de fuego, despeg¨® la nave Ori¨®n en el veh¨ªculo Space Launch System (SLS), desde el Centro Espacial Kennedy, en Florida, Estados Unidos. Diez minutos antes, Quintero (29 a?os), l¨ªder integradora de pruebas de Boeing, empresa encargada de una pieza fundamental del SLS, el Core Stage, estaba en el cuarto de lanzamiento, donde la NASA hace su tradicional cuenta regresiva: ¡°tres, dos, uno¡±. ¡°Mi funci¨®n en ese instante era proveer soporte de algunos subsistemas o equipos en caso de que fuera necesario¡±, recuerda ahora a trav¨¦s de una llamada virtual.
Pero diez minutos antes de que Ori¨®n se enviara camino a la Luna, de que la cuenta regresiva llegara a cero y cuando casi toda la misi¨®n entr¨® en piloto autom¨¢tico, ella baj¨® al parqueadero para ver sus a?os de trabajo funcionar. ¡°A bordo del Core Stage est¨¢n las computadoras de vuelo que son el coraz¨®n del lanzamiento porque controlan distintas fases durante ocho minutos¡±, explica. Luego, viene la separaci¨®n de varios componentes y el control de la misi¨®n se cede a Houston. Por eso, para Quintero, esos ocho minutos al aire eran esenciales: eran poner a prueba lo que ven¨ªa experimentando desde el 2016, cuando fue contratada por Boeing tras graduarse de la Universidad Aeron¨¢utica Embry-Riddle, tambi¨¦n en Estados Unidos.
¡°Fue un momento de mucha tensi¨®n. S¨ª, hubo emoci¨®n y l¨¢grimas, pero tambi¨¦n tensi¨®n porque no sab¨ªamos c¨®mo iba a suceder cada cosa¡±, cuenta. ¡°Hasta el momento todo lo que hab¨ªamos hecho era teor¨ªa, pero ahora era verlo en pr¨¢ctica¡y fue¡ ?wow!¡±, dice ahora, tras saber que Ori¨®n orbit¨® la Luna exitosamente y que ayer descendi¨® sin problema sobre el Oc¨¦ano Pac¨ªfico.
Artemisa, la misi¨®n de la que hacen parte Quintero y alrededor de 30.000 personas m¨¢s, tiene un objetivo final poco modesto: enviar a la primera mujer y a la primera persona negra a la Luna. A largo plazo, adem¨¢s, quieren establecer un campamento lunar. Mientras, en este primer periodo, conocido como Artemisa 1, se limit¨® ¨Csi es que esa palabra cabe- a enviar a Ori¨®n a orbitar el sat¨¦lite sin tripulaci¨®n alguna. Con Artemisa 2, que espera convertirse en una realidad a finales de 2024, ciertas personas ir¨¢n a bordo, pero sin realizar un alunizaje. Y ya para Artemisa 3, la idea es que una mujer deje sus huellas en la Luna, como hizo hace m¨¢s de 50 a?os el norteamericano Neil Armstrong en lo que tambi¨¦n fue un ic¨®nico momento para la televisi¨®n. En los tres periodos, Core Stage volver¨¢ a ser clave y Quintero espera seguir siendo su especie de hada madrina.
Como en otras ocasiones, Artemisa tambi¨¦n es una misi¨®n simb¨®lica. Su nombre no es solo mitol¨®gico, por ser la gemela de Apolo, como se llam¨® a la misi¨®n que mand¨® al hombre a la Luna, sino pol¨ªtico y social. ¡°Yo soy mujer, latina, nacida y criada en Caracas, venezolana e ingeniera, un ¨¢rea en el que la mayor¨ªa son hombres. As¨ª que esta tambi¨¦n es mi historia: recordar que la mujer puede llegar a cualquier campo o trabajo, inclusive hasta la Luna¡±, agrega. Esta historia, la de ella y la de Artemisa, la carga tan profundamente que el Instagram de Quintero se llama STEM for Aerospace, algo as¨ª como ¡°ciencia, tecnolog¨ªa, ingenier¨ªa y matem¨¢ticas para lo aeroespacial¡±. Desde all¨ª no solo narra c¨®mo es su vida trabajando junto a la NASA, sino que rescata las historias de las mujeres cient¨ªficas y hace divulgaci¨®n de ciencia en ingl¨¦s y espa?ol. Incluso, este a?o fue invitada como panelista a Bogot¨¢ (Colombia), en un evento conocido como Olimpiadas STEM.
¡°Desde que estaba en la Universidad me un¨ª a las sociedades de mujeres cient¨ªficas y a la de hispanos, y me gust¨® mucho lo que hac¨ªan: ir a los colegios a hablar sobre experimentos, sobre ciencia¡±, vuelve a recordar. Incluso, la danza, un campo que se niega a abandonar y que logra mezclar con la ingenier¨ªa, se ha vuelto en otra herramienta que, para ella, es poderosa a la hora de hacer ciencia. ¡°Siempre he cre¨ªdo que la parte creativa ayuda a la l¨®gica. Grandes inventores como Leonardo da Vinci eran tambi¨¦n pintores, ingenieros. El arte y la ciencia se complementan y la mala concepci¨®n ha sido que uno no las puede estudiar juntas¡±, asegura. Empez¨® bailando danza nacional, folklor venezolano. Ahora practica flamenco.
Dibujar, de hecho, tambi¨¦n fue parte de lo que la motiv¨® a convertirse en ingeniera aeroespacial. De peque?a, quer¨ªa ser piloto. Su pap¨¢ lo era y, como ahora cuenta, en Caracas lo m¨¢s cercano al espacio era el Aeropuerto Internacional Sim¨®n Bol¨ªvar, a una hora, en Maiquet¨ªa. Pero durante el colegio, que hizo en Venezuela y antes de migrar a Estados Unidos, fue mezclando el dibujo con c¨¢lculos y formulas. ¡°Encontr¨¦ el dibujo t¨¦cnico y tambi¨¦n me acuerdo que ten¨ªa un kit de pistones, para entender bien c¨®mo se ve¨ªa el motor¡±, comenta. As¨ª es como fue enamor¨¢ndose de nuevas formas de entender el mundo.
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