Alicia Rojas, microbi¨®loga: ¡°El cambio clim¨¢tico est¨¢ expandiendo la malaria a zonas de EE UU¡±
La cient¨ªfica costarricense aboga por una mayor inversi¨®n para enfermedades parasitarias que afectan a mil millones de personas en el mundo, principalmente ind¨ªgenas y poblaci¨®n vulnerable
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Las opciones eran tres: estudiar piano, arquitectura o microbiolog¨ªa. Esta ¨²ltima no convenc¨ªa del todo a Alicia Rojas (35, San Jos¨¦, Costa Rica), solo porque sab¨ªa que tendr¨ªa que aprender parasitolog¨ªa. A la joven, que entonces ten¨ªa 17 a?os, no le atra¨ªa mucho la idea de pasar horas examinando heces en un laboratorio. 18 a?os despu¨¦s, es una de las mayores referentes de la regi¨®n en esta ¨¢rea. ¡°Los par¨¢sitos son fascinantes, viven durante a?os burlando al sistema inmune del hospedero¡±, cuenta por videollamada. Recientemente premiada con el galard¨®n Anneke Levelt-Senger, lamenta la escasa financiaci¨®n en su especialidad y la fuga de cerebros de cient¨ªficos latinoamericanos. ¡°La investigaci¨®n puede cambiarle la vida a mil millones de personas¡±, cuenta en alusi¨®n a los afectados por enfermedades parasitarias en el mundo. ¡°La mayor¨ªa de entornos socioecon¨®micos bajos y personas ind¨ªgenas. Por eso no se invierte tanto en ello¡±.
Rojas, sin embargo, ha dedicado toda su carrera a ello. Estudi¨® a caballo entre Costa Rica e Israel zambull¨¦ndose en el mundo de los gusanos que habitan y contagian principalmente a animales y tratando de simplificar y mejorar el diagn¨®stico de estas patolog¨ªas. Descubridora de una especie nueva, spirocerca vulpis, la costarricense tambi¨¦n es una de las voces m¨¢s importantes sobre la investigaci¨®n del ADN de los par¨¢sitos y sus variantes en funci¨®n de la geograf¨ªa. Desde 2020, coordina Acosnet, una red con investigadores de Am¨¦rica Latina obcecados con mejorar el diagn¨®stico de Angiostrongylus costaricensis, un par¨¢sito neotropical. Adem¨¢s, es miembro del Troccap (Tropical Council for Companion Animal Parasites), editora asociada de la revista Parasites & Vectors y miembro del equipo editorial de las revistas Acta Tropica y Current Research in Parasitology and Vector Borne Diseases. ¡°Hago de todo¡±, cuenta entre risas.
Hace un mes, encontr¨® en las redes una investigaci¨®n que dio la vuelta al mundo. ¡°Descubren un gusano vivo de ocho cent¨ªmetros en el cerebro de una mujer australiana¡±, ley¨® en prensa d¨ªas despu¨¦s. Este par¨¢sito, frecuente en pitones, era encontrado por primera vez en el cerebro de un humano. ¡°Me pareci¨® muy curioso que este caso se hiciera tan viral, porque ha habido casos similares de otros par¨¢sitos en humanos¡±, dice. ¡°De cualquier forma, me gusta que llame la atenci¨®n porque toda publicidad es positiva, especialmente en el ¨¢rea de los par¨¢sitos. De eso no se habla mucho¡±.
Hace menos de medio siglo que los par¨¢sitos dejaron de enfermar a los humanos en zonas urbanas de la manera que antes lo hac¨ªan. El alcantarillado y la potabilizaci¨®n del agua hicieron dif¨ªcil la vida de estos pat¨®genos. Pero siguen afectando en zonas de muy bajos recursos y a animales de compa?¨ªa o de producci¨®n. ¡°Antes eran muy comunes los par¨¢sitos que invad¨ªan el sistema gastrointestinal, produc¨ªan diarreas, dolores intestinales o anemia¡ Se le puso remedio en las ciudades, pero hay zonas olvidadas en las que sigue siendo com¨²n¡±.
Costa Rica no es una excepci¨®n. En su pa¨ªs natal, Rojas colabora en un programa de acci¨®n social liderado por los doctores Alberto Solano y Javier Mora en el que, junto a estudiantes de varias ¨¢reas de estudio, visitan comunidades ind¨ªgenas, migrantes o socioecon¨®micamente vulnerables para concienciar sobre los par¨¢sitos, diagnosticar a los afectados y darles tratamiento. ¡°Esto no es un problema que solo est¨¦ en ?frica o en Asia. En los tr¨®picos de Am¨¦rica Latina, una de cada tres personas est¨¢ afectada con par¨¢sitos¡±, a?ade. El tratamiento de las parasitosis intestinales es sumamente sencillo. Una dosis de tabletas y seguimiento. ¡°Uno se pone a pensar... Si es tan asequible y es tan sencillo, ?por qu¨¦ siguen ocurriendo casos en todo el mundo? Adem¨¢s de que afecta a poblaciones vulnerables, existe tambi¨¦n un mal manejo del diagn¨®stico. La soluci¨®n para ambos problemas es el mismo: m¨¢s investigaci¨®n¡±.
Aunque la doctora descarte la posibilidad de una pandemia por un par¨¢sito (¡±el modo de infecci¨®n es mucho m¨¢s lento¡±), asegura que es m¨¢s que probable que se empiecen a dar brotes o incluso epidemias en lugares donde estas patolog¨ªas no son end¨¦micas. ?La raz¨®n? El calentamiento global. ¡°El aumento de temperaturas est¨¢ provocando ya que las condiciones donde se propagan estos par¨¢sitos, en el calor, sean cada vez territorios m¨¢s extensos. Por lo tanto, veremos en unos a?os c¨®mo hay muchos m¨¢s casos de malaria o de la enfermedad de Lyme¡±. Y a?ade: ¡°El cambio clim¨¢tico est¨¢ expandiendo ya la malaria a zonas templadas de Estados Unidos¡±. En junio, las autoridades sanitarias de ese pa¨ªs confirmaron cinco casos en Florida y Texas, los primeros en 20 a?os en los que la enfermedad se adquiri¨® localmente en ese pa¨ªs, seg¨²n los Centros para el Control y la Prevenci¨®n de Enfermedades (CDC, por sus siglas en ingl¨¦s). ¡°La tendencia de estos casos es a que vaya en aumento, porque las condiciones climatol¨®gicas est¨¢n cambiando r¨¢pidamente¡±.
¡°La ciencia no puede estar lejos de las comunidades¡±
Para ella, una de las grandes ense?anzas del proyecto universitario en el que trabaj¨®, fue darse cuenta de lo alejada que est¨¢ la academia de la realidad de las comunidades. ¡°A algunas se les ha dado seguimiento por hasta 10 a?os y se ha visto que la infecci¨®n por helmintos es sostenida. Se diagnostica, se explica, se trata... Y al a?o siguiente todo sigue igual. Entonces, quiere decir que hay una barrera entre lo que se dice desde la occidentalidad y la visi¨®n de ellos. Esa barrera impide que la informaci¨®n pase. Y la ciencia no puede estar lejos de ellos. Nuestra misi¨®n actual es hacer intervenciones m¨¢s respetuosas hacia sus culturas que, adem¨¢s, tienen un concepto de agua o de salud completamente diferente al nuestro¡±.
Ni la noci¨®n de occidentalidad ni el g¨¦nero han pasado desapercibidas en su carrera. Rojas, quien realiz¨® el doctorado junto al especialista en parasitolog¨ªa veterinaria Gad Baneth en Israel, decidi¨® seguir form¨¢ndose all¨¢. En esa ¨¦poca fue madre y comprob¨® la dificultad de llevar un balance entre la vida personal y profesional. ¡°Fue un periodo muy complicado de poder distribuir las exigencias del trabajo, con mi vida familiar. Cuido de mi hijo, soy una persona, sigo siendo una mujer, tengo intereses fuera de la parasitolog¨ªa...¡±. Por eso, aunque despu¨¦s tuvo oportunidades laborales en Estados Unidos, las descart¨® precisamente por buscar ese equilibrio: ¡°Siempre supe que quer¨ªa volver a Costa Rica. Es aqu¨ª donde tengo mi red de apoyo. Publicar y ganar premios es muy motivante, pero yo siento que uno no se lleva nada de eso; que no es lo m¨¢s importante¡±. Y concluye: ¡°Como pasa en todas las ¨¢reas cient¨ªficas, los cargos de poder los han ocupado siempre hombres. Pero nunca me he sentido menos por ser mujer. Consegu¨ª un equilibrio que me gusta¡±.
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