Dilma Rousseff, nubarrones econ¨®micos y mantequilla francesa en una cena de gala con Xi Jinping
China celebra los 74 a?os de la proclamaci¨®n de la Rep¨²blica Popular con una recepci¨®n oficial para 800 invitados en el Gran Sal¨®n del Pueblo y un discurso del presidente
La enorme sala, ubicada en la primera planta del Gran Sal¨®n del Pueblo en Pek¨ªn, parece engalanada para un banquete de boda. Decenas de camareros aguardan en un flanco el goteo de invitados. Las mesas est¨¢n perfectamente dispuestas; cada comensal cuenta antes de empezar con un aperitivo fr¨ªo, adem¨¢s de un melocot¨®n de buen tama?o y un envase de mantequilla francesa (Pr¨¦sident) para untar en el pan. Cada pieza de la vajilla tiene grabado el emblema nacional de la Rep¨²blica Popular China: un c¨ªrculo rojo en cuyo interior se ven las cinco estrellas ¡ªla mayor representa al Partido Comunista; las cuatro menores, las clases del pueblo¡ª, y bajo las estrellas, la Puerta de Tiananm¨¦n, el punto de acceso a la Ciudad Prohibida. Desde all¨ª, Mao Zedong declar¨® el 1 de octubre de 1949 la fundaci¨®n de la Rep¨²blica Popular China.
Ese es justo el motivo de la cena de gala: la China comunista cumpli¨® este domingo 74 a?os. Por este motivo, el presidente, Xi Jinping, invit¨® el jueves a unos 800 comensales a una recepci¨®n oficial. Son en torno a las cinco de la tarde y se espera que el mandatario llegue en cualquier momento. Mientras, la sala se va llenando y hay un revoloteo de conversaciones. Se mezclan decenas de diplom¨¢ticos extranjeros, cuadros chinos en activo y retirados, militares con las condecoraciones en la pechera, deportistas laureados. En un sector iberoamericano se combina la charla ligera con las cargas de profundidad: del f¨²tbol argentino a las negociaciones del acuerdo UE-Mercosur.
En cuanto aparece la expresidenta brasile?a Dilma Rousseff, que est¨¢ reci¨¦n mudada a Shangh¨¢i, se forma un corrillo alrededor. Fue nombrada en marzo presidenta del Nuevo Banco de Desarrollo, la instituci¨®n financiera de los BRICS, con sede en esta megaurbe china. El inter¨¦s parece indicativo del creciente peso del grupo de las econom¨ªas emergentes, reci¨¦n ampliado con cinco nuevos miembros. El movimiento se ha interpretado como una victoria geopol¨ªtica de China.
Rousseff sonr¨ªe y saluda a todo el mundo. Se acerca a ella, por ejemplo, el nuevo embajador de Colombia en China, el conocido cineasta Sergio Cabrera, autor, entre otras, de La estrategia del caracol (en 1993 gan¨® la Espiga de oro en la Seminci de Valladolid), cuyos lazos con la Rep¨²blica Popular son intensos: su familia se mud¨® a Pek¨ªn en los a?os sesenta, aqu¨ª se educ¨® casi como un chino m¨¢s durante los a?os de la Revoluci¨®n Cultural, y fue instruido en el Ej¨¦rcito Popular de Liberaci¨®n antes de regresar a Colombia y unirse a la guerrilla. Su incre¨ªble biograf¨ªa la novel¨® el escritor colombiano Juan Gabriel V¨¢squez en Volver la vista atr¨¢s (Alfaguara, 2021).
El embajador estadounidense, Nicholas Burns, suscita inter¨¦s nada m¨¢s aparecer; muchos se acercan a estrecharle la mano e intercambiar unas palabras. Burns acaba de concluir la compleja operaci¨®n diplom¨¢tica de rescate de Travis King, el militar estadounidense que se adentr¨® sin permiso en Corea del Norte. Pyongyang decret¨® su expulsi¨®n la v¨ªspera y el r¨¦gimen norcoreano ejecut¨® la deportaci¨®n en la frontera con China: all¨ª estaba para recibirlo, entre otros, el diplom¨¢tico estadounidense.
Pasos para el deshielo
En uno de los c¨ªrculos cercanos, una voz autorizada observa que Washington est¨¢ dando pasos hacia el deshielo de relaciones con Pek¨ªn. Estima probable que, tras el aluvi¨®n de visitas de altos funcionarios estadounidenses a China ¡ªdel secretario de Estado, Antony Blinken, en junio, a la de Comercio, Gina Raimondo, a finales de agosto¡ª, ahora viajen sus contrapartes chinas a Estados Unidos. Ser¨ªa un nuevo signo de distensi¨®n y abrir¨ªa las puertas a un posible encuentro entre Xi y su hom¨®logo estadounidense, Joe Biden.
De pronto, un ajetreo recorre la sala. Cada cual regresa a su mesa. La orquesta comienza a tocar y hace entrada el presidente Xi ¡ªcaminar cadencioso, saludo con la palma abierta¡ª seguido de altos mandos del Partido y del Gobierno. Entre los ausentes, de nuevo, el ministro de Defensa, Li Shangfu, desaparecido desde hace un mes sin explicaci¨®n oficial.
Entre aplausos, el m¨¢ximo l¨ªder toma la tribuna, y ofrece un largo agradecimiento que va de ¡°todos los grupos ¨¦tnicos¡± del pa¨ªs a ¡°los amigos internacionales que se preocupan y apoyan el impulso modernizador de China¡±. Luego arranca el discurso: en los ¨²ltimos 74 a?os, dice, China ha pasado ¡°de la pobreza a la prosperidad moderada en todos los aspectos¡±. Son ¡°grandes progresos¡±.
Discurso fundacional de Mao
Mao pronunci¨® su discurso fundacional no muy lejos de aqu¨ª, en el flanco norte de la plaza de Tiananmen, ante una poblaci¨®n diezmada tras a?os de guerra contra los japoneses primero, y de guerra civil a continuaci¨®n. ¡°A las tres de la tarde¡±, y ante ¡°unos 300.000 soldados y civiles¡±, el dirigente declar¨® solemnemente al mundo: ¡°?El Gobierno Popular Central de la Rep¨²blica Popular China queda establecido hoy!¡±. Al menos as¨ª lo recoge un libro de propaganda facilitado por el Gobierno de Pek¨ªn. Siempre resulta interesante escuchar la versi¨®n oficial: ¡°La fundaci¨®n de la RPC permiti¨® al pueblo convertirse en due?o de China, de la sociedad y de su propio destino¡±, ¡°puso fin por completo a la historia de China como sociedad semicolonial y semifeudal¡±, ¡°aboli¨® por completo todos los tratados desiguales impuestos a China por las potencias imperialistas y acab¨® con todos los privilegios del imperialismo en China¡±.
La reconocida biograf¨ªa Mao, la historia desconocida (Penguin, 2005), escrita por Jung Chang y Jon Halliday, aporta una visi¨®n mucho m¨¢s cr¨ªtica. El cap¨ªtulo que narra la proclamaci¨®n empieza: ¡°El arma m¨¢s temible de Mao era su crueldad¡±; a continuaci¨®n, describe c¨®mo dobleg¨® al bando nacionalista, y asegura que aquel discurso fundacional fue ¡°mon¨®tono¡± (b¨¢sicamente ¡°un listado de nombramientos¡±) y que el inicio de cada frase iba acompa?ado de carraspeos, ¡°lo que le hizo parecer un conferenciante nervioso m¨¢s que un orador vehemente¡±. ¡°En ning¨²n momento esboz¨® ning¨²n programa en beneficio del ¡®pueblo¡¯ en cuyo nombre hab¨ªa instaurado el r¨¦gimen¡±, y aquel d¨ªa ¡°se erigi¨® a s¨ª mismo en el gobernante absoluto de unos 550 millones de personas¡±. El siguiente cap¨ªtulo se titula: ¡°Estado totalitario, vida de opulencia¡±.
Setenta y cuatro a?os despu¨¦s, el discurso de Xi se dirige a otra China y a un mundo bien distinto. En sus palabras se percibe preocupaci¨®n por la econom¨ªa. Asegura que la ¡°recuperaci¨®n econ¨®mica general ha mejorado¡±, pero habla a la vez de las ¡°transformaciones no vistas en un siglo¡±, la misma expresi¨®n que us¨® en su encuentro de marzo en Mosc¨² con el presidente ruso, Vlad¨ªmir Putin ¡ªante este a?adi¨®: ¡°Cuando estamos juntos, pilotamos esos cambios¡±¡ª. Advierte que, ante un cambiante entorno internacional, quedan ¡°muchos riesgos y retos¡± por delante. Propone, entre otras cosas, incrementar el ¡°control macro¡± y ¡°esforzarse por ampliar la demanda interna efectiva¡±, colocando el foco sobre uno de los grandes problemas actuales: el consumo estancado.
El crecimiento no es el esperado tras haber puesto fin a las restricciones antipand¨¦micas. El sector inmobiliario ¡ªalrededor de un cuarto del PIB¡ª acumula meses de ca¨ªdas. El mismo d¨ªa de la cena, la compa?¨ªa Evergrande, que lleg¨® a ser la mayor inmobiliaria china, ha suspendido su cotizaci¨®n en la Bolsa de Hong Kong tras la noticia de la vigilancia policial a su presidente, el magnate Xu Jiayin. Puede ser que se avecinen tiempos duros. ¡°La confianza es m¨¢s importante que el oro¡±, dice Xi.
Tambi¨¦n se adentra en el tema ineludible: Taiw¨¢n, la isla autogobernada que China considera parte irrenunciable de su territorio, y origen de muchos de los rifirrafes con Estados Unidos. En este punto, sus palabras suenan algo m¨¢s suaves que en su discurso de octubre, en este mismo edificio, a las puertas de su reelecci¨®n como l¨ªder del partido. Advirti¨® entonces de que Pek¨ªn no iba a ¡°renunciar al uso de la fuerza armada¡± para lograr la reunificaci¨®n. En esta ocasi¨®n evita esa referencia ¡ª?quiz¨¢ otro s¨ªntoma de deshielo?¡ª, aunque afirma que la reunificaci¨®n no podr¨¢ ser ¡°contenida por ninguna fuerza¡±.
Finalmente, y tras repasar las diversas iniciativas de aspiraciones globales puestas en marcha en la ¨²ltima d¨¦cada, todas con su sello y destinadas a ¡°crear un futuro mejor para la humanidad¡±, pide a los invitados que se le unan en un brindis. Y con una copa en la mano, exclama: ¡°?Ganbei!¡±.
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