C¨®mo lleg¨® mi obra a la Moncloa
A ra¨ªz de la pol¨¦mica iniciada por Miquel Barcel¨®, que protest¨® por su cuadro colgado en el Consejo de Ministros, la artista Teresa Lanceta opina sobre la presencia de una de sus telas en la Sala T¨¤pies
Fue m¨¢s o menos as¨ª: una ma?ana recib¨ª una llamada de un conservador del Museo Reina Sof¨ªa del que no menciono el nombre porque no quiero implicarle en un recuerdo que quiz¨¢ no se ajuste del todo al suyo. Me inform¨® de que una de mis obras iba a estar en la Moncloa y quer¨ªa saber las posibilidades direccionales del mismo ya que el eje ¡°arriba-abajo¡± de algunas de mis obras puede ser permutado. As¨ª supe que la tela sin t¨ªtulo que realic¨¦ a mediados de los noventa colgar¨ªa de la Sala T¨¤pies, a la espalda del sill¨®n de los invitados, desde mayo de 2019.
Me pareci¨® una situaci¨®n inquietante. El cuadro llevaba much¨ªsimos a?os en los almacenes del Reina sin haber sido nunca expuesto. Adem¨¢s, pertenec¨ªa a un periodo de grandes cambios por lo que, tanto en la idea como en la ejecuci¨®n, lo recordaba con un cierto grado de inocencia. Su selecci¨®n me asust¨® un poco por lo que le dije que ten¨ªa cuadros m¨¢s maduros, m¨¢s grandes, m¨¢s, m¨¢s, m¨¢s¡ Sin embargo, hab¨ªa sido escogido por un comit¨¦ de expertos despu¨¦s de debatir la cuesti¨®n. Y, con el tiempo, logr¨¦ entender un poco la elecci¨®n.
Me re¨ª. Me hizo bastante gracia algo que comprender¨¢n la mayor¨ªa de compa?eros de profesi¨®n (?o he de decir vocaci¨®n?), a quienes aprovecho para saludar desde aqu¨ª. La ganancia de esa venta en Arco no me lleg¨® ni para pagar el alquiler de un mes de una vivienda alejada de lujos. Como sabemos los que nos dedicamos a ello, esta profesi¨®n tiene, salvo contadas excepciones, bastantes fluctuaciones: momentos de cierto esplendor y relajo econ¨®mico, seguidos de largos tiempos de penuria en los que continuamos trabajando con igual empe?o. As¨ª que me re¨ªa pensando en los avatares del arte y de todos aquellos que nos dedicamos a ello.
El conservador tambi¨¦n me inform¨® de que el presidente hab¨ªa solicitado obras de mujeres, solicitud recogida en peri¨®dicos y comentada por numerosas personas con divisi¨®n de opiniones. Esta es, sin duda, una de las cuestiones por las que entro en este debate, pero no la ¨²nica.
En el siglo XX, las mujeres se incorporan a un arte que estaba en manos de hombres. Lo hacen para quedarse, para decir cosas distintas y decirlas de otra manera, ampliando con enunciados, propuestas y medios sus posibilidades cognitivas y afectivas. Las mujeres artistas hacen una valiosa aportaci¨®n a la sociedad, as¨ª que el deseo del presidente no fue desacertado, al contrario, suaviz¨® ligeramente ese predominio art¨ªstico masculino y, como tal, obsoleto. Se podr¨ªa cuestionar la elecci¨®n de mi cuadro-bordado, pero no se puede poner en duda que la petici¨®n de incluir a artistas mujeres sea id¨®nea aunque el n¨²mero peque por escaso. Artistas mujeres espa?olas hay muchas y muy buenas. Sin embargo, hay pocas en los espacios p¨²blicos, por lo que una se pregunta si la cuesti¨®n no ser¨ªa, m¨¢s bien, por qu¨¦ no vemos muchas m¨¢s.
En cuanto a que un cuadro, una escultura o una instalaci¨®n comparta espacio con diversos muebles ni me sorprende ni me preocupa. ?Ad¨®nde van a parar si no los que compran los particulares? El c¨®mo y el qui¨¦n ve esos trabajos en sus casas, ?acaso importa cuando se vende? ?Se les pone trabas en la compra? Que el trabajo art¨ªstico sea visto como decorativo y pierda eventualmente parte de esa idealizaci¨®n m¨ªstica a la que a veces se ve sometido no me inquieta: las contingencias forman parte de su nueva vida. Adem¨¢s siento una profunda admiraci¨®n por el arte ornamental decorativo. Este suele dotar de potencia y valor de transmisi¨®n al fragmento. La atenci¨®n al detalle y al fragmento, adem¨¢s, es una gran aportaci¨®n de la ornamentaci¨®n que palia la no siempre posible captaci¨®n visual o mental de la totalidad de una obra. Y tambi¨¦n me encantan los decorados y la magia que producen.
Suelo confiar en que hay agentes del arte ¡ªcomisarios y comisarias, galeristas, cr¨ªticos, conservadores, directores y directoras de museos, coleccionistas o aficionados¡ª que tambi¨¦n se hallan comprometidos con el arte, as¨ª que no pongo en duda que lo que sale de nuestro taller va a ser respetado, aunque no siempre agrade y quede arrinconado esperando una oportunidad.
La cuesti¨®n de por qu¨¦ est¨¢ en una pared de la sala de visitas no es de mi competencia, pero por qu¨¦ el Guernica, un cuadro que ha vivido tantas y diferentes circunstancias, hace tan especial al Museo Reina Sof¨ªa s¨ª me gustar¨ªa mencionarlo. Antes de la covid-19, la sala del Guernica estaba siempre abarrotada de personas, tantas que solo se vislumbraba a trocitos, cuerpo a cuerpo con desconocidos. Quiz¨¢ no sea la contemplaci¨®n ideal, pero era emocionante verlo con tanta gente. No es un cuadro que inaugure un estilo o que sea un arte para y por el arte. El Guernica se impone al gran, al potente y afortunado pintor Picasso: es mayor que ¨¦l. Picasso se convierte en un excelente ejecutor de un extraordinario proyecto colectivo, el Pabell¨®n Espa?ol en la Exposici¨®n Internacional de Par¨ªs de 1937, un pabell¨®n destacable por el compromiso que adquirieron los artistas, arquitectos, pol¨ªticos y trabajadores que en ¨¦l participaron. Un pabell¨®n que muestra momentos ¨¢lgidos de nuestra cultura y nuestro hacer, pero tambi¨¦n la barbarie que se cern¨ªa y mataba, y eso es lo que encarna: la tragedia de una guerra en la que se dirim¨ªa la justicia, los derechos y la vida.
El Guernica est¨¢ junto a Goya, sus fusilamientos y sus Desastres de la guerra porque, aunque no compartan techo ni paredes, est¨¢n unidos en su acercamiento a la vida. Adi¨®s al artista egoc¨¦ntrico, individualista o machista. Esa manera demod¨¦ de entender el arte no se corresponde con la colecci¨®n del Museo Reina Sof¨ªa porque el Guernica es su emblema. Supongo que en el museo lo saben y act¨²an en consecuencia. Y si se equivocan, qu¨¦ le vamos a hacer: el siguiente lo cambiar¨¢, as¨ª como los cuadros que cuelgan de las paredes de la Moncloa.
Teresa Lanceta es artista. Actualmente es responsable del proyecto Los oficios del Raval, impulsado por el Macba en el Institut Miquel Tarradell de Barcelona.
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