Lo aprend¨ª en las pel¨ªculas
El CCCB recuerda la obra del italiano Vittorio de Seta, a quien Scorsese defini¨® como ¡°un antrop¨®logo con voz de poeta¡±, dentro de un ciclo sobre cine y pedagog¨ªa
La ma?ana en la que llega a la escuela elemental Tiburtino Terzo, en Roma, para tomar posesi¨®n de su plaza, el joven profesor Bruno D¡¯Angelo recibe de la secretaria del centro la advertencia de que la clase que le corresponde est¨¢ compuesta de ¡°elementos no f¨¢ciles¡±.
Lo comprueba nada m¨¢s entrar en el aula. Falta la mitad de los alumnos, y los que hay son revoltosos, distra¨ªdos, insolentes, ap¨¢ticos, chulos y burros. No parecen muy interesados en lo que les tenga que contar el profesor. Cuando pasa lista, averigua que muchos de los alumnos que faltan est¨¢n trabajando (tienen unos 12 a?os). Quiz¨¢ no hayan ido nunca a clase. Cuando les toma la lecci¨®n, comprueba que son chicos muy ignorantes y que lo que saben lo han aprendido de una manera absurda. La congoja que siente el profesor cuando los oye repetir de memoria una lecci¨®n que no entienden llega hasta la Fontana di Trevi. Y cuando se asoma al claustro de profesores para conocer por fin a sus colegas, se da cuenta de que en ese colegio todos han renunciado a ense?ar nada a esa clase de repetidores, y que la dan por perdida. ?l decide afrontarlo de otra manera.
Es el arranque de Diario de un maestro, la serie semidocumental que rod¨® Vittorio de Seta para la RAI en 1971 (se emiti¨® en 1973). El resto del metraje, que consiste en cuatro episodios de una hora cada uno, lo dedica al experimento consistente en tomar una clase verdadera, con chicos aut¨¦nticos procedentes de familias humildes o problem¨¢ticas, y rodar y montar lo que se fuese improvisando a partir de un guion m¨ªnimo. Apenas el profesor ¡ªinterpretado por Bruno Cirino, cuya cara de preocupaci¨®n permanente, aunque muy adecuada al papel, es llamativa: acab¨® muriendo muy joven, pocos a?os m¨¢s tarde, de un ataque al coraz¨®n¡ª y parte del claustro de profesores son actores. El resto de los personajes que aparecen se est¨¢n interpretando a s¨ª mismos; los ni?os que hacen pellas y que se dan collejas unos a otros se interpretan a s¨ª mismos, as¨ª como sus familias. Las viviendas de protecci¨®n oficial o los chamizos donde viven son sus verdaderas casas. Las cosas que cuentan son sus verdaderas preocupaciones, y los chistes son los que de verdad les hacen gracia.
El hilo del documental podr¨ªa ser que ese profesor es la primera persona que se interesa por los chicos, el primero que los toma en serio. Como todo el mundo, los ni?os lo que quieren es que les hagan un poco de caso, y Bruno D¡¯Angelo va a buscar a sus casas a los alumnos absentistas, escucha de sus madres por qu¨¦ el ni?o tiene que trabajar desde tan joven y est¨¢ pendiente, en resumidas cuentas.
La serie se rod¨® en orden cronol¨®gico, de modo que es posible apreciar la evoluci¨®n de los chicos. Ten¨ªa de media 12 millones de espectadores y lleg¨® a alcanzar picos de audiencia de 15 millones. Se convirti¨® en un fen¨®meno en Italia y desencaden¨® numerosos debates, privados e institucionales. Ahora nos parecen raras esas cantidades, y tambi¨¦n nos lo parece que una cadena p¨²blica produzca un programa como aquel, pero en los a?os setenta la pedagog¨ªa y la infancia estaban muy presentes en el debate p¨²blico, aunque dir¨ªa que en la audacia de la RAI tambi¨¦n influy¨® el sustrato cinematogr¨¢fico en que se mov¨ªa el mundo en general e Italia en particular, que permit¨ªa asimilar al p¨²blico com¨²n formatos que quiz¨¢ ahora se ven relegados a espacios m¨¢s marginales.
De Vittorio de Seta escribi¨® Martin Scorsese que era ¡°un antrop¨®logo que se expresa con la voz de un poeta¡±. Hab¨ªa empezado a trabajar en los a?os cincuenta rodando documentales, vinculado a la productora siciliana Panaria Film. Los m¨¢s famosos son la serie conocida desde su edici¨®n en DVD en 2008 como Il mondo perduto (El mundo perdido), que consiste en una colecci¨®n de 10 documentales, casi todos rodados en 35 mil¨ªmetros, dedicados a las costumbres ancestrales sicilianas: la pesca, la extracci¨®n del azufre, las fiestas religiosas¡
Su largo de ficci¨®n Banditi a Orgosolo (¡°¨²nica revelaci¨®n¡± de la Mostra de Venecia de 1961, seg¨²n los cr¨ªticos de Cahiers du cin¨¦ma) est¨¢ rodado con actores no profesionales, con verdaderos pastores sardos que en la ficci¨®n interpretan a pastores sardos. Y esto converger¨ªa por fin en Diario de un maestro, basada en el libro Un a?o en Pietralata, donde el profesor Albino Bernardini, miembro del Movimento di Cooperazione Educativa, cont¨® su propia historia.
Diario de un maestro se proyecta en cuatro pases en Xc¨¨ntric, el programa de cine del Centro de Cultura Contempor¨¢nea de Barcelona, que cumple ahora 20 a?os de existencia y lo celebra en abril con un ciclo dedicado a las relaciones entre el cine y la pedagog¨ªa, que ha sido siempre una de las l¨ªneas que han articulado su programaci¨®n. La coordinadora de Xc¨¨ntric, Gloria Vilches, explica que con este ciclo pretenden, por un lado, ofrecer un conjunto de pel¨ªculas para pensar la imagen de la ense?anza en el cine, pero que ¡°se trata tambi¨¦n de pensar el cine como un dispositivo pedag¨®gico¡±. Es m¨¢s, ¡°lo que se evidencia en muchas de estas piezas es la capacidad del cine para ser una escuela en s¨ª¡±.
En otra sesi¨®n, titulada Escuelas, maestros y alumnos, se proyectar¨¢n varios cortos de Val del Omar, Harun Farocki, Peter Nestler, Straub-Huillet, Alexander Kluge y de la compa?¨ªa Mitchell & Kenyon, en un solo pase. El ciclo incluye tambi¨¦n el largometraje en blanco y negro Le moindre geste, un trabajo conjunto de Fernand Deligny, Jos¨¦e Manenti y Jean-Pierre Daniel (y que Chris Marker ayud¨® a terminar). La pel¨ªcula muestra el d¨ªa a d¨ªa de Yves, uno de los chicos autistas que Deligny y Manenti acogieron en la regi¨®n francesa de las Cevenas, y que la instituci¨®n y la psiquiatr¨ªa convencional consideraban casos perdidos. Pero ellos no.
¡®Filmar la escuela¡¯, ¡®Escuelas, maestros y alumnos¡¯ y ¡®La c¨¢mara como instrumento pedag¨®gico¡¯. Xc¨¨ntric. CCCB. Barcelona. Del 1 al 30 de abril.
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