Alejandro Toledo, la discutible veracidad de un paciente preso
El expresidente de Per¨², encarcelado desde hace quince meses, pidi¨® auxilio durante una audiencia judicial, aduciendo que se estaba ahogando. Es la en¨¦sima vez que recurre a su estado de salud para intentar eludir a la justicia
Una voz quebrada interrumpe la audiencia virtual. En uno de los recuadros se ve a un hombre mayor, ligeramente encorvado, que alza la mano. Se coge el rostro con desesperaci¨®n y dice sentirse ¡°absolutamente mal¡± mientras su voz se entrecorta y su respiraci¨®n se acelera. Implora que, por favor, lo lleven a un hospital y denuncia que donde se encuentra no hay ning¨²n m¨¦dico. Es Alejandro Toledo, expresidente del Per¨², hu¨¦sped del penal de Barbadillo desde hace quince meses, vecino de Pedro Castillo y hasta el a?o pasado de Alberto Fujimori. Su s¨²plica desde la prisi¨®n ha detenido la audiencia por el caso Interoce¨¢nica, un esc¨¢ndalo de corrupci¨®n donde se le acusa de haber recibido m¨¢s de 30 millones de d¨®lares en coimas de la constructora brasile?a Odebrecht para favorecerlos en la adjudicaci¨®n de una carretera, cuando era jefe de Gobierno.
Entonces aparece en el recuadro de la videollamada virtual su celador. La c¨¢mara no alcanza a enfocar su rostro, pero se nota que intenta manipular la computadora desde donde se comunica Toledo. ¡°D¨¦jame hablar¡±, dice el economista, recobrando claridad repentinamente. ¡°Est¨¢s interrumpiendo¡±, le responde el funcionario de la Penitenciar¨ªa mientras trata de apagar su micro. Toledo lo mira por unos instantes, pero luego gira hacia la c¨¢mara y le pide a la jueza que, por favor, hable con su abogado, que se est¨¢ ahogando. El celador insiste en apagar el micro, y es all¨ª cuando Alejandro Toledo Manrique dice: ¡°no me toques, carajo¡±, se?al¨¢ndole con el dedo.
Inevitablemente se produce un forcejeo entre ambos. Pero es breve. Cuando el conflicto pod¨ªa escalar, Toledo se arrepiente de su rapto autoritario, cierra los ojos y se derrumba sobre la mesa. La jueza, sorprendida, manda a un receso y el abogado de Toledo dice que se comunicar¨¢ con su familia para que sea atendido lo antes posible. Toledo, que al parecer iba a desvanecerse, nuevamente se restablece. Se levanta de su asiento, coge su folder, lo coloca debajo de la axila y su recuadro va a negro, como si fuese el final de una escena cinematogr¨¢fica. La audiencia seguir¨¢ sin ¨¦l.
Horas despu¨¦s su abogado Roberto Su denunciar¨¢ la falta de atenci¨®n m¨¦dica hacia su patrocinado. ¡°Estaba temblando con un fuerte dolor en el pecho. La presi¨®n estaba baja. Tiene hormigueos en las manos¡±, sostendr¨¢. El jueves por la noche el Instituto Nacional Penitenciario (INPE) public¨® un comunicado que diluye la gravedad de la presunta descompensaci¨®n. ¡°No es necesario que el interno Alejandro Toledo Manrique sea conducido a un hospital ya que, conforme al reporte del ¨¢rea de salud del penal de Barbadillo, su estado es estable al no presentar una situaci¨®n de emergencia ni de urgencia¡±, se?al¨® la instituci¨®n categ¨®ricamente. Por si fuera poco, este viernes no se dej¨® revisar por el m¨¦dico legista. ¡°Se encuentra irritado y ansioso. Por momentos se torna agresivo. Se reh¨²sa a recibir atenci¨®n¡±, inform¨®.
Desde antes de su extradici¨®n de los Estados Unidos para cumplir una prisi¨®n preventiva de dieciocho meses, Alejandro Toledo ha recurrido a su salud para dilatar los procesos judiciales en su contra. Poco antes de entregarse a las autoridades public¨® un video donde confes¨® tener c¨¢ncer de pr¨®stata, adem¨¢s de una gama de enfermedades, y le pidi¨® a la justicia peruana que ¡°no lo matara en la c¨¢rcel¡±. En noviembre pasado durante las primeras audiencias del juicio oral que se le sigue por los presuntos delitos de colusi¨®n y lavado de activos, Toledo intent¨® conmover al jurado, hablando de su c¨¢ncer y sus males cardiacos. Al borde del llanto pidi¨® que ¡°lo dejaran defenderse en libertad¡±.
Hace poco, el 3 de julio, circul¨® la noticia de que el l¨ªder del extinto partido Per¨² Posible hab¨ªa sido trasladado a un hospital, provocando la alarma. Pero el INPE le bajar¨ªa las revoluciones al asunto al aclarar que se trataba de una cita programada sin ninguna novedad. Semanas atr¨¢s el Poder Judicial orden¨® que se le levantara el secreto de las comunicaciones, as¨ª como las reservas tributarias y bancarias entre el 2010 y 2013. En marzo, la defensa de Toledo pidi¨® a petici¨®n suya que se le someta a pruebas integrales de salud, pero en cl¨ªnicas privadas y no en el sistema p¨²blico. En junio del 2023 sufri¨® otra descompensaci¨®n cuando era trasladado a un chequeo m¨¦dico en un hospital. Nuevamente la Penitenciar¨ªa inform¨® que no hab¨ªa nada de qu¨¦ preocuparse y que no corr¨ªa ning¨²n peligro.
Para que Alejandro Toledo se sentara en el banquillo de los acusados en Per¨² hubo que esperar seis a?os despu¨¦s de que huyera a los Estados Unidos, donde sol¨ªa decir que no hab¨ªa cometido ning¨²n delito y que era un perseguido pol¨ªtico. A mediados de 2019 fue arrestado por mandato de extradici¨®n y fue internado en la correccional de Maguire en el condado de San Mateo, en California. Pero en el 2020 sali¨® en libertad bajo fianza tras argumentar que pod¨ªa infectarse de coronavirus y pas¨® a tener arresto domiciliario. En 2022, luego de que se determinara que hab¨ªa suficiente evidencia para extraditarlo, pretendi¨® frenar el proceso al interponer un habeas corpus, pero qued¨® sin efecto. Logr¨® que su caso se trasladara a otra Corte, alegando falta de garant¨ªas. ¡°Es un anciano con problemas de salud cuyo riesgo aumentar¨¢ dram¨¢ticamente si est¨¢ bajo custodia¡±, fue uno de los ¨²ltimos alegatos de su defensa antes de que finalmente se resolviera su extradici¨®n.
Proceso que s¨ª ha conseguido eludir su esposa, la ex Primera Dama, Eliane Karp, una antrop¨®loga belga de ascendencia jud¨ªa que se hizo conocida por su car¨¢cter fuerte y su f¨¦rrea defensa a Toledo, con quien coincidi¨® en los pasillos universitarios, en California, en los a?os setenta. Sobre Karp pesa una orden de captura internacional y otra de prisi¨®n preventiva por 18 meses por el caso Ecoteva. En mayo de 2023 viaj¨® a Israel, pa¨ªs que no ha suscrito un Tratado de Extradici¨®n con el Per¨². Desde entonces est¨¢ no habida.
A Alejandro Toledo, el hombre que en su momento encarn¨® la lucha contra la corrupci¨®n y lider¨® el rescate de la democracia luego del gobierno de Alberto Fujimori, se le acusa de recibir el soborno m¨¢s alto del caso Lava Jato en Per¨². Pero ¨¦l insiste en tener las manos limpias y en padecer una salud resquebrajada por la que, asegura, deber¨ªa ser liberado. Lo f¨¢ctico es que el personal de salud de la c¨¢rcel no le ha hallado nada grave ni tampoco desea ser examinado. Su orden de prisi¨®n preventiva vence el 22 de octubre, pero se prev¨¦ una ampliaci¨®n para continuar con las investigaciones.
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