Latinoam¨¦rica: ?de qu¨¦ democracia estamos hablando?
El informe anual de Latinobar¨®metro califica la situaci¨®n en la regi¨®n de ¡°recesi¨®n democr¨¢tica¡±, una consecuencia de los personalismos, la corrupci¨®n y las presidencias interrumpidas
La debilidad creciente de nuestros reg¨ªmenes democr¨¢ticos latinoamericanos y el bajo apoyo a la democracia es una constataci¨®n que, por s¨ª sola, no sorprende mucho. Est¨¢ contenida en el excelente informe anual de Latinobar¨®metro, publicado hace dos semanas. Precisa la calificaci¨®n medular sobre la situaci¨®n en la regi¨®n: ¡°recesi¨®n democr¨¢tica¡±. Se refiere el informe con ello al ¡°declive y vulnerabilidad al que han llegado los pa¨ªses de la regi¨®n despu¨¦s de una d¨¦cada de deterioro continuo y sistem¨¢tico de la democracia¡±.
Lo de la ¡°recesi¨®n democr¨¢tica¡± se sustenta en el informe principalmente en tres ingredientes que atravesar¨ªan la mayor¨ªa de procesos pol¨ªticos latinoamericanos actuales: los personalismos, la corrupci¨®n y las presidencias interrumpidas.
Los personalismos ¨Dque tambi¨¦n se podr¨ªan llamar ¡°caudillismos¡±¨D se ilustran apuntando a pa¨ªses y situaciones concretas. Menciona nombres quienes desde el poder buscar¨ªan cambiar las reglas para favorecer a su partido: Rafael Correa (Ecuador), Evo Morales, (Bolivia), Bukele (El Salvador) y Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador (M¨¦xico).
Lo segundo ser¨ªa la corrupci¨®n. Con 21 presidentes condenados por corrupci¨®n en nueve pa¨ªses, este hecho contante y sonante denigra la voluntad popular. Lo tercero ser¨ªan los mandatos presidenciales interrumpidos (veinte) por diversos motivos en nueve pa¨ªses, desde corrupci¨®n hasta abandono de deberes, destituci¨®n por el Congreso o clamor popular.
Una fotograf¨ªa de la realidad revela, pues, din¨¢micas que han ocupado un espacio particularmente protag¨®nico en los procesos pol¨ªticos latinoamericanos. Por s¨ª solos, sin embargo, no explican ni son suficientes para dar contenido a la referida ¡°recesi¨®n democr¨¢tica¡± actual: muchas de estas lacras no son recientes sino de larga data. Se podr¨ªa decir, en efecto, que personalismos, corrupci¨®n e inestabilidad pol¨ªtica (los ¡°mandatos interrumpidos¡±) han sido una constante en una mayor¨ªa de los pa¨ªses latinoamericanos en los ¨²ltimos 50 a?os o m¨¢s. ¡°Pan de cada d¨ªa¡± podr¨ªamos decir en un continente que ha tenido gobernantes como Somoza, Pinochet, Trujillo, Odr¨ªa o Fujimori.
Sin perjuicio del debate que se puede tener sobre lo anterior, acaso el aspecto medular en el mismo informe es el de las percepciones ciudadanas en una situaci¨®n compleja como la actual. La propia conceptualizaci¨®n de ¡°democracia¡± aparece en cuesti¨®n a la luz de algunas de las percepciones prevalecientes. Resulta que, en el fondo, la encuesta arroja la gran pregunta de qu¨¦ entiende el grueso de la poblaci¨®n por ¡°democracia¡± y qu¨¦ espera de ella.
En ese orden de ideas, lo de la ¡°satisfacci¨®n con la democracia¡± y el ¡°apoyo a la democracia¡± traduce percepciones y conceptos entre amplios sectores de la poblaci¨®n que tienen que ver m¨¢s con experiencias de la vida diaria que con definiciones conceptuales sobre equilibrio de poderes y dem¨¢s.
En lo de ¡°satisfacci¨®n con la democracia¡±, por ejemplo, el resultado de la encuesta, le¨ªdo por s¨ª s¨®lo, resulta extra?o y hasta contradictorio pues apunta, m¨¢s bien, a respaldar con l¨®gicas autoritarias que suenan ¡°eficaces¡±. Nada menos que El Salvador de Bukele es el pa¨ªs latinoamericano donde se registra mayor ¡°satisfacci¨®n con la democracia¡± (64%), duplicando el promedio regional del 28%. El Per¨², con 8% (el ¨²nico pa¨ªs con un solo d¨ªgito), se ubicar¨ªa en el ¨²ltimo lugar.
As¨ª, en un pa¨ªs gobernado por un presidente que abiertamente desaf¨ªa las reglas constitucionales para postular a una prohibida reelecci¨®n inmediata, parecer¨ªa haber m¨¢s ¡°satisfacci¨®n con la democracia¡± que en cualquier otro, incluidos pa¨ªses particularmente estables en su civismo como Uruguay o Costa Rica, por ejemplo.
Otro asunto vinculado al anterior ser¨ªa el del ¡°apoyo a la democracia¡±, en el que la tendencia ha venido siendo menguante. Los a?os de especial crecimiento regional (2004-2008) impactaron en el apoyo a la democracia, asunto que, por s¨ª mismo, no deber¨ªa sorprender. En 2023 solo el 48% apoya la democracia en la regi¨®n, disminuyendo 15 puntos porcentuales desde el 63% de 2010. Esto est¨¢ determinado, en buena medida, por los ciclos y crisis econ¨®micas. Dentro de ese proceso, los pa¨ªses con mayor disminuci¨®n en el apoyo a la democracia son Venezuela (-12%), Costa Rica (-11%) y Guatemala y M¨¦xico (-8%).
Vistas as¨ª las cosas en torno a estos dos asuntos ¨Dsatisfacci¨®n con la democracia y apoyo a la democracia¨D salta a la vista la interrogante de qu¨¦ se entiende por ¡°democracia¡±, cuando en torno a ella se puede expresar ¡°satisfacci¨®n¡± o ¡°apoyo¡±. Hubiera sido interesante que hubiera una pregunta apuntando, acaso, a algo tan elemental como qu¨¦ entienden las personas encuestadas por democracia. Sin duda all¨ª podr¨ªa estar la clave de la cuesti¨®n.
Pongamos el ejemplo de El Salvador y de su presidente autocr¨¢tico. Con la m¨¢s alta ¡°satisfacci¨®n con la democracia¡± y con m¨¢s de 90% de aprobaci¨®n al presidente Bukele, podr¨ªa ser un indicador de qu¨¦ se entiende por democracia en muchos sectores. No parece entenderse por ello equilibrio de poderes ¨Dlos ¡°checks and balances¡±¨D o el respeto de la Constituci¨®n.
Esta satisfacci¨®n con una l¨®gica autoritaria se acerca m¨¢s a resultados concretos que la gente percibe, como la disminuci¨®n de la criminalidad, por ejemplo, un hecho notable en El Salvador, el pa¨ªs donde se registrar¨ªa mayor satisfacci¨®n con la democracia. Un sustrato de identificaci¨®n con l¨®gicas autoritarias, pues, es lo que asoma. Algo que, por lo dem¨¢s, no es nuevo en la historia pues muchos dictadores ¨Ddesde Mussolini en Italia, hasta Trujillo en la Rep¨²blica Dominicana¨D gozaron en su momento de gran respaldo popular.
En el mismo orden de ideas, al situarse al Per¨² en la encuesta en el otro extremo y su mis¨¦rrimo 8% de satisfacci¨®n con la democracia, probablemente lo que se est¨¢ revelando en las respuestas es algo que apunta, en realidad, a algo m¨¢s de fondo. En el Per¨², la democracia, con todos sus problemas, no ha sido a¨²n borrada del mapa como en El Salvador, aunque sufre una crisis grave por institucionalidad colapsada y no arroja resultados concretos en el bienestar, la seguridad ciudadana u otra necesidad social imperiosa.
De manera que, avanzando m¨¢s all¨¢ de lo aparente, la recesi¨®n democr¨¢tica tiene que ver no s¨®lo con aspectos formales de institucionalidad sino con requerimientos y urgencias cotidianas de amplios sectores de la poblaci¨®n. De no encontrar un cauce dentro de la institucionalidad democr¨¢tica, son terreno f¨¦rtil para proyectos y procesos autoritarios y caudillismos que pueden encontrar una percepci¨®n favorable entre la poblaci¨®n, como lo demuestra el proceso salvadore?o actual. Hay que preguntarse, sin embargo, sobre la sostenibilidad de percepciones favorables como esa en un contexto de demolici¨®n institucional y de decisiones verticales que dif¨ªcilmente se pueden sostener en el tiempo, o de hacer invisible la concentraci¨®n y abuso de poder como factor que afecta a toda la ciudadan¨ªa.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.