Cambios en el mapa
Los Estados Unidos est¨¢n previendo, en un horizonte muy hipot¨¦tico, brumoso, un conflicto militar con China, y esa presunci¨®n remodela el mapa del mundo
La pol¨ªtica cambia el significado de los mapas. Impulsada por los vientos del mundo, la periferia puede convertirse en centro. Y viceversa. ?reas secundarias adquieren un nuevo valor. Una mutaci¨®n de este estilo se est¨¢ verificando en el extremo sur del continente americano. Un episodio llam¨® la atenci¨®n el jueves pasado, cuando el presidente argentino, Javier Milei, viaj¨® a Ushuaia, la ciudad m¨¢s austral del mundo, para reunirse con la jefa del Comando Sur de los Estados Unidos, Laura Richardson, y anunciar la creaci¨®n de una base naval integrada en esa localidad.
Para calibrar la dimensi¨®n de ese anuncio hay que ampliar al foco y observar la escena global. Un fen¨®meno en expansi¨®n es que el endurecimiento del discurso norteamericano respecto de China se va modulando cada vez m¨¢s con argumentos militares. Poco antes de viajar a la Argentina, el 14 de marzo, la generala Richardson realiz¨® un informe ante el Comit¨¦ de Servicios Armados del Senado de su pa¨ªs. Uno de los ejes de su presentaci¨®n fue la necesidad de neutralizar la influencia china y rusa en Am¨¦rica Latina. Respecto de China, Richardson dijo lo siguiente: ¡°La Rep¨²blica Popular China comprende la importancia de la econom¨ªa y el papel entrelazado del Ej¨¦rcito Popular de Liberaci¨®n en la consecuci¨®n de su sue?o chino: la recuperaci¨®n del papel central de China en los asuntos mundiales. En Am¨¦rica Latina y el Caribe, el Comando Sur reconoce la oportunidad de colaborar con nuestros socios, desarrollar su capacidad y aumentar su resiliencia ante los desaf¨ªos y amenazas generalizados que enfrentan. Por el contrario, la Rep¨²blica Popular China est¨¢ explotando un entorno de seguridad fr¨¢gil y aprovechando la necesidad de inversi¨®n econ¨®mica de la regi¨®n para ganar influencia y avanzar en su maligna agenda. La Rep¨²blica Popular China sabe que el poder econ¨®mico es un prerrequisito para el poder militar global y es imperativo que veamos las actividades econ¨®micas de la Rep¨²blica Popular China, particularmente en las Am¨¦ricas, como conectadas con sus deseos pol¨ªticos y militares globales¡±.
Este mensaje, en el que el adjetivo ¡°maligno¡± para calificar a los chinos se repite todo el tiempo, podr¨ªa formularse de manera m¨¢s cruda. Los Estados Unidos est¨¢n previendo, en un horizonte muy hipot¨¦tico, brumoso, un conflicto militar con China, y esa presunci¨®n remodela el mapa del mundo. Podr¨ªa advertirse con mayor claridad esa mutaci¨®n observando el papel que ha cumplido a lo largo de los a?os del Canal de Panam¨¢. Despu¨¦s de su expansi¨®n, en 2016, ese canal registr¨® 14.000 cruces de naves por a?o, lo que significa el 6% del comercio global. Los primeros usuarios de ese pasaje son los Estados Unidos. Y el 13% del tr¨¢fico se dirige a China.
?Qu¨¦ suceder¨ªa si se produce una confrontaci¨®n militar entre los Estados Unidos y China? Lo m¨¢s probable es que el Canal se cerrara para obstruir el flujo de alimentos y energ¨ªa hacia los puertos chinos. Ese escenario volver¨ªa estrat¨¦gico el tr¨¢fico naval por el extremo sur. Esa es la raz¨®n por la cual los norteamericanos han buscado con insistencia, primero, que los chinos no construyeran all¨ª una base log¨ªstica de aprovisionamiento y reparaci¨®n de buques; y, segundo, lo que se acaba de anunciar: establecerla ellos, aprovechando la disponibilidad que les ofrece el Gobierno de Milei, que se declara un aliado incondicional de Washington.
El Atl¨¢ntico Sur parece estar destinado a tener una trascendencia desconocida en el juego global. Cambiar¨ªa tambi¨¦n el rol de la Argentina. Hasta ahora el dato geopol¨ªtico central en esa zona era la presencia en las Islas Malvinas de una potencia de la OTAN, el Reino Unido, asociado a su aliado hist¨®rico Chile. Una combinaci¨®n entre los Estados Unidos y la Argentina altera el peso relativo de esos actores. Milei fue expl¨ªcito en su discurso ante Richardson: el retroceso argentino en el ¨¢rea fue una oportunidad perdida, que los chilenos aprovecharon al extender el ¨²nico nexo log¨ªstico entre el continente americano y la Ant¨¢rtida. Esa proyecci¨®n sobre el polo sur es otro de los argumentos en defensa de la construcci¨®n de esa base naval.
Milei no justific¨® esta asociaci¨®n con los Estados Unidos con argumentos pragm¨¢ticos. Para ¨¦l se trata de un mandato ideol¨®gico. El jueves a la noche, en esa ciudad lejan¨ªsima, explic¨® que los Estados Unidos y la Argentina hab¨ªan tenido una misma matriz en las ideas del liberalismo pol¨ªtico y el capitalismo econ¨®mico. Lament¨® que su pa¨ªs se haya apartado de ellas por 100 a?os. Pero asegur¨® que ahora retomar¨¢ ese hilo hist¨®rico, uni¨¦ndose a quienes defienden los valores de Occidente y en contra de quienes pretenden avasallar ¡°nuestra libertad¡±.
Si se ponen estas palabras, en las que vuelve un eco de la Guerra Fr¨ªa, en conexi¨®n con algunos hechos, se ver¨¢ c¨®mo la pol¨ªtica de Milei, adem¨¢s de pro-estadounidense, es anti-china. El primer gesto que lo demostr¨® fue el rechazo expl¨ªcito a sumarse a los BRICS, un club de pa¨ªses liderado por Xi Jinping. All¨ª, despu¨¦s de la derrota peronista, descartaron la incorporaci¨®n argentina y esperaron que sus representantes dejar¨ªan de asistir a las reuniones. Por eso se sorprendieron cuando, desde Buenos Aires, la Canciller¨ªa hizo expl¨ªcito el rechazo. Esa animosidad tuvo un blanco mucho m¨¢s cercano que China: el Brasil de Lula da Silva, que es socio fundador de esa liga.
Otro motivo de tensi¨®n del Gobierno de Milei con China tiene que ver con la operaci¨®n de una base de ese pa¨ªs en la provincia de Neuqu¨¦n, en la Patagonia, sobre la Cordillera de los Andes. En su discurso ante el Senado, Richardson habl¨® de ese establecimiento como parte del dispositivo militar de los chinos en la regi¨®n. La afirmaci¨®n desmiente la posici¨®n oficial de Pek¨ªn: se trata de una base cient¨ªfica, de observaci¨®n del denominado ¡°espacio profundo¡±. Es decir, sin capacidad para monitorear las ¨®rbitas en que se desplazan los sat¨¦lites, muchos de ellos de empleo militar. Richardson insinu¨® ante los senadores de su pa¨ªs preocupaciones que para el aparato militar al que ella pertenece son m¨¢s angustiantes: el temor a ataques sistem¨¢ticos de misiles que tengan como blanco los sat¨¦lites norteamericanos. El Ministerio de Defensa argentino no esper¨® a que Richardson regrese a su pa¨ªs y dispuso una inspecci¨®n, que design¨® con el eufemismo de ¡°visita¡±, sobre las instalaciones de Neuqu¨¦n. Aclar¨® que no ser¨ªa inminente.
El mismo ministerio realiz¨® otro gesto de distanciamiento: prefiri¨® comprar una peque?a flota de aviones de combate F-16 norteamericanos, que vende Dinamarca, a cambio de adquirir aparatos equivalentes, vendidos por los chinos a trav¨¦s de Pakist¨¢n. Condicionar esta operaci¨®n fue una de las prioridades m¨¢s relevantes de la diplomacia de Estados Unidos en Buenos Aires durante los ¨²ltimos a?os.
?Cu¨¢l ser¨¢ la reacci¨®n china frente a estos movimientos tan poco amigables? Es un misterio. Por ahora el ¨²nico inconveniente tangible en la relaci¨®n bilateral con la Argentina se origin¨® antes de la llegada de Milei. Es la suspensi¨®n de dos gigantescas centrales hidroel¨¦ctricas proyectadas en la provincia de Santa Cruz. Los trabajos en una de ellas no superaron el 40%. Y en la otra apenas alcanzaron el 20%. La par¨¢lisis se debe, al parecer, a controversias ambientales. Pero tambi¨¦n hubo un conflicto con el socio local que hab¨ªa impuesto el gobierno argentino durante la presidencia de Cristina Kirchner, la empresa Electroingenier¨ªa, muy ligada al poder. Lo cierto es que la inversi¨®n de China en ese proyecto est¨¢ suspendida. Y ya hay una legi¨®n de trabajadores despedidos.
Hay un frente en el que los chinos poseen un gran potencial de da?o: el intercambio de monedas entre el Banco Central argentino y su equivalente, el Banco Popular de China. Las reservas de esa instituci¨®n sonescas¨ªsimas y entrar¨ªan en colapso si desde Pek¨ªn llegara la orden de suspender ese pr¨¦stamo, que alcanza a 18.000 millones de d¨®lares de los cuales 4.000 son de libre disponibilidad. Tal vez esta inc¨®gnita se despeje en pocas semanas, cuando la canciller Diana Mondino viaje a Pek¨ªn encabezando una misi¨®n comercial.
Las novedades geopol¨ªticas, de car¨¢cter militar, en el extremo sur, son una consecuencia del cambio pol¨ªtico que se registr¨® en la Argentina con las ¨²ltimas elecciones presidenciales. Ese giro copernicano fue desde un kirchnerismo de tono bolivariano, a un liberalismo conservador, m¨¢s alineado con los Estados Unidos que el de Mauricio Macri y aun el de Carlos Menem, en los a?os noventa. En esa dr¨¢stica vuelta de campana estaba inscripto ya el nuevo encolumnamiento con Washington. Se verifica en este caso la afirmaci¨®n del sagaz soci¨®logo Juan Eugenio Corradi, para quien la polarizaci¨®n de la pol¨ªtica dom¨¦stica siempre es aprovechada por las grandes potencias para obtener el alineamiento de pa¨ªses de menor escala en el ajedrez global.
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