Brasil se lanza a explotar el fil¨®n del ¡°afroturismo¡±
El Gobierno se fija por primera vez en este mercado emergente y promete dar un empuj¨®n a los peque?os emprendedores negros que ya trabajan en el sector

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Cada fin de semana, el grupo es un poco m¨¢s grande que el anterior. El boca a boca funciona y cada vez son m¨¢s los que se agolpan a los pies de la estatua de Mercedes Baptista, la primera bailarina negra del Teatro Municipal de R¨ªo de Janeiro. Es el punto de partida para el Circuito de la Herencia Africana, que recorre la regi¨®n del centro de R¨ªo conocida como la Peque?a ?frica. En este barrio portuario desembarcaron cientos de miles de africanos esclavizados y en sus callejones naci¨® lo que hoy se conoce como samba.
¡°Aqu¨ª las personas conocen la historia que no se cuenta, entienden la verdad sobre el apag¨®n hist¨®rico (de la historia negra) en la ciudad y en el pa¨ªs, es un turismo que va m¨¢s all¨¢ de lo cl¨¢sico, del Pan de Az¨²car y el Cristo del Corcovado¡±, explica Rafael Moraes, uno de los gu¨ªas del Instituto dos Pretos Novos (IPN) que organiza estas visitas. La caminata termina en una peque?a casita hoy convertida en museo y sede del IPN, donde durante unas obras aparecieron multitud de huesos bajo tierra. Resultaron ser los restos del cementerio donde se enterraba a los esclavos que no resist¨ªan la traves¨ªa por el oc¨¦ano.
Sobre un cristal que protege un esqueleto, Moraes pronuncia su ¨²ltima explicaci¨®n, un manifiesto que conecta el doloroso pasado de Brasil con el d¨ªa a d¨ªa de los negros brasile?os marcado por el racismo. A m¨¢s de un visitante se le escapan las l¨¢grimas. ¡°Creo que hay un sentimiento de mea culpa; es un circuito transformador¡±, dice convencido. En 2019, hicieron este recorrido algo menos de 2.500 personas. Este a?o, se espera llegar a las 15.000. La mayor¨ªa son cariocas o brasile?os de otros estados, pero de vez en cuando ya aparece alg¨²n extranjero. El equipo de gu¨ªas ya se est¨¢ poniendo las pilas para ofrecer la visita en varios idiomas. Es solo un ejemplo de un sector que, pese a numerosos obst¨¢culos, despega en Brasil con fuerza, el del afroturismo.
Brasil es el pa¨ªs con m¨¢s poblaci¨®n negra del mundo fuera de ?frica, (el 56% de los brasile?os se identifican como negros o mestizos) y el inter¨¦s por la cultura e historia negra de Brasil es creciente, sobre todo en pa¨ªses donde la poblaci¨®n negra tiene m¨¢s poder adquisitivo, como EE UU o los pa¨ªses europeos. Muchos de esos turistas buscan un tipo de experiencias que no encuentran en la oferta convencional.

Eso lo entendi¨® hace algunos a?os Carlos Humberto Silva, CEO de Di¨¢spora Black, una start-up de turismo que funciona como consultora, portal de venta de paquetes tur¨ªsticos y como una especie de Airbnb. Todos los anfitriones son negros o simpatizantes del movimiento antirracista. La facturaci¨®n de la plataforma creci¨® un 395% el a?o pasado y espera ingresar m¨¢s de 4 millones de reales (800.000 d¨®lares) al cerrar este a?o. Quienes la buscan son turistas que quieren aprender, por ejemplo, sobre los saberes asociados a las plantas en religiones afrobrasile?as como el candombl¨¦ o profundizar en m¨²sicas como el jongo y el maracat¨², estrechamente vinculadas a los movimientos de resistencia de los esclavos. Las visitas a los quilombos, comunidades normalmente rurales donde viven los descendientes de los esclavos que huyeron de sus amos, tambi¨¦n empiezan a ser frecuentes.
La comunidad, en el centro
Aqu¨ª es cuando aparece la se?al de alerta. El fantasma de la gentrificaci¨®n y la plastificaci¨®n en forma de parque tem¨¢tico est¨¢ ah¨ª y todos quieren evitarlo, se?ala Silva. ¡°Cuando hablamos de afroturismo, la comunidad est¨¢ en el centro, ella define todo, qu¨¦ historias deben contarse, qu¨¦ espacios ser¨¢n visitados¡ No es algo de fuera para dentro. Es al rev¨¦s, es una ruptura de ese modelo colonialista que cuenta las historias a trav¨¦s de otros, es un movimiento que cuenta sus propias historias¡±, dice convencido. Su empresa incluso ofrece cursos de formaci¨®n para que sean las propias personas de las comunidades las que ejerzan de gu¨ªas tur¨ªsticos.
Otro de los desaf¨ªos es garantizar que la renta que genere este floreciente sector beneficie a sus protagonistas. En Salvador de Bah¨ªa, la ciudad m¨¢s negra del pa¨ªs (el 82% de sus vecinos son afrodescendientes), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) inyect¨® 15 millones de reales (casi tres millones de d¨®lares) en el proyecto Salvador Capital Afro. A pesar de que ha llenado la ciudad de cursos, conferencias, exposiciones y eventos culturales, surgieron algunas voces cr¨ªticas porque buena parte de las empresas ganadoras de las convocatorias estaban en manos de las mismas empresas con los mismos due?os blancos de siempre.

Los desaf¨ªos son numerosos. En ciudades coloniales como Ouro Preto o Paraty, impolutas y siempre listas para la foto, a¨²n predominan las visitas centradas en la belleza de la arquitectura y el brillo del oro barroco, que pasan de puntillas por un pasado estrechamente vinculado a la esclavitud. Otros lugares donde ese pasado se muestra en carne viva, como el Cais do Valongo en R¨ªo (los restos del muelle por el que desembarcaron casi un mill¨®n de esclavos, el ¨²nico testimonio f¨ªsico de la llegada de estos africanos a Am¨¦rica), muchas veces son v¨ªctimas de la indiferencia. El recinto arqueol¨®gico fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2017, pero ni siquiera aparece en los mapas tur¨ªsticos de la ciudad y su se?alizaci¨®n es muy deficiente.

Leticia Santanna, especialista en turismo decolonial, cree que Brasil, el eterno ¡°pa¨ªs del futuro¡± que siempre lo deja todo para despu¨¦s, tiene que darse prisa para no perder el tren del afroturismo, pero remarca que hay que tener cuidado. Las estructuras econ¨®micas son las de siempre y el riesgo es ¡°que el negro contin¨²e en el lugar de servir, de tocar el tambor, de funcionar como entretenimiento¡±, dice la tambi¨¦n directora del grupo Georges¡¯ Life, con hoteles boutique en Maranh?o y R¨ªo. Ese protagonismo real es el que agradecen muchos hu¨¦spedes, seg¨²n comenta desde el coqueto jard¨ªn del hotel en el barrio carioca de Santa Teresa. ¡°Aqu¨ª mucha gente me dice: ¡®No me imaginaba que fueras negra, me alivia saber que me entender¨¢s y me atender¨¢s de otra forma¡±, dice sobre sus clientes negros. El miedo a sufrir experiencias racistas es uno de los principales factores que pesan a la hora de planificar el viaje, por eso no basta con ¡°colorear¡± la foto, dice Santanna, que defiende priorizar los cambios estructurales a nivel social.
La demanda est¨¢ ah¨ª, pero a veces la respuesta de la administraci¨®n no est¨¢ a la altura de las circunstancias. Desde la Embratur, la agencia del Gobierno encargada de promocionar Brasil como destino tur¨ªstico, prometen que las cosas van a cambiar despu¨¦s de los cuatro a?os de gesti¨®n del expresidente Jair Bolsonaro en los que jam¨¢s se trat¨® del tema. Ahora, por primera vez hay un departamento espec¨ªfico para promover este segmento tur¨ªstico, y se est¨¢n recabando datos para presentar en breve una cuidada radiograf¨ªa del sector. El a?o pasado, Brasil fue el quinto pa¨ªs m¨¢s visitado de Latinoam¨¦rica (3,6 millones de turistas), por detr¨¢s de M¨¦xico (l¨ªder absoluto, con 38,3), la Rep¨²blica Dominicana (7,1) Colombia (4,4) y Argentina (3,8). Todos coinciden en que hay mucho margen para crecer.
El a?o que viene, S?o Lu¨ªs do Maranh?o albergar¨¢ un encuentro internacional de afroturismo. Ser¨¢ una oportunidad de oro para desplegar el potencial de Brasil ante el apetito extranjero, seg¨²n explica por tel¨¦fono la coordinadora de Diversidad, Afroturismo y Pueblos Ind¨ªgenas de la Embratur, Tania Neres. ¡°El mayor desaf¨ªo es invertir en emprendedores negros, para que se fortalezcan como due?os de su propia historia¡±, comenta. Para Neres, las tendencias en el sector tambi¨¦n son una oportunidad para que Brasil se aleje de una vez por todas del clich¨¦ de destino de turismo sexual. Aunque ha habido avances muy importantes en las ¨²ltimas d¨¦cadas, esa imagen a¨²n pervive en el imaginario de muchos extranjeros, y afecta especialmente a la poblaci¨®n afrobrasile?a.

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