David Keenan: ¡°Perdonar es un superpoder¡±
El escritor escoc¨¦s publica ¡®Por los buenos tiempos¡¯, la historia de cuatro amigos, miembros del IRA Provisional, en la Irlanda del Norte de los convulsos a?os setenta
David Keenan (Glasgow, 1971) pertenece a una de las facciones de la cultura popular del siglo XX que m¨¢s veces ha sido reivindicada en este siglo XXI, pero que jam¨¢s ha logrado alcanzar el estatus de cl¨¢sico del que s¨ª gozan otras que, con el tiempo, han sido despojadas de todo lo que pudiera sonar a revolucionario. Los a?os sesenta, por decir algo. El pospunk es una de las fases m¨¢s creativas y disruptivas de la historia de la m¨²sica, la literatura, el cine y la moda. El escoc¨¦s form¨® parte de todo eso, sobre el escenario y tras la m¨¢quina de escribir. Fue miembro de bandas como Telstar Ponies y periodista musical durante dos d¨¦cadas. Desde hace un tiempo es una de las voces m¨¢s interesantes de la literatura brit¨¢nica contempor¨¢nea, un escritor que redacta con el ritmo de aquellas canciones, habla de los anhelos de aquellos j¨®venes y debate a¨²n sobre la excitante y a la vez decadente sociedad de aquella ¨¦poca, cuando un pu?ado de locos proclamaron que no hab¨ªa futuro y otro pu?ado de pol¨ªticos como Thatcher o Reagan les dio la raz¨®n.
Su primera novela, This Is Memorial Device, era exactamente el volumen que uno espera de alguien con sus credenciales. Martin Amis con buen gusto. Irvine Welsh de permiso por buena conducta. El segundo, Por los buenos tiempos (Sexto Piso), es el complicado ejercicio de aceptar que ya contaste todo lo que eras y conoc¨ªas sin necesidad de googlear o preguntar a nadie. Ahora tocaba encontrar otro lugar al que llevar los principios, algo que aqu¨ª hace tremendamente bien alguien como Kiko Amat. Keenan los ha trasladado al Belfast de los a?os de plomo del IRA. Y de su ejercicio de traducci¨®n de sus c¨®digos de escena underground a los de grupo terrorista nace este segundo libro. ¡°Creo que las novelas se parecen en que en la vida en ambos casos parece estar en riesgo, eso es lo que se sent¨ªa en muchas localidades del Reino Unido durante el punk y as¨ª era en Belfast cuando empezaron los problemas con el IRA. Era un nueva realidad complicada de aceptar. Los dos libros son intentos de autoafirmaci¨®n en tiempos complicados. Para este segundo volumen no dej¨¦ la m¨²sica fuera. Creo que la prosa sigue cantando¡±, apunta el escritor.
Adem¨¢s de en lo musical, ya sea de forma r¨ªtmica o experiencial, ambos vol¨²menes coinciden en ahondar en un elemento tan contracultural hoy en d¨ªa como la mentalidad de banda masculina. Pero los personajes de Keenan no quedan en restaurantes caros para comer huevos con jam¨®n y hablar de los pechos de las mujeres, lo suyo es m¨¢s el cl¨¢sico ¡°nosotros contra el mundo¡±, precepto bajo el cual se han formado los mejores grupos de rock de la historia. ¡°Tuve un pandilla durante toda mi infancia, ten¨ªamos c¨®digos e incluso un apret¨®n de manos que era solo nuestro. Tambi¨¦n un malet¨ªn que conten¨ªa todo lo necesario para investigar las cosas extra?as de la vida y hasta una libreta en la que anot¨¢bamos las debilidades de nuestros enemigos. Por ejemplo: ¡®Stephen Witherspoon siempre ataca a la yugular¡¯. Mira, me gusta estar en compa?¨ªa de otros hombres, necesito eso en mi vida con cierta regularidad. Me gustan los gimnasios de boxeo y las barber¨ªas, esos entornos en los que puedes hablar de las burradas m¨¢s grandes y no pasa nada. Tambi¨¦n creo en las bandas, porque creo en tomarte la justicia con tus propias manos. Prefiero vengarme yo mismo, o con mis amigos. Soy extremadamente leal. Me gusta ser parte de un grupo. Tengo mi grupo¡±.
Los protagonistas de Por los buenos tiempos tienen esa mentalidad. Pero tambi¨¦n forman parte de una banda terrorista. Pero tambi¨¦n son chavales. Pero tambi¨¦n se creen m¨¢s poderosos de lo que son. Como sucede siempre en esta casos, los ideales se convierten en ambiciones que poco tienen que ver con ellos, y esas ambiciones solo se logran utilizando la fuerza del grupo en la comunidad. Exacto: mafia. Por los buenos tiempos hay momentos en que recuerda a Los Soprano mucho m¨¢s que a cualquier disquisici¨®n moral sobre la lucha armada. Como dec¨ªa siempre el padre del abus¨®n del colegio cuando le llamaban para afearle la actitud de su hijo: ¡°Son solo muchachos¡±. ¡°Creo que esto es una constante en este tipo de grupos¡±, interviene Keenan. ¡°Siempre hay violencia y crimen en su estela. Todo lo asociado a lo indiscutible de una idea me aterra. Siempre acaba en depresi¨®n y a veces incluso en campos de concentraci¨®n. Pero en el libro trato de comprenderlo, no creo que sea un problema simplemente de ser malo o bueno, sino que es inherente a la naturaleza humana. Me centro en la parte republicana del conflicto, pero no tengo dudas sobre de qu¨¦ lado caer¨ªa mi apoyo si hubiera crecido en Shankhill Road. Todo somos accidentes de la historia¡±.
Este a?o, en Espa?a se han estrenado productos culturales alrededor del terrorismo de ETA. Han demostrado que se pueden hacer, tanto como que hay cosas que, por un motivo u otro, a¨²n no se han superado. ?Se superar¨¢n alguna vez, o el plomo es un material que en la memoria jam¨¢s se diluye? ¡°Creo que en Reino Unido hemos llegado a un momento en que podemos hablar de esos tiempos desde el arte. Creo que hist¨®ricamente ya estamos suficientemente lejos. Cuando empec¨¦ a escribir esto, no hab¨ªa demasiados libros a¨²n que trataran el tema, pero hoy ya hay m¨¢s. Estaba nervioso por precipitarme, por meter la pata. Pero me ha emocionado la respuesta de la gente, desde ambos bandos. La verdad es que no s¨¦ si ning¨²n pa¨ªs es capaz de sobreponerse totalmente a algo como eso. Me parece que no es posible perdonar y olvidar completamente. Perdonar es un superpoder, ning¨²n ejemplar de ser humano com¨²n puede tenerlo. A la vez, si no podemos perdonar, jam¨¢s seremos capaces de romper esa din¨¢mica. Volveremos en cualquier momento al lugar desde el que todo ese odio se origin¨®¡±.
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