Lula devuelve la normalidad democr¨¢tica a Brasil tras la monta?a rusa del mandato de Bolsonaro
La mejora econ¨®mica da alas al presidente, que cumple un a?o en el poder este 1 de enero y prioriza la lucha contra el hambre, la pobreza, la inversi¨®n en obra p¨²blica y la protecci¨®n medioambiental
El presidente Lula no ser¨¢ perfecto, pero ha cumplido la principal misi¨®n que le encomend¨® el electorado. Cuando este A?o Nuevo se cumple un a?o desde que Luiz In¨¢cio Lula da Silva, de 78 a?os, regres¨® a la presidencia de Brasil en la culminaci¨®n de una extraordinaria resurrecci¨®n pol¨ªtica, el pa¨ªs vive instalado en el sosiego. La democracia ha recobrado el pulso y reina la normalidad institucional tras los convulsos cuatro a?os del ultraderechista Jair Bolsonaro. Este tercer mandato de Lula arranc¨® con la intentona golpista bolsonarista el pasado 8 de enero ¡ªy neutralizada en horas¡ª y termina con una t¨ªmida reforma tributaria que es hist¨®rica porque la modificaci¨®n del injusto sistema de impuestos se tramitaba hace m¨¢s de tres d¨¦cadas. La lucha contra el hambre ¡ªel 15% de la poblaci¨®n se acuesta con el est¨®mago vac¨ªo¡ª, contra la pobreza y la protecci¨®n de la Amazonia son de nuevo prioridad de la mano del Gobierno de Lula. Mientras, su predecesor est¨¢ inhabilitado.
La econom¨ªa brasile?a le ha dado al veterano mandatario m¨¢s alegr¨ªas que la pol¨ªtica exterior. Brasil fue recibido con los brazos abiertos a su vuelta a los foros internacionales, la mejora de las cifras de deforestaci¨®n ha sido aplaudida, pero el efecto bumer¨¢n de los intentos mediadores en Ucrania demostr¨® lo arduo que es cosechar ¨¦xitos diplom¨¢ticos en un mundo que es mucho m¨¢s complejo que en su anterior etapa en el poder, a principios de siglo.
De puertas para fuera, la democracia m¨¢s poblada de Latinoam¨¦rica se ha transformado en una especie de oasis de estabilidad frente al terremoto que el ultraliberal Javier Milei ha supuesto en Argentina, el inesperado temor a una guerra en el Esequibo por los c¨¢lculos pol¨ªticos de Nicol¨¢s Maduro en Venezuela, los vaivenes constitucionales en Chile y la deriva autoritaria de Nayib Bukele en El Salvador.
El presidente brasile?o ha dedicado este a?o a hacer realidad su lema, Reconstruir Brasil, tras los estragos causados a la democracia, las instituciones, el equilibrio de poderes, y el medio ambiente por su predecesor. Parte de sus votantes eligieron a Lula precisamente por eso, para salvar la democracia ante los embates del bolsonarismo, m¨¢s que por un apoyo cerrado a sus posturas y propuestas.
Su principal logro es que el debate pol¨ªtico brasile?o vuelve a girar en torno a los grandes problemas socioecon¨®micos y las dificultades de lograr los suficientes apoyos para aprobar leyes, no en torno al humor en los cuarteles, la criminalizaci¨®n del adversario o teor¨ªas conspirativas.
¡°El efecto comparaci¨®n es de duraci¨®n limitada¡±, escrib¨ªa este domingo en Folha de S.Paulo el analista Bruno Boghossian. ¡°No planear un golpe, no amenazar a los tribunales, no malgastar vacunas, no destruir la reputaci¨®n del pa¨ªs cuenta mucho, pero es insuficiente¡±, advierte.
La falta de una mayor¨ªa parlamentaria es el gran obst¨¢culo al que ahora mismo se enfrentan el presidente y su equipo. El l¨ªder de la izquierda brasile?a gan¨® las elecciones al frente de una amplia coalici¨®n forjada para salvar la democracia y preside un Gabinete que incluye a la derecha. Las elecciones municipales de finales de 2024 dar¨¢n idea de c¨®mo est¨¢ la correlaci¨®n de fuerzas pol¨ªticas en un Brasil que sali¨® de las presidenciales partido en dos.
Bolsonaro, de 68 a?os, ha quedado pol¨ªticamente desdibujado, aunque perdi¨® los comicios por la m¨ªnima. En junio, los jueces lo inhabilitaron para concurrir a las elecciones durante ocho a?os, lo que le aparta de las dos pr¨®ximas contiendas presidenciales. El motivo no es su gesti¨®n de la pandemia, ni tampoco la supuesta incitaci¨®n golpista, sino el abuso de poder para deslegitimar el sistema electoral desde la jefatura del Estado. Tras meses en EE UU, Bolsonaro no ha protagonizado ning¨²n acto multitudinario. Sus m¨¢s fieles est¨¢n convocando movilizaciones la semana pr¨®xima, con motivo del aniversario del asalto violento a las sedes de la Presidencia, el Tribunal Supremo y el Congreso, en Brasilia. El bolsonarismo m¨¢s ultra conf¨ªa en que la victoria de Milei en Argentina y un hipot¨¦tico triunfo electoral de Donald Trump le den nuevos br¨ªos.
De todos modos, el expresidente brasile?o tiene a¨²n un amplio abanico de causas judiciales abiertas en su contra, incluida una en la que el Tribunal Supremo le investiga por alentar un intento de golpe que parec¨ªa calcado del asalto al Capitolio, en Washington. Los principales perpetradores est¨¢n siendo condenados a largas penas de prisi¨®n por el Tribunal Supremo. Lula, que dos semanas despu¨¦s de la asonada destituy¨® al jefe del Ej¨¦rcito, ha intentado aceitar su tensa relaci¨®n con los militares con inversiones en la industria de la defensa.
El Lula de 2023 se parece mucho al Lula de 2003, aunque con dos d¨¦cadas m¨¢s de experiencia, incluido su paso por la c¨¢rcel. De regreso al palacio de Planalto, ha reformulado, actualizado y relanzado los programas con lo que hace dos d¨¦cadas cumpli¨® su promesa de meter a los pobres en el presupuesto. Las ayudas contra la pobreza de Bolsa Familia, cuya cuant¨ªa aument¨® espectacularmente Bolsonaro durante la pandemia y Lula ha mantenido, son esenciales para que millones de familias vivan dignamente, y la diferencia con el anterior mandato es que para cobrarlas vuelve a ser obligatorio vacunar a los hijos y asegurarse de que van a la escuela; por primera vez en un lustro el salario m¨ªnimo ha aumentado m¨¢s que la inflaci¨®n. El Gobierno lanz¨® un mastod¨®ntico programa de inversiones p¨²blicas por valor de 320.000 millones de euros para reactivar la actividad econ¨®mica y las cuotas para impulsar la entrada en la universidad de los m¨¢s pobres y los afrobrasile?os se han ampliado.
El momento m¨¢s simb¨®lico de la enorme fiesta popular en la que Lula convirti¨® su toma de posesi¨®n, el 1 de enero de 2023, fue cuando subi¨® la rampa del palacio presidencial acompa?ado de su esposa, Janja, y de un pu?ado de ciudadanos brasile?os pertenecientes a colectivos infrarrepresentados en el poder pol¨ªtico, como las mujeres, los negros, los pobres, los ind¨ªgenas o los discapacitados.
Aunque estren¨® mandato presumiendo de que un tercio del Gabinete eran ministras, ha prescindido de tres de ellas para dar entrada a hombres de partidos cuyos votos son cruciales para sacar adelante su agenda legislativa. Una decepci¨®n para los movimientos feministas y el Brasil m¨¢s progresista, que hizo una impresionante campa?a de presi¨®n p¨²blica para que el presidente Lula designara a una mujer negra para alguna de las dos vacantes del Supremo que le ha tocado nombrar. En ambos casos ha colocado a hombres de su m¨¢xima confianza, el abogado que lo libr¨® de la c¨¢rcel y su ministro de Justicia.
En el cap¨ªtulo de las alegr¨ªas, la econom¨ªa. El PIB cerrar¨¢ 2023 con un crecimiento que ronda el 3%, cuatro veces m¨¢s de lo pronosticado cuando Lula asumi¨® las riendas. El desempleo es el m¨¢s bajo en casi una d¨¦cada y la inflaci¨®n sigue moder¨¢ndose. La sorprendente apuesta de Lula de colocar como hombre fuerte en la econom¨ªa a su colaborador m¨¢s fiel, el gris y potencial sucesor Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores, se considera ahora acertada. ?l y su equipo han logrado que el Congreso aprobara simplificar el barroco sistema tributario y por fin alumbrar un IVA, que rondar¨¢ el 27%. Para este 2024 queda la tarea tit¨¢nica de abordar la madre del cordero, la reforma del impuesto de la renta. Otro de los grandes empe?os de Lula para el a?o entrante es ampliar el programa de apoyo a la renegociaci¨®n de las deudas dom¨¦sticas y empresariales, que asfixian a buena parte de sus compatriotas.
La izquierda brasile?a se ha recuperado del trauma que supuso la destituci¨®n v¨ªa impeachment de Dilma Rousseff, a la que su mentor tambi¨¦n ha rehabilitado al enviarla a Shangh¨¢i como presidenta del banco de los BRICS. Lula quiere aprovechar la presidencia del G-20, que ahora ostenta, para que Brasil recupere el brillo de anta?o.
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