El asesinato de la sacerdotisa M?e Bernadete y el repunte de la ¡®guerra santa¡¯ contra las religiones africanas en Brasil
El incremento de ataques de intolerancia religiosa, un 45% en dos a?os, est¨¢ relacionado con el avance del fundamentalismo evang¨¦lico, seg¨²n los especialistas
Maria Bernadete Pac¨ªfico, de 72 a?os, era toda una instituci¨®n en Salvador de Bah¨ªa, en el noreste de Brasil, donde se la conoc¨ªa simplemente como M?e Bernadete: una respetada l¨ªder quilombola (descendiente de las comunidades que formaron los esclavos que huyeron de sus amos) y ialorix¨¢, sacerdotista del candombl¨¦, una de las religiones de origen africano que se profesan en el pa¨ªs. Desde hace a?os luchaba por la integridad territorial de su quilombo, situado a las afueras de Salvador y codiciado por madereros y especuladores. Hace unas semanas, dos pistoleros invadieron su terreiro, el lugar sagrado donde se desarrollan las ceremonias, y la mataron a tiros. Seis a?os antes mataron a su hijo. Los investigadores apuntan al conflicto agrario como principal causa del asesinato, pero no descartan el factor religioso.
Los delitos por intolerancia religiosa crecieron en Brasil en los ¨²ltimos a?os. Seg¨²n los datos m¨¢s recientes del Ministerio de Derechos Humanos, los casos aumentaron un 45% en los ¨²ltimos dos a?os. El a?o pasado se registraron 113 denuncias, aunque el Gobierno matiza que el subregistro puede ser enorme, porque muchos de estos delitos a¨²n se consideran ri?as de vecinos, y sobre todo porque acusan a la anterior gesti¨®n de Jair Bolsonaro de desmontar el sistema que facilitaba las denuncias de este tipo.
Vivir la religi¨®n en la clandestinidad
Por delito de intolerancia religiosa se entiende desde el caso extremo, como un asesinato, hasta agresiones cotidianas, como insultos, amenazas y otros tipos de discriminaci¨®n por motivos religiosos. Pueden conllevar de dos a cinco a?os de c¨¢rcel. En Brasil, quienes m¨¢s las sufren son los practicantes de las religiones de matriz africana, como el candombl¨¦, la umbanda o la quimbanda. El babalorix¨¢ Sidnei Nogueira lidera un terreiro en las afueras de S?o Paulo y est¨¢ acostumbrado a lidiar con la discriminaci¨®n que sufren los fieles que lo frecuentan. En las ceremonias se usan collares de cuentas y vestimentas y turbantes blancos, que en seg¨²n que casas y qu¨¦ barrios son vistos como algo demoniaco. Cuenta por tel¨¦fono que para proteger a sus ¡®filhos de santo¡¯, ha tenido que construir unos fregaderos y un armario para que la ropa se quede all¨ª. ¡°Algunos tienen padres neopentecostales; si llevan esas cosas les expulsan de casa. Viven la religi¨®n en la clandestinidad. En cambio, ellos (los evang¨¦licos) exhiben todo el rato su Biblia, el crucifijo¡ pero nosotros tenemos que escondernos, en pleno siglo XXI¡±, lamenta. Nogueira, doctor en Semi¨®tica por la Universidad de S?o Paulo (USP) y autor del libro Intolerancia religiosa, tambi¨¦n defiende usar el concepto ¡°racismo religioso¡± porque la mayor¨ªa de agresiones se dirigen contra religiones le¨ªdas socialmente como negras.
Brasil, un pa¨ªs extremadamente religioso, a¨²n es el mayor pa¨ªs cat¨®lico del mundo, con m¨¢s de 108 millones de fieles, aunque los evang¨¦licos vienen creciendo exponencialmente en los ¨²ltimos a?os y se espera que sean mayor¨ªa en 2032. Aunque es un grupo heterog¨¦neo, con cientos de denominaciones diferentes, en general hay tensiones con los cat¨®licos (por su veneraci¨®n de las im¨¢genes, que consideran paganismo) y sobre todo con las religiones afrobrasile?as. Uno de los fundamentos te¨®ricos de ese creciente sentimiento de rechazo se remonta a 1997, cuando el obispo Edir Macedo, de la poderosa Iglesia Universal del Reino de Dios, public¨® un libro en que defend¨ªa que las religiones afro son ¡°sectas demoniacas¡± y ?frica un continente maldito. Esa iglesia tiene hoy hasta su propio partido pol¨ªtico, con 43 congresistas.
Las religiones de matriz africana, en cambio, representan apenas el 0,3 por ciento de la poblaci¨®n brasile?a. Se trata de una minor¨ªa con fieles mayoritariamente negros y cuyos lugares de culto, tan discretos que muchas veces pasan desapercibidos, suelen estar en favelas y periferias, justo donde las iglesias evang¨¦licas se multiplican a un ritmo vertiginoso, abren unas 14.000 al a?o. La convivencia no suele ser f¨¢cil. En estas barriadas, carteles o grafitis como los que alertan de que ¡°solo Jes¨²s expulsa a Ex¨² de las personas¡± son una constante. Ex¨² es una divinidad del candombl¨¦ que muchos evang¨¦licos identifican de forma err¨®nea con el demonio. Tambi¨¦n es com¨²n que se proh¨ªba el sonido de los atabaques, los tambores sagrados que se usan en la liturgia. Muchos fieles acaban expulsados de sus barrios. En la periferia norte de R¨ªo en los ¨²ltimos a?os hubo una ola de ataques muy violentos, con varios terreiros totalmente destruidos o incendiados.
El fiscal J¨²lio Ara¨²jo, que trabaj¨® durante a?os siguiendo esos casos, comenta por tel¨¦fono que a¨²n hay varios l¨ªderes religiosos con escolta policial. En su opini¨®n, las agresiones se explican, de forma general, por ¡°los sectores neopentecostales que estimulan el odio¡±, pero va un poco m¨¢s all¨¢, cree que el ritmo creciente de los ¨²ltimos a?os se debe, sobre todo, a que ese discurso cal¨® en las estructuras de poder. ¡°El gran impacto que veo de la oficializaci¨®n de una visi¨®n estigmatizante de los grupos religiosos de matriz africana fue la inacci¨®n para establecer pol¨ªticas de prevenci¨®n y mitigaci¨®n de esos problemas¡±, dice, refiri¨¦ndose de forma indirecta al Gobierno de Jair Bolsonaro.
El l¨ªder ultraderechista, que ten¨ªa como lema ¡®Dios por encima de todo¡¯, siempre defendi¨® Brasil como un ¡°pa¨ªs cristiano¡± y lleg¨® a hablar de ¡°cristofobia¡± en la ONU. En el marasmo de noticias falsas que inund¨® Internet en la ¨²ltima campa?a electoral, tambi¨¦n se usaron los cultos afrobrasile?os para asociar al presidente Lula da Silva al ¡°satanismo¡± y a su esposa, Janja, a la ¡®macumba¡¯, un t¨¦rmino despectivo para referirse a estas religiones. La ¡®guerra santa¡¯ en las redes no cesa. En abril, la Fiscal¨ªa de R¨ªo pidi¨® a YouTube que vigile permanentemente canales como ¡®Gera??o Jesus Cristo¡¯ y ¡®Gera??o de M¨¢rtires¡¯ por ¡°el enorme volumen de contenido discriminatorio¡±. Pero al tiempo que los ataques aumentan, las minor¨ªas religiosas tambi¨¦n empiezan a articularse y plantar cara. El pasado mes de agosto, m¨¢s de 60.000 personas se reunieron por primera vez en el centro de S?o Paulo en la ¡®Marcha para Ex¨²¡¯, una provocaci¨®n ante las masivas concentraciones que los evang¨¦licos realizan cada a?o ¡°para Jes¨²s¡±.
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