?Es probable una guerra entre EE UU y China en esta d¨¦cada? Radiograf¨ªa de un riesgo creciente
Los expertos alertan del peligro de escaladas accidentales en una rivalidad marcada por tensiones y desconfianza cada vez mayores, con Taiw¨¢n como foco principal
La relaci¨®n entre las dos grandes potencias del mundo, Estados Unidos y China, se halla en un estado p¨¦simo, y va empeorando en m¨²ltiples frentes. La esperanza de principios de siglo de que el estrechamiento de los lazos comerciales generara una din¨¢mica positiva ha dejado paso a la constataci¨®n de una competici¨®n descarnada, una rivalidad con visos de moverse hacia la confrontaci¨®n y que despierta inquietud. ?Hay riesgo real de que esta espiral negativa degenere en un conflicto b¨¦lico? ?Es posible que esto ocurra incluso ya en esta d¨¦cada, como alertan algunas voces autorizadas?
Los expertos consultados para esta informaci¨®n y muchos de los estudios y opiniones publicadas en la materia coinciden en una zona de consenso que puede resumirse as¨ª: una conflagraci¨®n militar que implique a las dos potencias en el corto y medio plazo no es probable, pero el riesgo existe y est¨¢ claramente al alza ¨Dsobre todo por la posibilidad de escalada accidental en medio de tanta tensi¨®n, desconfianza y deficiente comunicaci¨®n¨D. Este concepto es casi omnipresente en los an¨¢lisis, que alertan de que ser¨ªa un grave error no tenerlo adecuadamente en cuenta en todo c¨¢lculo pol¨ªtico y econ¨®mico.
El an¨¢lisis tiene dos planos principales. Uno, gran angular, es el devenir de conjunto de la relaci¨®n entre las dos potencias. Otro, m¨¢s enfocado, es la cuesti¨®n de Taiw¨¢n, el epicentro en el que la fricci¨®n entre las dos placas tect¨®nicas puede convertirse en guerra. Ambos muestran din¨¢micas preocupantes.
En el primero, ¡°el desarrollo m¨¢s probable es que la competici¨®n, la rivalidad, probablemente se intensificar¨¢ y ampliar¨¢ en su espectro¡±, dice Ben Bland, director del programa Asia-Pac¨ªfico del centro de estudios Chatham House. ¡°Antes del incidente del globo [sobre territorio de EE UU], ambos gobiernos hab¨ªan mostrado una voluntad de contener las tensiones. Pero luego han ido ocurriendo cosas, y esto es sintom¨¢tico de una relaci¨®n con mucha fricci¨®n. Una vez que se han desatado ciertas fuerzas dentro de una sociedad, en los ¨¢mbitos pol¨ªticos, econ¨®micos, medi¨¢ticos, es muy dif¨ªcil reconducir¡±.
En el otro tambi¨¦n hay s¨ªntomas problem¨¢ticos. ¡°La paz y la estabilidad alrededor de Taiw¨¢n se han mantenido porque las tres partes [China, Taiw¨¢n y EE UU] aceptaron un alto grado de ambig¨¹edad. El problema es que el espacio para la ambig¨¹edad se est¨¢ reduciendo en todas las partes. Con ¨¦l, encoge la posibilidad de hallar rampas de salida¡±, prosigue Bland.
¡°La relaci¨®n bilateral se halla en un punto muy bajo. La tensi¨®n es muy alta. Esto no significa que alguna de las partes quiera la guerra. Pero cuanto m¨¢s se eleva la tensi¨®n, m¨¢s probabilidad hay de que pueda estallar un conflicto tanto de manera intencional como accidental¡±, dice Helena Legarda, analista l¨ªder del Instituto Mercator para Estudios sobre China especializada en pol¨ªtica de defensa y exterior. ¡°De momento no creo que sea un riesgo alt¨ªsimo, no creo que vaya a pasar de manera inminente, pero el riesgo existe y est¨¢ al alza seg¨²n la competici¨®n empeora¡±, concluye, en una opini¨®n que resume un consenso amplio.
A continuaci¨®n, una mirada sobre la cuesti¨®n, desde c¨®mo se ha ido elevando la tensi¨®n a las razones para confiar que prime la contenci¨®n y los elementos de riesgos que pueden detonar un conflicto.
La tensi¨®n
Ante la constataci¨®n del fuerte auge de China y la convicci¨®n de que el r¨¦gimen de Pek¨ªn se halla en una evoluci¨®n cada vez m¨¢s autoritaria y determinada a alterar a su favor el orden mundial, en los ¨²ltimos a?os EE UU ha ido endureciendo su posici¨®n. Washington apoya su interpretaci¨®n en varios elementos f¨¢cticos, desde un expansionismo chino por la v¨ªa de los hechos en aguas disputadas hasta el cierre de filas con reg¨ªmenes como Rusia e Ir¨¢n; desde la creciente represi¨®n interna y vigilancia total de la sociedad hasta el gran desarrollo militar o el tono cada vez m¨¢s nacionalista. Su reacci¨®n ha sido a todo espectro, desde los aranceles de Donald Trump hasta el refuerzo de las alianzas en la regi¨®n ¨Dcomo Aukus¨D, pasando por las restricciones en las exportaciones de tecnolog¨ªa, especialmente los microchips. Este ¨²ltimo elemento tiene un impacto enorme, provocando fort¨ªsima tensi¨®n.
¡°EE UU sostiene que [la medida de los microchips] es muy focalizada. Pero siendo honestos hay que reconocer que estos productos tienen un uso dual [civil adem¨¢s de militar], tan presente en varios sectores de la econom¨ªa china, que hay un elemento de contenci¨®n del ascenso de China, de la econom¨ªa china como una potencia tecnol¨®gica¡±, dice Meia Nouwens, analista s¨¦nior del Instituto Internacional de Estudios Estrat¨¦gicos especializada en cuestiones de defensa y seguridad chinas. ¡°El objetivo de esto no es solo mantener el gap actual entre ambos, sino intentar que se ensanche. Obviamente, esto ha provocado un esfuerzo redoblado por parte de China para asegurarse una resiliencia en este ¨¢mbito, superar la dependencia¡±.
El conjunto de estas acciones est¨¢ enfureciendo a Pek¨ªn. El nuevo ministro de Exteriores, Qin Gang, ha advertido recientemente: ¡°Si Estados Unidos no pisa el freno y sigue acelerando en el camino equivocado, no habr¨¢ barandillas suficientes para prevenir el descarrilamiento, que se tornar¨¢ conflicto y confrontaci¨®n¡±. El propio Xi Jinping manifest¨® la irritaci¨®n de forma inusualmente expl¨ªcita hace poco: ¡°Los pa¨ªses occidentales, encabezados por Estados Unidos, est¨¢n implementando una contenci¨®n, un cerco y una supresi¨®n total de China¡±. Las advertencias y resentimiento ante las presuntas maniobras de Occidente para provocar asfixia recuerdan a los muchos a?os de quejas de Putin antes de pasar a la m¨¢s brutal v¨ªa de los hechos.
La rivalidad abarca una carrera armament¨ªstica, otra tecnol¨®gica, grandes esfuerzos para reducir la dependencia mutua, un pulso para conquistar el apoyo de pa¨ªses no alineados entre otros ¨¢mbitos. Las chispas aparecen a diario.
Tan solo en los ¨²ltimos d¨ªas, la alianza Aukus ha presentado sus planes para dotar a Australia de submarinos con propulsi¨®n nuclear; Pek¨ªn conduce maniobras militares en el golfo de Om¨¢n junto con Rusia e Ir¨¢n mientras ha anunciado que Xi visitar¨¢ a Putin en Mosc¨² la pr¨®xima semana; Washington ha avisado a TikTok de que le prohibir¨¢ operar en EE UU si los accionistas chinos no venden su cuota ¨Dpor temor a una transmisi¨®n de datos de ciudadanos estadounidenses¨D; China ha nombrado ministro de Defensa a un general sancionado por Washington, dificultando los canales de di¨¢logo, y la empresa manufacturera taiwanesa Foxconn, c¨¦lebre por ser un proveedor esencial para Apple, ha anunciado que pretende reducir mucho su actividad en China.
En el plano espec¨ªfico de Taiw¨¢n, la din¨¢mica tampoco es tranquilizadora. Pek¨ªn insiste en que lo que llama la ¡°reunificaci¨®n¡± es un objetivo irrenunciable y, aunque subraya querer lograrlo por v¨ªas pac¨ªficas, no descarta el recurso de la fuerza. ¡°La preocupaci¨®n est¨¢ justificada, es evidente. Por una parte, Xi ha dicho que es un asunto que no puede ser dejado de generaci¨®n en generaci¨®n. Por el otro, en la sociedad taiwanesa una inmensa mayor¨ªa se reconoce en un sentimiento identitario local y cada vez menos en una identidad china. Evolucionan claramente en un sentido alejado de los intereses del continente¡±, dice Xulio R¨ªos, asesor em¨¦rito del Observatorio de Pol¨ªtica China y autor de Taiw¨¢n, una crisis en gestaci¨®n (Editorial Popular).
Varios gestos o palabras procedentes de EE UU tambi¨¦n han agitado la situaci¨®n. La visita a Taiw¨¢n el pasado mes de agosto de la entonces presidenta de la C¨¢mara de Representantes, la dem¨®crata Nancy Pelosi, desat¨® la ira de Pek¨ªn. Por otra parte, el presidente Joe Biden se ha alejado de las posiciones tradicionales afirmando en repetidas ocasiones que Washington acudir¨ªa en defensa de Taiw¨¢n si sufriera un ataque.
El paso de la tradicional ambig¨¹edad a una creciente claridad en este asunto es uno de los muchos elementos en metamorfosis. El cambio en las relaciones de fuerza y en las actitudes desestabiliza y produce una peligrosa tensi¨®n.
La contenci¨®n
La perspectiva de una guerra alrededor de Taiw¨¢n que involucre a ambas potencias es tan pavorosa que, de por s¨ª sola, constituye un elemento de pausa y contenci¨®n para cualquier mente racional. El potencial destructivo de los dos ej¨¦rcitos es pr¨¢cticamente inimaginable. El impacto econ¨®mico mundial tendr¨ªa una escala colosal. ¡°Se han hecho estudios que estiman que tan solo un bloqueo naval-a¨¦reo podr¨ªa en primera instancia restar dos billones a la econom¨ªa mundial, sin ni siquiera tener en cuenta sanciones¡±, se?ala Legarda. Taiw¨¢n es un productor fundamental de microchips, componente esencial en un abanico enorme de sectores de la econom¨ªa moderna.
Las dos partes, adem¨¢s, se hallan interconectadas por una relaci¨®n comercial de volumen enorme, que no para de crecer pese a todas las tensiones, en lo que constituye la principal diferencia con la Guerra Fr¨ªa, cuando las dos principales potencias no compart¨ªan v¨ªnculos de este tipo. El comercio de bienes entre EE UU y China alcanz¨® en 2022 un valor de unos 690.000 millones de d¨®lares (de los cuales unos 536.000 son importaciones de EE UU).
Por otra parte, las voces m¨¢s alarmistas deben ser puestas en contexto. En EE UU, altos mandos han se?alado repetidamente la fecha de 2027 como un horizonte inquietante, siendo el que Xi apunta para el cumplimiento de ciertos objetivos de modernizaci¨®n de sus Fuerzas Armadas. El jefe de operaciones de la Armada de EE UU dijo en octubre pasado que deber¨ªan, sin embargo, considerarse fechas tan tempranas como este mismo a?o como posibles para un ataque chino contra Taiw¨¢n. ¡°Cierta ret¨®rica en parte responde al intento de elevar la presi¨®n para que el Congreso y el Ejecutivo inviertan suficientemente en ciertas capacidades de defensa, o espolear conversaciones diplom¨¢ticas sobre c¨®mo reaccionar¡±, comenta Nouwens.
Los expertos se?alan que hay m¨²ltiples factores que, racionalmente, inducen a pensar que China no tiene ning¨²n inter¨¦s en lanzarse ahora a un conflicto. ¡°Si bien han dado pasos de gigante en las ¨²ltimas d¨¦cadas, todav¨ªa les queda un amplio recorrido para completar la modernizaci¨®n del pa¨ªs. Esto para ellos es una prioridad absoluta. Para lograrlo, necesitan estabilidad. Y, claro est¨¢, un conflicto alrededor de Taiw¨¢n dinamitar¨ªa ese camino de desarrollo¡±, se?ala R¨ªos. China se halla ahora embarcada en una campa?a para elevar su grado de autosuficiencia manufacturera y econ¨®mica, y lo l¨®gico es pensar que, de entrada, querr¨¢ desarrollarlo antes de cualquier maniobra arriesgada.
De d¨®nde importa EE UU
China 18,4%
M¨¦xico 14,1%
Canada 12,7%
Alemania 5,1%
Vietnam 2,7%
R. Unido 2,5%
India 2,3%
Francia 2,3%
Brasil 1,2%
Rusia 0,9%
A d¨®nde exporta China
EE UU 16,8%
Hong Kong 11,2%
Jap¨®n 5,7%
India 2,9%
R. Unido 2,5%
Rusia 2,0%
M¨¦xico 1,8%
Brasil 1,4%
Espa?a 1,1%
De d¨®nde importa EE UU
China 18,4%
M¨¦xico 14,1%
Canada 12,7%
Alemania 5,1%
Vietnam 2,7%
R. Unido 2,5%
India 2,3%
Francia 2,3%
Brasil 1,2%
Rusia 0,9%
A d¨®nde exporta China
EE UU 16,8%
Hong Kong 11,2%
Jap¨®n 5,7%
India 2,9%
R. Unido 2,5%
Rusia 2,0%
M¨¦xico 1,8%
Brasil 1,4%
Espa?a 1,1%
De d¨®nde importa EE UU
A d¨®nde exporta China
China 18,4%
EE UU 16,8%
Hong Kong 11,2%
M¨¦xico 14,1%
Jap¨®n 5,7%
Canada 12,7%
India 2,9%
Alemania 5,1%
R. Unido 2,5%
Vietnam 2,7%
R. Unido 2,5%
Rusia 2,0%
India 2,3%
M¨¦xico 1,8%
Francia 2,3%
Brasil 1,2%
Brasil 1,4%
Rusia 0,9%
Espa?a 1,1%
De d¨®nde
importa EE UU
A d¨®nde
exporta China
China 18,4%
EE UU 16,8%
Hong Kong 11,2%
M¨¦xico 14,1%
Jap¨®n 5,7%
Canada 12,7%
India 2,9%
Alemania 5,1%
R. Unido 2,5%
Vietnam 2,7%
R. Unido 2,5%
Rusia 2,0%
India 2,3%
M¨¦xico 1,8%
Francia 2,3%
Brasil 1,2%
Brasil 1,4%
Rusia 0,9%
Espa?a 1,1%
En t¨¦rminos parecidos se pronuncia Nouwens con respecto a la dimensi¨®n militar. ¡°Es cierto que en algunas ¨¢reas est¨¢n reduciendo la brecha de distancia con respecto a EE UU, pero en otras no tanto. Este es un factor que me induce a pensar que una guerra no es inminente¡±, dice Nouwens.
En una reciente entrevista concedida a este diario, el director del Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo, Dan Smith, introduc¨ªa otro elemento que induce a pensar que al menos en el corto plazo no habr¨¢ movimientos: la guerra de Ucrania. ¡°Creo que China estar¨¢ observando con mucho detenimiento el desarrollo de ese conflicto¡±. Algunas de las lecciones sin duda invitan a la cautela: las enormes dificultades que representa una invasi¨®n, la distancia que puede haber entre el estatus de potencia con fuerzas modernizadas y la eficacia real en el campo de combate, la reacci¨®n unitaria de Occidente, entre otras. En este contexto, Pek¨ªn observar¨¢ con especial atenci¨®n cu¨¢n duradera y s¨®lida es la unidad de los occidentales.
El riesgo
Pero estos elementos no permiten llegar a la conclusi¨®n de que el riesgo de conflicto en el medio plazo es irrisorio. La din¨¢mica es negativa en ambos planos principales.
En el general, Nouwens coincide con Bland en manifestar ¡°preocupaci¨®n¡± ante la constataci¨®n de que ambos gobiernos parecieron buscar un freno al deterioro, que se visibiliz¨® en la cumbre de Bali en noviembre, pero el intento ¡°no ha funcionado¡±.
En la cuesti¨®n de Taiw¨¢n, todo se mueve en la direcci¨®n que se?alaba Bland de reducir el margen de ambig¨¹edad necesario para preservar el equilibrio. Xi, se?alan los expertos, es un l¨ªder mucho m¨¢s asertivo que los anteriores, y su lenguaje en la materia se ha ido afilando. Ha vinculado claramente la ¡°reunificaci¨®n¡±, seg¨²n el lenguaje de Pek¨ªn, a su gran objetivo del ¡°rejuvenecimiento¡± del pa¨ªs. ¡°Xi es un l¨ªder que ha demostrado una disposici¨®n a sacrificar intereses econ¨®micos en nombre de objetivos pol¨ªticos-estrat¨¦gicos, de la ideolog¨ªa¡±, observa Legarda.
La ret¨®rica en Washington tambi¨¦n es cada vez m¨¢s afilada, con palabras cada vez m¨¢s gruesas, sobre todo desde las filas republicanas, pero en definitiva con cierto consenso bipartidista. Mientras, la sociedad taiwanesa avanza en direcci¨®n contraria a los intereses de Pek¨ªn.
En paralelo, las lecciones de la guerra de Ucrania tampoco son todas negativas para Pek¨ªn. ¡°Por un lado, porque suministrar apoyo a Taiw¨¢n, una isla, ser¨ªa mucho m¨¢s complejo que lo que ocurre con Ucrania. Por otra parte, porque China ha trabajado much¨ªsimo en cuestiones deficitarias clave de la campa?a rusa, como aspectos de log¨ªstica y manutenci¨®n¡±, comenta Nouwens.
Y la deriva ideologizada de las relaciones internacionales no ayuda. Cuanto m¨¢s se afirme el marco democracias frente a autocracias, m¨¢s se convertir¨¢ Taiw¨¢n en una cuesti¨®n simb¨®lica, emocional, y se alejar¨¢ del territorio de las gestiones pragm¨¢ticas, lo que representa un nuevo obst¨¢culo.
2024 ser¨¢ un a?o clave, con elecciones presidenciales en Taiw¨¢n y EE UU. Una nueva derrota del Kuomintang ¨Dpartido que representa para Pek¨ªn la mejor opci¨®n de soluci¨®n pac¨ªfica¨D en la isla representar¨ªa un mensaje muy contundente para el continente. No es descontado que ocurra. ¡°La din¨¢mica a nivel social es claramente desfavorable para el continente, pero luego est¨¢ la din¨¢mica partidista, y en esa el Kuomintang sigue teniendo sus opciones¡±, observa R¨ªos. Pero sin duda hay claras posibilidades de que sufra un en¨¦simo rev¨¦s. Por otra parte, una victoria de un halc¨®n republicano en la Casa Blanca tensar¨ªa a¨²n m¨¢s la situaci¨®n.
La gran pregunta es, ante una creciente evidencia de que alcanzar su objetivo por la v¨ªa pac¨ªfica es imposible, qu¨¦ har¨¢ Pek¨ªn ¨Dy cu¨¢ndo¨D. Todos los expertos consultados se?alan que no hay ninguna prueba de que China haya tomado una decisi¨®n de agredir y que tenga una fecha fijada para ello.
Pero m¨¢s all¨¢ de las decisiones de Pek¨ªn, con estos elementos, la principal preocupaci¨®n es una escalada inintencionada. Un conflicto que brote no de una decisi¨®n ponderada, sino de una espiral de acciones y reacciones. El escenario base es el de tensiones y presiones crecientes, con medidas de baja intensidad, intentos de interferencia en el proceso pol¨ªtico taiwan¨¦s, creciente apoyo de EE UU, etc.
¡°Un conflicto militar a escala total alrededor de Taiw¨¢n sigue siendo improbable. Pero considerando la actividad en la regi¨®n, el riesgo de errores de c¨¢lculo, de incidentes, est¨¢ creciendo¡±, apunta Nouwens.
¡°Sin duda, hay preocupaci¨®n por una escalada no intencionada¡±, dice Bland. ¡°Las tensiones est¨¢n aumentando, no hay confianza, no hay buena comunicaci¨®n. Hay muchas incertidumbres. Cuando empiezas a tener m¨¢s ejercicios y actividad militar en la zona, se eleva el riesgo de que las cosas descarrilen por error. Hay cada vez menos rampas de salida. As¨ª que el riesgo est¨¢ al alza. Sabemos que en el pasado algunas guerras empezaron de forma muy deliberada y expl¨ªcita. En otras, se entr¨® como en un estado de sonambulismo. Hay sin duda un riesgo de eso¡±.
Sigue toda la informaci¨®n internacional en Facebook y Twitter, o en nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.