Los inconvenientes de un cerebro demasiado grande
Kurt Vonnegut cre¨ªa que la experiencia humana es lo suficientemente valiosa como para ser salvada, pero su convicci¨®n cambi¨® con los a?os
Un a?o despu¨¦s de que todo hubiera comenzado, No¨¦ descendi¨® del arca; el 1 de diciembre de 1986, el capit¨¢n Adolf von Kleist var¨® el Bah¨ªa de Darwin en un baj¨ªo. No¨¦ transportaba ¡°una pareja de todo ser viviente¡± y a su familia; Von Kleist, m¨¢s prosaicamente, viajaba junto a una viuda del Medio Oeste norteamericano, unas ni?as can¨ªbales, una japonesa que tendr¨ªa una hija enteramente cubierta de pelo y uno o dos cad¨¢veres. En los dos casos, la humanidad tendr¨ªa que arregl¨¢rselas con lo que hab¨ªa para empezar de nuevo, pero los resultados fueron ligeramente diferentes.
Gal¨¢pagos es considerada una de las mejores novelas de Kurt Vonnegut, lo cual no parece deberse tanto a la historia que narra (y en la que confluyen los antecedentes personales de los pasajeros del que es denominado el ¡°crucero del siglo para el conocimiento de la naturaleza¡± y su accidentada celebraci¨®n mientras estalla una crisis econ¨®mica particularmente aguda, Per¨² le declara la guerra a Ecuador, las Bolsas caen, etc¨¦tera) sino al diagn¨®stico de los problemas de su tiempo, y la soluci¨®n que propone su autor. Gal¨¢pagos fue publicada en un momento en que Estados Unidos era gobernado por Ronald Reagan y las sectas del milenarismo evang¨¦lico, el enfrentamiento con la Uni¨®n Sovi¨¦tica hac¨ªa plausible una guerra nuclear en cualquier momento, la propagaci¨®n del virus de la inmunodeficiencia segu¨ªa sin ser controlada, la destrucci¨®n medioambiental empezaba a hacerse evidente y el mundo parec¨ªa dirigirse hacia el lugar en el que se encuentra en este momento.
A lo largo de su trayectoria como escritor, Vonnegut (de ninguna forma el m¨¢s pesimista de los autores norteamericanos) siempre hab¨ªa argumentado que la experiencia humana es lo suficientemente valiosa como para, pese a todo, ser salvada. En Matadero cinco, por ejemplo, ni siquiera el atroz bombardeo sobre Dresde de febrero de 1945, la cautividad y la guerra (que el autor conoc¨ªa de primera mano) lo llevaban a cuestionar esta certeza. Los extraterrestres que secuestraban al protagonista pod¨ªan presumir de una visi¨®n fatalista del mundo (para ellos todo lo que sucedi¨®, sucede y suceder¨¢), pero, por supuesto, el autor de la novela no era un extraterrestre: Vonnegut se encog¨ªa de hombros, perdonaba e invitaba a la humanidad a seguir adelante.
Gal¨¢pagos es una de las mejores novelas de Kurt Vonnegut, lo cual no parece deberse tanto a la historia? sino al diagn¨®stico de los problemas de su tiempo
Diecis¨¦is a?os despu¨¦s de Matadero cinco (1969), la convicci¨®n subyacente a Gal¨¢pagos (1985) es otra, sin embargo. Un mill¨®n de a?os despu¨¦s de que la especie humana se haya extinguido casi por completo (a excepci¨®n de los descendientes del Bah¨ªa de Darwin), el narrador de la historia concluye que su destrucci¨®n se debi¨® simplemente a la hipertrofia de las capacidades intelectuales que la apartaron de los hom¨ªnidos y la crearon en primer lugar. Un cerebro demasiado grande puede resultar una ventaja competitiva en relaci¨®n con otras especies, pero, superado el l¨ªmite de la subsistencia, tambi¨¦n puede volverse contra su poseedor bajo el ropaje de la crueldad, el cinismo, la violencia, el enga?o, la codicia, la ¡°infundada autoconfianza¡±. Vonnegut pone a trabajar a la ley de selecci¨®n natural de Charles Darwin en su propio e ir¨®nico beneficio; un mill¨®n de a?os despu¨¦s del naufragio en Gal¨¢pagos, la humanidad surgida de ¨¦l se ha adaptado a las condiciones del medio: la piel se ha cubierto de una pelambre como la de los f¨®cidos, las manos se han convertido en aletas, el cr¨¢neo se ha adaptado para ofrecer una menor resistencia al agua; por consiguiente, ya no hay sitio en ¨¦l para un cerebro desarrollado, no hay lugar para los nombres propios, la memoria o la historia personal. La humanidad contin¨²a pero sin constituir un peligro para el mundo; es decir, para s¨ª misma. Mejor as¨ª, dice el narrador.
Gal¨¢pagos no es exactamente una advertencia, ya que realizar una presupone el convencimiento de que esta ser¨¢ escuchada y de que todav¨ªa se est¨¢ a tiempo. Por alguna raz¨®n, hacia 1985 Vonnegut no parece haberlo cre¨ªdo ya, y s¨®lo cabe especular qu¨¦ distinta hubiese sido Gal¨¢pagos si su autor hubiera conocido las recientes noticias que parecen indicar que ya no hay tiempo para advertencias: seg¨²n un estudio reciente, la as¨ª denominada sexta extinci¨®n de las especies (cuyo origen est¨¢ en el ¡°exceso de poblaci¨®n humana y su crecimiento continuo, as¨ª como al consumo excesivo, especialmente por parte de los ricos¡±) ha comenzado ya y ser¨¢ de mayor gravedad de lo previsto; un iceberg de 5.800 kil¨®metros cuadrados se ha desprendido de la Ant¨¢rtida el mes pasado poniendo de manifiesto que el deshielo de los cascos polares no es una fantas¨ªa cient¨ªfica; las temperaturas alcanzan hitos hist¨®ricos en 2017 por tercer a?o consecutivo, con nevadas ins¨®litas y calor extenuante en numerosas partes del globo; Estados Unidos acaba de salir de un acuerdo clim¨¢tico de m¨ªnimos para no verse impedido de explotar hasta el agotamiento sus recursos naturales, incluyendo el ?rtico. A Vonnegut le parec¨ªa inimaginable (aunque posible) que la selecci¨®n natural produjese ¡°un ejemplar que no tuviera miedo de nada, aun cuando hab¨ªa tanto que temer¡±. Pero los ha producido, y somos nosotros. Gal¨¢pagos es un lugar al que ser¨ªa mejor no ir, pero al que es evidente que nos dirigimos.
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