La memoria de las v¨ªctimas: combatir el terrorismo con palabras
¡®No digas nada¡¯, de Patrick Radden Keefe, reconstruye el conflicto de Irlanda del Norte y la lucha de las v¨ªctimas por la verdad
En la primera escena de la serie de HBO Patria, Bittori, una de las dos protagonistas de la novela de Fernando Aramburu, viuda de un empresario asesinado por ETA, visita su tumba y le explica: ¡°Yo tengo una necesidad de saber, la he tenido siempre y ahora no me van a parar. No quiero que me entierren sin saber qui¨¦n fue el que te mat¨®, es una necesidad poder sentarme y decir, pues ya est¨¢ y se acab¨®¡±. En el libro, el di¨¢logo con el Txato es m¨¢s largo, pero el fondo es el mismo: sin la verdad, las v¨ªctimas nunca podr¨¢n encontrar la paz, ni tampoco las sociedades que albergaron la violencia.
No digas nada, la estupenda investigaci¨®n del periodista estadounidense Patrick Radden Keefe sobre la violencia en Irlanda del Norte, gira en torno al mismo tema: la verdad ocultada, la necesidad de saber qu¨¦ sienten los familiares de las v¨ªctimas y el terror que nunca se termina mientras queden preguntas sin respuesta. Este libro, que podr¨ªa ser descrito como una novela de no ficci¨®n, relata la historia de dos mujeres. Una de ellas es Jean McConville, viuda de 38 a?os, que hab¨ªa dado a luz a 14 hijos de los que hab¨ªan sobrevivido 10, secuestrada por un grupo de hombres armados en su paup¨¦rrima casa de un barrio cat¨®lico de Belfast en 1972 y desaparecida. Su cuerpo no fue encontrado hasta 2003. Un espeso silencio impidi¨® que se conociese su suerte durante d¨¦cadas. Fue asesinada acusada de ser una informante, aunque sus hijos siempre mantuvieron que una mujer pobre, viuda, madre de diez reto?os, ten¨ªa mejores cosas que hacer que chivarse al Ej¨¦rcito brit¨¢nico.
El otro personaje central del libro, que acaba de publicar Reservoir Books en una cuidada traducci¨®n de Ariel Font Prades, es Dolours Price, una terrorista del IRA con aspecto de estrella de cine, detenida despu¨¦s de organizar una serie de atentados con bomba en Londres. Price falleci¨® en 2013, habiendo renunciado a la violencia, pero descontenta con el proceso de paz y enfrentada con Gerry Adams, otro personaje importante del relato. Este antiguo dirigente del IRA se reconvirti¨® en pol¨ªtico como l¨ªder del Sinn Fein y fue un actor esencial en los Acuerdos de Viernes Santo, que en 1998 acabaron con la violencia en el Ulster. Para poder aceptarlo como interlocutor, todo el mundo admiti¨® la ficci¨®n de que nunca hab¨ªa tenido nada que ver con el terrorismo, pese a que dio ¨®rdenes para cometer asesinatos y atentados.
La desaparici¨®n de Jean McConville refleja la crueldad del conflicto de Irlanda del Norte, los llamados Troubles, una guerra sin frentes, con paramilitares republicanos ¡ªterroristas partidarios de la uni¨®n con Irlanda¨C, unionistas ¨Cterroristas partidarios de la uni¨®n con el Reino Unido¡ª, escuadrones militares de la muerte, limpieza ¨¦tnica y un silencio siniestro dividido por l¨ªneas sectarias. Pero el libro de Radden Keefe va m¨¢s all¨¢, porque obliga al lector a reflexionar sobre la necesidad de verdad de las v¨ªctimas, porque ocultar los hechos forma parte del terror. La justicia depende de las condiciones de un acuerdo de paz, que a veces ha requerido que asesinos confesos queden en libertad, pero la verdad es otra cosa. Las v¨ªctimas pueden encontrar, o no, la reparaci¨®n a trav¨¦s de los tribunales, pero es imposible que logren poner en orden sus vidas si, como Bittori o los hijos de Jean McConville, nunca llegan a saber lo que pas¨®.
Ese mismo deseo de verdad sobrevuela El olvido que seremos (Alfaguara), la novela del colombiano H¨¦ctor Abad Faciolince sobre el asesinato de su padre por paramilitares que acaba de llevar al cine Fernando Trueba, o Una vida breve (Perif¨¦rica), en el que Mich¨¨le Audin recuerda tambi¨¦n a su padre, secuestrado por paracaidistas franceses durante la Guerra de Argelia y desaparecido desde 1957. ¡°De la vida, de su vida, de una vida cuyas huellas no han desaparecido quiero hablarles aqu¨ª¡±, escribe Audin en este libro reci¨¦n publicado. Una de las primeras cosas que tratan de hacer los terroristas es borrar la memoria de sus v¨ªctimas y ambos libros, como el de Radden Keefe, logran exactamente lo contrario: recuperarla, darle vida, confirmar que el terror tambi¨¦n se puede combatir con palabras. Esa forma de recordar tambi¨¦n es una parte esencial de la verdad.
Desapariciones forzosas
Como ha explicado el reportero Gervasio S¨¢nchez en su investigaci¨®n sobre las desapariciones forzosas en diferentes conflictos ¡ªDesaparecidos. V¨ªctimas del olvido (Blume)¡ª se trata de un dolor interminable porque, mientras no se encuentre el cuerpo, las familias siguen sufriendo. En uno de los momentos m¨¢s brutales del libro, Radden Keefe relata que en 1999 fue recuperado el cuerpo de Eamon Molloy, un joven asesinado por el IRA en 1975 cuando ten¨ªa 21 a?os acusado de ser un informador y desaparecido desde entonces. Poco despu¨¦s del hallazgo de los restos, un sacerdote se plant¨® en casa de la familia y les cont¨® que hab¨ªa confesado a Molloy poco antes de morir. Durante 24 a?os guard¨® silencio. Aquel sacerdote pudo haber terminado aquel suplicio, sin dar pistas ni detalles, ni nombres, simplemente pidiendo a la familia que dejase de esperar. Pero se call¨®.
El gran historiador irland¨¦s Tim Pat Coogan explica en The Famine Plot, un libro sobre la Gran Hambruna de la Patata, una cat¨¢strofe provocada por los ingleses que a mediados del siglo XIX redujo en dos millones la poblaci¨®n de Irlanda (pas¨® de ocho a seis), entre fallecidos e inmigrantes, que, cuando acab¨®, desapareci¨® de la memoria com¨²n. Su tesis es que mucha gente hizo cosas tan horribles durante aquellos a?os ¡ªcuenta la historia de un hombre que mat¨® a pedradas a una vecina moribunda porque trat¨® de quitarle un nabo¡ª que prefirieron olvidar. Por eso tambi¨¦n la memoria es importante, porque como explican Radden Keefe, Abad Faciolince, Audin o Aramburu no todos fueron iguales: se debe recordar qui¨¦nes fueron las v¨ªctimas, los verdugos y las personas normales que hicieron cosas horribles, como aquel sacerdote que conden¨® a una familia a 25 a?os de dolor. Todo ello forma parte de la verdad.
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