St. Pauli, el equipo punk que admira al Che Guevara, a los zapatistas y a Cuba retorna a la ¨¦lite del f¨²tbol alem¨¢n
A lo largo de su historia, el conjunto de la ciudad de Hamburgo, denominado como ¡°el m¨¢s progresista del mundo¡±, ha mantenido lazos de amistad y culturales con distintos pa¨ªses de Latinoam¨¦rica
Parec¨ªa un domingo cualquiera, pero no lo era. El ambiente era el habitual en el Millerntor-Stadion, en Hamburgo, con miles de casacas caf¨¦s, banderas ondeando con la calavera pirata, otras con el arcoiris ¡ªrepresentativa de la comunidad LGBT+¡ª, de Palestina y con el rostro del guerrillero argentino Ernesto Guevara, el Che. Desde el dibujo de un zapatista haciendo una chilena encima de una estrella roja o el mural de dos hombres bes¨¢ndose acompa?ados de la leyenda ¡°lo ¨²nico que importa es el amor¡±, cada pintada en los muros del estadio, que emula a un lienzo de la libre expresi¨®n, parec¨ªa unirse en el canto con los aficionados que aguardaban impacientes los 90 minutos que marcaran la conclusi¨®n del juego.
Con un resultado de 3 a 1 sobre el VfL Osnabr¨¹ck, ganando c¨®modamente a su rival, son¨® el pitido final. Miles de aficionados euf¨®ricos del St. Pauli invadieron la cancha e hicieron desaparecer el verde c¨¦sped como una estampida de hormigas. El equipo punk, denominado como ¡°el club m¨¢s progresista del mundo¡±, sell¨® su retorno a la ¨¦lite del f¨²tbol alem¨¢n tras 13 a?os en segunda divisi¨®n.
¡°No es un lugar para homofobia, fascismo, sexismo y racismo¡±. Es el lema del Sankt Pauli, que lleva el nombre del distrito donde se ubica en la zona roja de Hamburgo. Sus seguidores son prostitutas, rockeros, poetas, punks, anarquistas y comunistas que, cada fin de semana, exhiben pancartas con cruces esv¨¢sticas nazis tachadas con la se?al de prohibici¨®n. Fue fundado en 1910, pero no fue hasta la d¨¦cada de los ochenta cuando el club inici¨® a acrecentar su leyenda de equipo ¡°antisistema¡± y ¡°anticapitalista¡±. Sus uniformes, en los que predomina el color caf¨¦, emulan la vestimenta de los trabajadores de la ¨¦poca, quienes fueron el n¨²cleo de la instituci¨®n desde sus inicios. No los patrocina Nike o Adidas, ellos mismos confeccionan su indumentaria bajo la marca ¡°ecol¨®gicamente sostenible¡± DIIY. Asimismo, Los Piratas de la Liga se convirtieron en el primer club en tener un presidente abiertamente gay y militante de la causa LGBT+, el empresario teatral Corny Littmann.
As¨ª como el rechazo al racismo y al fascismo han sido una constante en la ideolog¨ªa del club, tambi¨¦n lo fue y es su inter¨¦s por la labor social internacional, que lo ha llevado a mantener lazos de amistad y culturales con distintos pa¨ªses de Latinoam¨¦rica. Uno de ellos fue Cuba, pa¨ªs donde el St. Pauli hizo su pretemporada en 2005. La plantilla de ese a?o se adentr¨® en la vida cotidiana de la isla, lo que gener¨® simpat¨ªa y admiraci¨®n por las figuras de Fidel Castro y el Che Guevara. Tras varios partidos amistosos, la visita de ese a?o culmin¨® en un partido amistoso frente a la selecci¨®n de balompi¨¦ de la naci¨®n antillana.
Esa visita fue la semilla de la asociaci¨®n Viva con Agua Sankt Pauli, que dirigi¨® el jugador Bejamin Adrion tras su retiro. El proyecto, financiado por el club e hinchas en Hamburgo, construy¨® 150 bombas de agua para las escuelas en La Habana, que posteriormente continuar¨ªa expandi¨¦ndose por otros pa¨ªses del mundo para promover campa?as para el acceso al agua potable.
¡°La revoluci¨®n, al menos la futbolera, no puede producirse en un solo pa¨ªs. Es por ello que en esta larga batalla internacionalista, los miembros y simpatizantes del Sankt Pauli han llegado a dar muestras de fraternidad inimaginables en el ¨¢mbito del deporte. En la d¨¦cada de 1980, varios jugadores del equipo se alistaron en las Brigadas de Solidaridad con la Revoluci¨®n Sandinista y viajaron a Nicaragua para dar su apoyo al proceso dirigido por Daniel Ortega y Tom¨¢s Borge¡±, cuenta el periodista Mariano Schuster en un art¨ªculo.
M¨²sica y ¡°f¨²tbol rebelde¡±: la relaci¨®n del conjunto pirata con M¨¦xico
Otro movimiento con el que el St. Pauli simpatiz¨® a lo largo de los a?os fue con el del Ej¨¦rcito Zapatista de Liberaci¨®n Nacional (EZLN), en M¨¦xico, a la cabeza del subcomandante Marcos. En 2021 se produjo un evento de balompi¨¦, apoyo y solidaridad con las comunidades ind¨ªgenas del Estado de Chiapas. En el marco del viaje que realiz¨® una comitiva del EZLN por Europa, en un intercambio directo con los movimientos sociales y de izquierda del viejo continente, el club pirata recibi¨® a esta delegaci¨®n para un partido amistoso y un intercambio sobre el ¡°f¨²tbol rebelde¡±.
La filial femenina del conjunto pirata recibi¨® al plantel zapatista de Ixchel Ramona, conformada por milicianas. El nombre del equipo mexicano proviene de la mitolog¨ªa maya, de la diosa del amor y la medicina, y como un homenaje a la comandante Ramona, una veterana formada en la teolog¨ªa de la liberaci¨®n y que fue la primera zapatista en salir del territorio rebelde rompiendo el cerco del Ej¨¦rcito en 1996.
¡°Que el equipo Ixchel Ramona de 36 mujeres ind¨ªgenas y milicianas pueda alcanzar los campos deportivos en pa¨ªses europeos tiene un doble mensaje simb¨®lico: la fraternidad con otras compa?eras y el ejemplo del trabajo en equipo desde la disciplina militar. Es decir, no s¨®lo se trata de ¡®deportistas¡¯, sino de quienes han entrenado en monta?as y selvas para integrar el trabajo colectivo¡±, afirma el antrop¨®logo Juan Trujillo Limones en un texto de opini¨®n.
La relaci¨®n del St. Pauli con M¨¦xico tambi¨¦n se ha dado a trav¨¦s de la m¨²sica. El club mantiene una relaci¨®n fraternal con la banda de ska Pante¨®n Rococ¨®, quienes en una de sus giras por Alemania, a trav¨¦s de Missael Oseguera ¡ªsaxofonista de la agrupaci¨®n¡ª, notaron la filosof¨ªa de la instituci¨®n basada en el lema ¡°ama Sankt Pauli, odia al racismo¡±, y comenzaron a hacerse cercanos. Para su centenario del club, invitaron a los m¨²sicos a realizar una versi¨®n de Das Herz Von St. Pauli (el coraz¨®n de St. Pauli), de Hans Albers, cantada en alem¨¢n y espa?ol, con la que cerraron el concierto conmemorativo hace 14 a?os en Hamburgo y con la que celebraron el ascenso de categor¨ªa del club, a trav¨¦s de sus redes sociales, el pasado domingo.
¡°Yo de St. Pauli. Yo soy un hincha. Antifascista de vocaci¨®n. Y los colores de mi bandera, de Bleiben Mains, de la unidad, la calavera que significa que por dentro somos igual¡±, dice un fragmento de la versi¨®n interpretada por Pante¨®n Rococ¨®.
El club tiene registradas m¨¢s de 530 clubes de fans en todo el mundo. Existen sedes en Argentina, Colombia y M¨¦xico, con el FC St. Pauli Bloque M¨¦xico. Javier Salda?a Izquierdo, de 36 a?os, es seguidor del club desde hace 14 a?os, cuando un amigo le hizo escuchar la canci¨®n de Pante¨®n Rococ¨® dedicada al St. Pauli. El pasado domingo, por la diferencia horaria, estuvo siguiendo el partido desde las cinco de la ma?ana. Para cuando cayeron el segundo y tercer gol, admite, lloraba de felicidad, mientras festejaban el ascenso del club de sus amores, a pesar de que los vecinos los rega?aron por la bulla que hac¨ªan temprano en la ma?ana.
Investig¨® m¨¢s sobre la instituci¨®n y se convirti¨® en un seguidor m¨¢s. ¡°Esta ideolog¨ªa de dirigirnos con amor y que no haya superioridad de ning¨²n sentido. Que nos ayudemos en las generalidades, porque somos iguales, sin importar colores, es lo que a m¨ª me ha hecho pues cambiar, deconstruirme y vivir basado en este pensamiento¡±, cuenta.
A partir del ejemplo del conjunto pirata, basado en sus estatutos, han tratado de ¡°tropicalizar¡± los ideales del club a partir de los problemas que existen en M¨¦xico y se han puesto a trabajar con distintos proyectos, desde apoyar a ni?os, ni?as y adolescentes en situaci¨®n de calle con la pr¨¢ctica de deportes como box y artes marciales mixtas; o apoyar a una casa de apoyo a migrantes, que se encuentran en tr¨¢nsito para tratar de llegar a EE UU, con ayuda m¨¦dica y psicol¨®gica, entre otros proyectos solidarios. Aunque lejos de Hamburgo, en otro continente, los valores se mantienen. ¡°Nos enamoramos del St. Pauli por la inclusi¨®n y por la horizontalidad de la comunidad. Creemos que otra sociedad es posible, siempre y cuando todos nos mantengamos hombro a hombro ayud¨¢ndonos¡±, concluye.
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