Javier Milei y el Congreso argentino se llevan p¨¦simo, pero a veces...
El presidente argentino impulsa la designaci¨®n en la Corte Suprema de un controvertido juez, Ariel Lijo, sobre la base de acuerdos con ¡°la casta¡± que Milei dice denostar
Reci¨¦n asumido, el presidente Javier Milei envi¨® un megaproyecto de ley y se lo esquilmaron hasta que lo retir¨®. Envi¨® otro proyecto, reducido, y se lo acotaron a¨²n m¨¢s. Luego propuso una reforma electoral y fracas¨®, tambi¨¦n. Y durante los ¨²ltimos 10 d¨ªas, senadores y diputados lo desafiaron m¨²ltiples veces, en la que probablemente sea la peor semana legislativa del Gobierno, aunque el panorama se pondr¨¢ peor: los legisladores definir¨¢n si rechazan o aceptan la nominaci¨®n de un candidato de Milei para la Corte Suprema. Si lo rechazan, pierde Milei; si lo aceptan, gana ¡°la casta¡±.
La postulaci¨®n del muy controvertido juez federal Ariel Lijo para sentarse en una de las cinco sillas del m¨¢ximo tribunal del pa¨ªs puede terminar en un traspi¨¦ may¨²sculo para Milei, mucho mayor a todos los anteriores, aunque el libertario conf¨ªa en que lograr¨¢ su cometido. Ser¨ªa un logro sustancial para su gesti¨®n y para ¡°la casta¡± que ¨¦l afirma detestar, con consecuencias que se extender¨ªan mucho m¨¢s all¨¢ de los cuatro u ocho a?os que el libertario pueda permanecer en la Casa Rosada. Porque dada su edad, Lijo podr¨ªa perdurar en la Corte durante casi dos d¨¦cadas, hasta cumplir los 75 a?os.
Para que Lijo ascienda a la c¨²spide del Poder Judicial argentino, sin embargo, Milei necesita que los mismos senadores a los que agravia e insulta una y otra vez le concedan una mayor¨ªa circunstancial de dos tercios de los legisladores presentes al momento de votar. Requiere para eso que los legisladores omitan el destrato que les propin¨® cuando asumi¨® la Presidencia el 10 de diciembre y al inaugurar las sesiones del Congreso, el 1 de marzo. Si eso ocurre ¨Cy es todav¨ªa una pregunta abierta¨C, ser¨¢ porque los senadores actuar¨¢n movidos por sus propios intereses m¨¢s que para satisfacer los deseos del libertario.
Los datos est¨¢n all¨ª, disponibles para quienes quieran verlos.
Primero, Milei insult¨® e insulta cada vez que puede a los legisladores, a los que les enrostra integrar una ¡°casta¡± aislada de la realidad y de la sociedad.
Segundo, Milei se convirti¨® en el primer Presidente en ejercicio al que la C¨¢mara de Diputados le rechaz¨® un decreto de necesidad y urgencia (DNU) desde el retorno de la democracia en 1983. ?Cu¨¢l DNU? El que aumentaba en 100.000 millones de pesos ¨Calgo menos de 100 millones de d¨®lares¨C los gastos reservados de la Secretar¨ªa de Inteligencia del Estado (SIDE).
Tercero, la oposici¨®n tambi¨¦n aprob¨® en Diputados un proyecto de ley que, de ser aprobado tambi¨¦n en el Senado, garantizar¨ªa el financiamiento presupuestario de las universidades p¨²blicas; Milei promete vetarlo si eso ocurre.
Cuarto, la oposici¨®n asumi¨® las riendas de la estrat¨¦gica Comisi¨®n Bicameral de Fiscalizaci¨®n de los Organismos y Actividades de Inteligencia, un basti¨®n clave.
Quinto, el Senado aprob¨® este jueves, tambi¨¦n con dos tercios de los votos, el proyecto que fija una nueva f¨®rmula de actualizaci¨®n de las jubilaciones, Milei ya dijo que lo vetar¨¢, aunque eso podr¨ªa malquistarlo con esos mismos senadores a los que ahora necesita.
En semejante contexto legislativo, el Presidente quiere que Lijo llegue a la Corte. Lo impulsa aunque las estad¨ªsticas oficiales le adjudican los peores ¨ªndices de eficiencia y celeridad ¨Cen particular en investigaciones sobre corrupci¨®n¨C de los tribunales federales porte?os, los sondeos muestran que s¨®lo entre el 12 y el 19 por ciento de los encuestados creen que sea un buen candidato, acumul¨® 32 denuncias ante el Consejo de la Magistratura y 328 impugnaciones ¨Cpor su desempe?o, su catadura moral, su incremento patrimonial o su formaci¨®n acad¨¦mica¨C, y hasta se opuso la propia vicepresidenta de la Naci¨®n, Victoria Villarruel, al igual que el expresidente Mauricio Macri.
Pese a todo esto, el cuestionado candidato puede llegar a la Corte. Por un lado, porque el mismo Congreso ya mostr¨® que en determinadas circunstancias puede darle el visto bueno a deseos de Milei ¨Ccomo cuando aprob¨® el m¨¢s acotado proyecto de ley ¡°Bases¡± o cuando Diputados declar¨® ¡°servicio estrat¨¦gico esencial¡± a la educaci¨®n, la semana pasada¨C. Por el otro, porque el propio Lijo desarroll¨® una campa?a silenciosa para seducir senadores, y buscar apoyos entre gobernadores, jueces, fiscales y empresarios, hasta acumular 3500 adhesiones, y el silencio ¨C?validatorio? ?calculador? ?c¨ªnico?¨C de la expresidenta Cristina Fern¨¢ndez de Kirchner y del titular de la Uni¨®n C¨ªvica Radical (UCR), Mart¨ªn Lousteau.
Tan ajustada viene la votaci¨®n, que el radicalismo cambi¨® a un miembro de la Comisi¨®n de Acuerdos para favorecer a Lijo. Reemplaz¨®, sin avisarle, a un senador que hab¨ªa anticipado que votar¨ªa en contra en la comisi¨®n por otro dispuesto a apoyar al Gobierno porque la provincia a la que representa ¨CCorrientes¨C necesita a su vez la benevolencia de la Casa Rosada. Es decir, un toma y daca t¨ªpico de la pol¨ªtica. O, en t¨¦rminos mile¨ªstas, muy propio de ¡°la casta¡±, acomodaticio y muy lejos de la refundaci¨®n institucional que prometi¨® Milei.
As¨ª las cosas, el mismo Presidente que insulta y denuesta a ¡°la casta¡± en cada ocasi¨®n que se le presenta, aplica ahora m¨¦todos de ¡°la casta¡± para que ¡°la casta¡± eleve a la Corte Suprema a alguien que como juez protege a ¡°la casta¡±. M¨¢s ¡°casta¡± no se consigue.
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