Lula vuelve a casa para presumir de inversiones en la industria del autom¨®vil de Brasil
El presidente regresa a su cuna como l¨ªder sindical y pol¨ªtico para celebrar el anuncio de inversiones del sector e impulsar una reindustrializaci¨®n para reactivar la econom¨ªa
Luiz In¨¢cio Lula da Silva, 78 a?os, no descuida un gesto y es un gran contador de historias. D¨¦cadas antes de que el relato se convirtiera en el gran mantra de los pol¨ªticos, ya aprovechaba la m¨ªnima ocasi¨®n para rememorar el cap¨ªtulo de su vida m¨¢s acord¨¦ al momento. Esa l¨®gica le ha llevado este viernes hasta la f¨¢brica de Volkswagen en S?o Bernardo do Campo, una ciudad cercana a S?o Paulo, cuna de su carrera sindical y pol¨ªtica. El presidente de Brasil ha elegido esta factor¨ªa para presumir de una reciente catarata de anuncios de inversiones por parte de multinacionales del autom¨®vil que suponen un notable impulso a los planes de reindustrializaci¨®n del Gobierno. Lula pretende que la industria recupere la fuerza de la ¨¦poca en que era el gran motor de la econom¨ªa. Ahora, sin descuidar la cuesti¨®n ambiental.
¡°El empleo es la base de todo lo que queremos construir¡±, ha proclamado Lula ante una plantilla que lo ha recibido como a una estrella del rock. Como muchos de los obreros presentes probablemente no hab¨ªan nacido cuando ¨¦l ya era un pol¨ªtico consagrado, les ha recordado que es ¡°un tipo que sali¨® de Pernambuco para no morirse de hambre¡±. Lula ha llegado al acto en un utilitario descapotable junto a su vicepresidente y ministro de Industria, Geraldo Alckmin.
Y, c¨®mo no, fiel a su gusto por los gestos, ha arrancado su intervenci¨®n recordando que aprendi¨® a conducir en 1970 con un Escarabajo 1200 y que, en 1973, compr¨® su primer coche, un ¡°TL, el Volkswagen m¨¢s chic¡±. Un estilizado deportivo que hace medio siglo deb¨ªa causar sensaci¨®n en S?o Bernardo do Campo.
La visita a Volkswagen obedece a que la multinacional alemana ha anunciado que, en los pr¨®ximos cuatro a?os, invertir¨¢ 16.000 millones de reales (3.200 millones de d¨®lares) para fabricar nuevos modelos en Brasil, incluidos veh¨ªculos h¨ªbridos, el¨¦ctricos, flex y uno 100% made in Brazil. El compromiso Volkswagen culmina una ola de anuncios que incluye 1.400 millones de d¨®lares prometidos por la estadounidense General Motors y 600 millones de la china BYD, el gigante de los autom¨®viles el¨¦ctricos.
Aunque la cuant¨ªa de la asi¨¢tica es la menor, su llegada a Brasil tiene mucho de simb¨®lico porque es su primera l¨ªnea de producci¨®n en Am¨¦rica Latina y porque se ha instalado en la antigua factor¨ªa de la norteamericana Ford en Cama?ari, en el estado de Bah¨ªa. Ford cerr¨® sus l¨ªneas de producci¨®n brasile?as en 2021.
Para Lula, estas inversiones son la prueba tangible de que su regreso al poder por tercera vez ha devuelto la confianza de los inversores en Brasil tras la turbulenta etapa de Jair Bolsonaro. Y lo considera un aval esencial para sus planes de impulsar la reindustrializaci¨®n de una econom¨ªa que cada vez depende m¨¢s del sector agropecuario y de las exportaciones.
Cuando el a?o pasado el Gobierno que preside decidi¨® subvencionar la compra de coches, los ecologistas y los que conducen en grandes urbes como S?o Paulo se echaron las manos a la cabeza. Por motivos diferentes. Lula ha hecho de la Amazonia y la protecci¨®n ambiental una de sus banderas, pero combatir la emergencia clim¨¢tica dif¨ªcilmente casa con su apego por la industria m¨¢s cl¨¢sica, incluida la del petr¨®leo. ¡°Ya no podemos competir en el f¨²tbol, pero no hay pa¨ªs que pueda competir con nosotros en la construcci¨®n de energ¨ªas verdes y la protecci¨®n de la Amazonia¡±, ha dicho el presidente, sin m¨¢s detalle.
Lula lanz¨® en 2022 su ¨²ltima campa?a electoral en esa misma factor¨ªa de Volkswagen con una bater¨ªa de promesas. Y este viernes ha presumido de cifras econ¨®micas: el paro (7,8%) m¨¢s bajo en una d¨¦cada, una masa salarial que ha aumentado un 11% en un a?o, 37 millones de empleados con contrato de trabajo y un salario m¨ªnimo que el Gobierno ha subido por encima de la inflaci¨®n.
En su discurso, el presidente brasile?o ha recalcado que el empleo es la base del c¨ªrculo virtuoso con el que combatir la pobreza y que Brasil d¨¦ ese salto definitivo que le falta hace d¨¦cadas para ser un pa¨ªs plenamente desarrollado. ¡°Un empleo significa un salario a fin de mes, que significa compras en la tienda, que te convierte en un consumidor, y esa tienda compra en la industria, que necesita suministros para producir¡¡±. Esa es su receta para impulsar el crecimiento de la econom¨ªa brasile?a.
En su primer a?o de mandato, Lula lanz¨® un megaplan de obras p¨²blicas en infraestructuras y acaba de presentar otro de inversiones, cr¨¦ditos y prestamos a la industria. Suele advertir a sus ministros de que la hora de tener ideas se acab¨®, que ahora hay que concentrarse en cumplir lo prometido y ofrecer resultados palpables a una sociedad que sufre graves penurias. Unos 33 millones de brasile?os se acuestan con hambre.
S?o Bernardo do Campo, a 20 kil¨®metros al sur de S?o Paulo, ocupa un cap¨ªtulo muy especial en la historia de Lula. All¨ª cri¨® a sus hijos, lider¨® en los setenta y ochenta unas huelgas hist¨®ricas por un sueldo digno ¡ªque diera para un capricho de vez en cuando¡ª que lo catapultaron a la pol¨ªtica, all¨ª compareci¨® por primera vez cuando los jueces le dieron v¨ªa libre para volver a concurrir a las elecciones tras su paso por la c¨¢rcel y all¨ª vivi¨® en un apartamento durante d¨¦cadas hasta que se cas¨® con su actual esposa, Janja.
Por la ma?ana, Lula ha exhibido sinton¨ªa con el gobernador de S?o Paulo, Tarcisio de Freitas, el bolsonarista m¨¢s poderoso despu¨¦s del expresidente. Juntos han anunciado grandes obras en un evento celebrado en la ciudad de Santos, el principal puerto exportador de Brasil. Como en otras ocasiones, Lula ha abroncado a los que entre el p¨²blico han abucheado al gobernador bolsonarista.
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