Se buscan 3,2 millones de profesores
Am¨¦rica Latina y el Caribe tienen un enorme retraso de aprendizaje. Quienes cargan con el letargo son docentes mal pagados, poco tecnol¨®gicos y exhaustos tras la pandemia
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Julio C¨¦sar Rodr¨ªguez Molano se licenci¨® en Matem¨¢ticas y Ciencias de la computaci¨®n en Colombia, concluy¨® un m¨¢ster en Direcci¨®n e Ingenier¨ªa en Sitios Web y es doctorando en Inform¨¢tica por la Universidad de Oviedo, Espa?a. Sin embargo, su sueldo como maestro de una escuela rural colombiana no supera los 813 d¨®lares. Baltazar S¨¢nchez, director de la Escuela oficial rural mixta de Aldea Juil (Guatemala) no alcanza los 900 d¨®lares. A Dar¨ªo Greni Olivieri, en Uruguay, le pagan 1.300 d¨®lares. Si bien el costo de vida y los sueldos var¨ªan mucho de un pa¨ªs latinoamericano a otro (oscilan entre los 300 a los 1.500 d¨®lares), la mayor¨ªa de profesores tiene salarios m¨¢s bajos que otras carreras similares en a?os y formaci¨®n. Y la vocaci¨®n no llena la despensa. ¡°La canasta b¨¢sica de alimentos est¨¢ por los aires y nuestros sueldos no van a la par. Somos profesionales y no siempre nos alcanza¡±, cuenta S¨¢nchez. ¡°Yo deber¨ªa de estar cobrando 370 d¨®lares m¨¢s, pero la diferencia es debida a las trabas del Estado para ascender. Mi sueldo no es suficiente¡±, explica Rodr¨ªguez.
La precariedad laboral, la falta de acompa?amiento de los Estados, la escasa o nula digitalizaci¨®n y las obsoletas infraestructuras son algunas de las razones por las que hacen falta 44 millones de docentes en el mundo, seg¨²n las estimaciones del Instituto de Estad¨ªsticas de Unesco, publicadas este mi¨¦rcoles en el marco del D¨ªa mundial del docente. Al menos 3,2 millones de ellos son necesarios en Am¨¦rica Latina y el Caribe para alcanzar las metas educativas de la Agenda 2030. Hace 20 a?os, la raz¨®n principal de esta demanda insatisfecha estaba vinculada al aumento de la matriculaci¨®n escolar. Hoy, tiene m¨¢s que ver con la dificultad de atraer candidatos o mantenerlos en sus puestos. A Claudia Uribe, directora de la oficina regional de Educaci¨®n para la regi¨®n de la Unesco, le preocupa mucho la deserci¨®n en el sector: ¡°Esta tasa entre profesores de primaria se dobl¨® en siete a?os. En 2015 era de 4,62% y, en 2022, de 9,06%¡±. De acuerdo a estimaciones regionales, la mayor parte de escasez docente proyectada para el 2030 se atribuye a la potencial necesidad de rellenar puestos ya existentes.
Cuando las vacantes est¨¢n tan solicitadas, explica Bibiam D¨ªaz, experta en Educaci¨®n de CAF-banco de desarrollo de Am¨¦rica Latina y el Caribe, los requisitos de acceso no son tan altos. Y esto repercute notoriamente en el rendimiento de una gran parte de los maestros y los alumnos. ¡°En el continente tenemos un gran reto de formaci¨®n de profesorado, sobre todo en el ¨¢rea digital. Si bien es cierto que los pa¨ªses est¨¢n avanzando en ello, muchas veces el proceso de adaptarse a la inteligencia artificial o a la tecnolog¨ªa lo hacen solos y en su tiempo libre¡±, explica. Este es el caso de Greni, director y maestro en la escuela rural n¨²mero 88 de Las Violetas, Uruguay, quien calcula dedicarle un promedio de 10 horas extras a la semana para preparar sus clases y formarse.
Si bien Uruguay ha sido aplaudido por el famoso Plan Ceibal, que otorg¨® tabletas, computadoras e incorpor¨® herramientas digitales en todo el proceso educativo, la adaptaci¨®n a la realidad tecnol¨®gica es a¨²n lenta: ¡°No hemos recibido a¨²n cursos sobre inteligencia artificial. Creo que podr¨ªamos sacarle mucho provecho, pero no he incursionado en ella con mis alumnos porque creo que necesito formaci¨®n. A¨²n no la tenemos¡±. Para profesores rurales, como Rodr¨ªguez, las brechas se hacen incluso m¨¢s grandes: ¡°Aunque desde las entidades estatales constantemente nos ofrecen cursos sobre tecnolog¨ªas emergentes, estas son de dif¨ªcil aplicaci¨®n, ya que estas est¨¢n concentradas en instituciones de formaci¨®n ubicadas en las grandes zonas pobladas¡±.
D¨ªaz insiste: ¡°Se puede mejorar mucho en la forma en la que est¨¢ dise?ada la carrera de magisterio, pero tambi¨¦n en el rol de los Estados para no dejarlos solos¡± a los maestros. La soledad en el trabajo se multiplic¨® en la pandemia. Los profesores no entendieron de horarios ni de restricciones m¨¦dicas, si ello implicaba el hast¨ªo o la desesperanza de los estudiantes. A pesar de los esfuerzos docentes, Am¨¦rica Latina tard¨® m¨¢s de un a?o y medio en regresar a la presencialidad y tuvo un retroceso en el aprendizaje de los alumnos de una d¨¦cada. Adem¨¢s, cerca de 15 millones de ni?os dejaron la escuela tras la covid-19. Greni cuestion¨® muchas veces qui¨¦n pensaba en el bienestar de los maestros. Y S¨¢nchez, en Guatemala, dice a¨²n sufrir las consecuencias del par¨®n: ¡°Ahora es que estamos empezando a recuperarnos¡±.
A pesar de que magisterio es una carrera muy feminizada (73%), el perfil del desertor suele ser var¨®n y se encuentra muy al principio de su carrera laboral o bien cerca del final, trabajando en escuelas de alto contexto vulnerable. Los datos de Unesco muestran que despu¨¦s de la pandemia, la deserci¨®n docente en los niveles de primaria aument¨® considerablemente. La escasez parece afectar tambi¨¦n a determinadas disciplinas como matem¨¢ticas y ciencias y a colegios m¨¢s vulnerables o de origen ind¨ªgena.
¡°Es necesaria una formaci¨®n m¨¢s pr¨¢ctica¡±
Pero, ?qu¨¦ puede cambiar la formaci¨®n de los profesores en el sistema educativo? Ver¨®nica Cabezas, directora ejecutiva de Elige Educar, una iniciativa p¨²blico privada que funciona al alero del Centro de Pol¨ªticas P¨²blicas de la Universidad Cat¨®lica, lo tiene claro: todo. La clave para la chilena radica en tres puntos principales: ¡°Es necesaria una formaci¨®n m¨¢s pr¨¢ctica y cercana a los territorios donde se imparten clases, entendiendo bien el contexto de los alumnos; un monitoreo que no termine en la graduaci¨®n del magistrado, sino que contin¨²e en el primer a?o de pr¨¢cticas; y una orientaci¨®n socioemocional s¨®lida¡±. Y a?ade: ¡°Los estudiantes de magisterio tienen que saber qu¨¦ es dar clases desde mucho antes de graduarse¡± ya que en ciudades como Buenos Aires, por ejemplo, solo se grad¨²a uno de cada tres estudiantes de magisterio.
Jornadas interminables, salarios bajos y mucha carga laboral. A pesar de que el escenario docente en la regi¨®n tiene muchas cosas que mejorar, los tres profesores entrevistados no se imaginan haciendo otra cosa. Los expertos, sin embargo, se?alan que la vocaci¨®n y la pasi¨®n no pueden ser los ¨²nicos pilares sobre los que se sostiene una labor tan importante. ¡°Nuestra oficina es una clase llena de ni?os¡±, a?ade Grani. ¡°Los maestros tienen que entender que la mayor calidad del sistema educativo es un beneficio para ellos; los alumnos. Es necesario que prueben cuanto antes la docencia para saber si les gusta o quieren desistir. Yo tengo claro que har¨¦ esto hasta que me jubile¡±.
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