Brasil se disculpa de rodillas con los ind¨ªgenas por las atrocidades que sufrieron durante la dictadura
El in¨¦dito gesto coincide con el 60? aniversario del golpe de Estado que dio inicio a un r¨¦gimen militar que mat¨® a m¨¢s de 8.300 nativos por acci¨®n u omisi¨®n
Las atrocidades cometidas por funcionarios del Estado brasile?o contra los ind¨ªgenas durante la dictadura (1964-1985) fueron m¨²ltiples. Algunas realmente estremecedoras y perversas como darles az¨²car mezclado con estricnina, un veneno matarratas. Esta semana, coincidiendo con el 60? aniversario del golpe que dio inicio a dos d¨¦cadas de r¨¦gimen militar, el Estado brasile?o les ha perdido solemnemente disculpas por desalojarlos de sus tierras, encerrarlos en campos de internamiento y torturarlos. La ceremonia oficial culmin¨® en una escena de enorme simbolismo: ¡°Quiero arrodillarme ante usted. Estoy muy emocionada. Quiero pedir disculpas en nombre de Brasil. Y que lleve esta petici¨®n de disculpas a todo su pueblo¡±, le dijo la abogada En¨¦a de Stutz e Almeida en nombre del Estado a la matriarca Djanira Krenak y al cacique Tito Vilhalva, de los guarani-kaiow¨¢, en una ceremonia celebrada en Brasilia este martes.
El gesto iba dirigido espec¨ªficamente a dos de los 266 pueblos ind¨ªgenas de Brasil, los guarani-kaiow¨¢ y los krenak, porque ellos acudieron hace a?os a la comisi¨®n de Amnist¨ªa, un organismo gubernamental que preside la abogada Stutz, a reclamar un perd¨®n colectivo.
¡°Todo el proceso desarrollado durante a?os fue muy relevante, de extrema importancia¡±, explica Shirley Krenak, de 40 a?os, en un intercambio de mensajes. Los ind¨ªgenas suelen usar el nombre de su pueblo como apellido. Para los nativos era capital que el perd¨®n se ajustara a sus usos y costumbres y, por tanto, fuera colectivo, no individual. ¡°Es un momento importante porque abrimos una gran puerta a acciones [similares] de otros pueblos ind¨ªgenas¡±, a?ade. Supone un primer paso que allana el camino a reclamaciones de otros pueblos o a una hipot¨¦tica admisi¨®n de responsabilidad por la persecuci¨®n que sufrieron los abor¨ªgenes.
Brasil est¨¢ inmerso en el doloroso proceso de admitir su culpa en los cap¨ªtulos m¨¢s tenebrosos de su historia colectiva. Recientemente, el Banco de Brasil pidi¨® perd¨®n por su complicidad en la esclavitud.
M¨¢s de 8.300 ind¨ªgenas murieron por acci¨®n u omisi¨®n del Estado durante la dictadura, seg¨²n el informe final de la Comisi¨®n de la Verdad, publicado en 2014. La comisi¨®n dedic¨® un cap¨ªtulo a las violaciones de los derechos humanos de los ind¨ªgenas, pero llamativamente, este organismo no los incluy¨® en el recuento oficial de muertos y desaparecidos, que contiene 434 nombres de represaliados pol¨ªticos (y los de 377 represores). La petici¨®n de disculpas ha puesto el foco en la brutal persecuci¨®n que sufrieron los ind¨ªgenas durante la dictadura, un cap¨ªtulo poco divulgado sobre los a?os de plomo.
Las atrocidades estaban documentadas desde finales de los a?os sesenta gracias a un equipo de funcionarios liderados por el procurador Jader de Figueiredo que, tras recorrer 16.000 kil¨®metros, elabor¨® un detallado informe que se?alaba como principal acusado al Servicio de Protecci¨®n del Indio, un organismo que, en vez de hacer honor a su nombre, intent¨® exterminarlos para favorecer a los granjeros latifundistas. Precisamente por eso la militarizaci¨®n de los organismos oficiales indigenistas llevada a cabo por Jair Bolsonaro, el anterior presidente, caus¨® esc¨¢ndalo y escalofr¨ªos.
Durante d¨¦cadas se crey¨® que el Informe Figueiredo hab¨ªa sido destruido en un incendio. Pero no. El empe?o de un investigador, Marcelo Zelic, fue clave para que los brasile?os conozcan los escalofriantes detalles del trato dispensado por el r¨¦gimen de los generales a los primeros habitantes del pa¨ªs. Zelic logr¨® encontrar el archivo en 2013 en el Museo del Indio, en R¨ªo.
Su contenido causa espanto a cualquiera que lo lea. ¡°Los cinta-larga, en Mato Grosso, habr¨ªan sido exterminados con dinamita lanzada desde aviones y estricnina con az¨²car, mientras los mateiros [avanzadilla de los agricultores] los cazaban a tiros de pi-ri-pi-pi o ametralladora, y los rajaban vivos con machete del pubis a la cabeza¡± son algunas de las escenas atroces descritas en el informe de 5.000 p¨¢ginas. Tambi¨¦n denunciaba la impunidad. Contaba que se cruz¨® con uno de los autores de ¡°cr¨ªmenes hediondos¡± y que vend¨ªa helados tranquilamente a unos cr¨ªos en Cuiab¨¢, ¡°sin que la justicia lo incomodara¡±.
Para los militares, colonizar la Amazonia y el interior de Brasil habitado b¨¢sicamente por ind¨ªgenas durante milenios era parte esencial de su cruzada para que ninguna potencia extranjera les arrebatara la mayor selva tropical del mundo con todas sus riquezas, en defensa de la civilizaci¨®n y contra el comunismo. El r¨¦gimen militar cre¨® en 1969 un campo conocido como reformatorio Krenak en Resplendor (Minas Gerais). Era un campo de reeducaci¨®n para ind¨ªgenas considerados rebeldes o subversivos a los que somet¨ªan a trabajo forzado y asimilaci¨®n cultural.
Los generales tambi¨¦n reclutaron en 1969 a unos 90 ind¨ªgenas que sab¨ªan algo de portugu¨¦s para convertirlos en soldados y que sometieran a los suyos. Dos uniformados de la Guardia Rural Ind¨ªgena protagonizan una de las escenas infames de aquella ¨¦poca, recuperada en el corto Arara: um filme sobre um filme sobrevivente (Guacamayo: una pel¨ªcula sobre una pel¨ªcula superviviente). La pel¨ªcula original en blanco y negro con tonos amarillentos fue rescatada del olvido por un investigador. Muestra un desfile militar que en 1970 reuni¨® a las m¨¢ximas autoridades pol¨ªticas y militares y a cientos de ciudadanos en una avenida de Belo Horizonte, la cuarta ciudad brasile?a. Entre los cientos de soldados del desfile, dos ind¨ªgenas uniformados acarrean a un tercer ind¨ªgena colgado de un palo, maniatado de pies y manos. Lo que en Brasil llaman pau de arara (palo de guacamayo) fue una de las modalidades de tortura usadas durante la dictadura.
Los krenak, del estado de Minas Gerais, y los guarani-kaiow¨¢, de Mato Grosso, presentaron su petici¨®n de perd¨®n colectivo hace muchos a?os. Pero solo en 2023, coincidiendo con la creaci¨®n del Ministerio de los Pueblos Ind¨ªgenas y el refuerzo de los organismos indigenistas por parte del Gobierno de Luiz In¨¢cio Lula da Silva, el asunto sali¨® del letargo. Los nativos insisten en que la medida clave para protegerlos a ellos y la biodiversidad de sus tierras es la demarcaci¨®n de tierras ind¨ªgenas y reclaman a Lula que, tras retomar la creaci¨®n de nuevas reservas, acelere en esa direcci¨®n.
La activista Krenak revela que en que, una vez el Estado ha pedido perd¨®n, los siguientes pasos son reclamar reparaciones econ¨®micas y un museo que cuente la historia para que tanto los escolares como las instituciones la conozcan.
Los ind¨ªgenas de Brasil ¨Dcasi 1,7 millones de personas, menos del 1% de la poblaci¨®n¨D han adquirido un enorme peso pol¨ªtico, cultural y social con el paso de los a?os. Este s¨¢bado por primera vez, uno de ellos, el fil¨®sofo y escritor Ailton Krenak, entrar¨¢ en la Academia Brasile?a de las Letras. Pertenece a uno de los pueblos a los que el Estado acaba de pedir disculpas y protagoniz¨® en 1987 uno de los momentos m¨¢s recordados de los debates constituyentes tras la dictadura.
Desde la tribuna del Congreso, Ailton Krenak record¨® a sus compatriotas que ¡°los pueblos ind¨ªgenas han regado con sangre cada uno de los ocho millones de kil¨®metros cuadrados de Brasil¡± mientras se pintaba la cara con un pigmento negro, en se?al de protesta, que contrastaba poderosamente con su impoluto traje blanco.
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