Reinterpretar la geopol¨ªtica
Solemos estar acostumbrados a considerar este t¨¦rmino como una especie de sin¨®nimo de las relaciones internacionales pero no lo es: le interesa el impacto espacial, a diversas escalas, de las relaciones de poder
![Guerra Israel Gaza](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/LAJHEVM2BFHB3EMYU2ZUGLHO3Q.jpg?auth=d99e8ffe02ed80312a038884a66476609554bb5b45b28edf6d4fdfb2dfdc714c&width=414)
La geopol¨ªtica, que va m¨¢s all¨¢ de un simple adjetivo, es tendencia. El servicio online Ngram Viewer, que permite medir la frecuencia con la que algunas palabras aparecen en los libros a lo largo del tiempo, es claro: el incremento en la utilizaci¨®n del t¨¦rmino Geopolitics est¨¢ siendo exponencial, en ingl¨¦s, desde la d¨¦cada de los 1980. Durante los ¨²ltimos a?os, si cabe, con mayor intensidad: acontecimientos globales como la pandemia, la guerra en Ucrania, las tensiones entre China y Estados Unidos o el conflicto de Gaza est¨¢n catapultando el uso de una herramienta de an¨¢lisis que permite realizar lecturas ¨¢giles y multidimensionales de la realidad
Tradicionalmente, uno de sus puntos d¨¦biles ha sido la relativa indefinici¨®n de su objeto de estudio: durante gran parte del siglo XX estuvo m¨¢s claro lo que eran la geograf¨ªa o la econom¨ªa que la geopol¨ªtica. Esa ambig¨¹edad de partida permiti¨® que su utilizaci¨®n pseudocient¨ªfica e interesada se convirtiera en norma en la Alemania nazi, en la Italia fascista o en el Jap¨®n imperial. Y ese fue el motivo por el que, despu¨¦s de la Segunda Guerra Mundial, la geopol¨ªtica perdi¨® prestigio en Occidente. En la Uni¨®n Sovi¨¦tica, mientras tanto, nunca fue del agrado de las autoridades que la consideraron una extravagancia maleable ¡°al servicio del imperialismo¡±.
El elemento que cataliz¨® la reinvenci¨®n de la geopol¨ªtica fue su reformulaci¨®n progresiva, durante los primeros a?os de la globalizaci¨®n, como un ¡®campo de problematizaci¨®n¡¯ en el que convergen disciplinas como la geograf¨ªa, la ciencia pol¨ªtica, la econom¨ªa e incluso el derecho o la sociolog¨ªa. Ese giro la liber¨® de cors¨¦s disciplinarios ayud¨¢ndola a superar algunos lastres, como el Nacionalismo Metodol¨®gico o el Estadocentrismo. Critical Geopolitics, un texto publicado por el ge¨®grafo irland¨¦s Gerard Toal en 1994, es el referente de una propuesta que permite cuestionar, ante todo, valores y prejuicios capaces de condicionar nuestra visi¨®n del mundo.
En un contexto global como el actual, cambiante e inestable, su utilizaci¨®n va en aumento porque permite analizar fen¨®menos contempor¨¢neos como las migraciones, la criminalidad organizada o el cambio clim¨¢tico, complejos de abordar disciplinariamente. Solemos estar acostumbrados a considerar a la geopol¨ªtica como una especie de sin¨®nimo de las Relaciones Internacionales pero no lo es: a la geopol¨ªtica le interesa el impacto espacial, a diversas escalas, de las relaciones de poder. Tambi¨¦n estamos acostumbrados a considerar ciertas agendas, como las armament¨ªsticas o ¡®zonas calientes¡¯, como Oriente Medio, como ¡°geopol¨ªticos¡± por antonomasia. Tampoco.
De hecho, el an¨¢lisis geopol¨ªtico de algunas problem¨¢ticas contempor¨¢neas coincide cada vez menos con las tem¨¢ticas tradicionales. Y no pasa nada: si en los grandes medios ya puede hablarse de geopol¨ªtica ¡°de las grandes tecnolog¨ªas¡±, tambi¨¦n puede hacerse de los crecientes desaf¨ªos a los que se enfrenta el Canal de Panam¨¢; de la inquietante deforestaci¨®n de la Amazonia o de la futura revisi¨®n del Tratado Ant¨¢rtico. La realidad latinoamericana, din¨¢mica y heterog¨¦nea, demanda enfoques y herramientas que permitan captar las sutilezas y aristas de fen¨®menos t¨ªpicos del Sur Global como la inseguridad, el land grabbing o el extractivismo.
Pese a ello, los datos de Ngram Viewer sugieren una disminuci¨®n en el uso del t¨¦rmino geopol¨ªtica, tanto en castellano como en portugu¨¦s. Es enga?oso: a lo que ese dato remite es a un cambio de tendencia: en Am¨¦rica Latina se publican cada vez menos libros de geopol¨ªtica. Es un hecho. Sin embargo, en lo que va de siglo, en las Universidades de la regi¨®n se ha multiplicado la defensa de tesis doctorales y la publicaci¨®n de art¨ªculos cient¨ªficos con esa tem¨¢tica. Existen, por consiguiente, una producci¨®n y un debate acad¨¦mico que demuestran un inter¨¦s creciente; la utilizaci¨®n de nuevos enfoques cr¨ªticos y una visibilidad, cada vez mayor.
Esa tradici¨®n, adem¨¢s, no es artificial. La producci¨®n geopol¨ªtica es antigua: Los intereses argentinos en el mar, primer texto especializado que se public¨® en Am¨¦rica Latina, comenz¨® a distribuirse en 1916. Fue producto de dos conferencias impartidas por el almirante Segundo Storni, que lleg¨® a ser, brevemente, ministro de Relaciones Exteriores. Otro interesante aporte de aquella ¨¦poca inicial, clave en su momento para el desarrollo de la geopol¨ªtica en esta parte del mundo, es El factor geogr¨¢fico en la pol¨ªtica sudamericana, publicado en 1919 por el diplom¨¢tico catal¨¢n y posterior diputado, durante la Segunda Rep¨²blica, Carlos Bad¨ªa Malagrida.
M¨¢s de cien a?os despu¨¦s la actividad no ha cesado. Existen algunas ideas/fuerza que han ido diseccionando las especificidades locales: desarrollo, dependencia, integraci¨®n regional, influencias externas, recursos naturales, desigualdades territoriales y cada vez m¨¢s, crisis ambientales. Actualmente, en los albores de un nuevo ciclo de las relaciones internacionales, la geopol¨ªtica puede aportar consistencia y agregar valor al an¨¢lisis de realidades complejas. Am¨¦rica Latina merece reconocimiento, en ese marco, no solo como objeto de estudio: tambi¨¦n como escenario de un ingenioso debate intelectual capaz de aportar, siempre, nuevos matices.
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