Una superproducci¨®n en c¨®mic sobre la Revoluci¨®n francesa
Florent Grouazel y Younn Locard lograron el Gran Premio del Festival de Angulema con ¡®Revoluci¨®n I. Libertad¡¯, que reconstruye el verano de la toma de la Bastilla en 1789
Desde que los efectos digitales se apoderaron de las pel¨ªculas, resulta dif¨ªcil hablar de superproducciones, porque el ordenador lleva a cabo una parte muy importante del trabajo. Los actores interpretan casi siempre sobre un fondo verde que luego se rellena con todo tipo de paisajes y criaturas generados por ordenador. El resultado de esa extra?a mezcla es lo que llega a la pantalla. La parte artesanal de filmes como Cleopatra o los efectos especiales caseros de Ray Harryhausen se han quedado por el camino. Sin embargo, existe un arte en el que todav¨ªa se puede hablar de artesan¨ªa y de aut¨¦nticas superproducciones: el c¨®mic.
Aunque los creadores pueden recibir un poco de ayuda inform¨¢tica, dibujar un tebeo es todav¨ªa una labor sobre todo manual. Y, en algunos casos, deja boquiabiertos a los lectores. Es lo que ocurre con Revoluci¨®n I. Libertad (Planeta C¨®mic, Traducci¨®n de Albert Agut Iglesias), el primer volumen de una serie de tres con la que Florent Grouazel y Younn Locard pretenden llevar al c¨®mic la historia de la Revoluci¨®n Francesa y por la que recibieron el Gran Premio del Festival de Angulema, el m¨¢s importante galard¨®n que se concede a una historieta. El resultado de este gigantesco fresco de Par¨ªs en el verano de la toma de la Bastilla, en 1789, representa un alarde de documentaci¨®n y rigor hist¨®rico. No solo es bonito, entretenido, trepidante: su recreaci¨®n de la capital francesa de finales del siglo XVIII y de acontecimientos hist¨®ricos que forman parte de la imaginaci¨®n colectiva de Europa resulta espectacular.
Los dos autores tardaron cinco a?os en dibujar su tebeo: se inspiraron no solo en una amplia documentaci¨®n, sino tambi¨¦n en Barry Lyndon, el filme de ¨¦poca que Stanley Kubrick rod¨® solo con iluminaci¨®n natural o de velas para las escenas nocturnas, o incluso en mangas. Cada detalle est¨¢ cuidado con realismo y precisi¨®n, desde la ropa hasta los escenarios en los que transcurre el relato: los salones de la corte, los barrios m¨¢s pobres de la capital, la asamblea en la que se celebran los Estados Generales o las tiendas de los comerciantes. Grouazel y Locard han consultado archivos, pero tambi¨¦n las primeras fotograf¨ªas del Par¨ªs del siglo XIX y el color sepia de estas se ha colado en numerosas vi?etas.
El enorme trabajo que han invertido sus autores en los fondos, en el dibujo de cada una de las viviendas, muebles, trajes, harapos, uniformes, calles o puentes de Par¨ªs confiere una densidad extraordinaria al c¨®mic. Los buenos tebeos hist¨®ricos permiten contemplar y, a la vez, imaginar un momento del pasado. La fidelidad a la realidad, en una tradici¨®n que incluye a Herg¨¦ o Hugo Pratt, que eran unos obsesos de la documentaci¨®n, forma parte del pacto con los lectores. Pero, al mismo tiempo, el relato, los dibujos, el punto de vista del dibujante, son pura subjetividad.
Pese a ser el acontecimiento central de la historia moderna de Francia y de que se han escrito miles de libros sobre ¨¦l, todav¨ªa existen rincones de sombra en la Revoluci¨®n Francesa y, sobre todo, interpretaciones enfrentadas. ?Fue una matanza sin l¨ªmites? ?Un cambio de r¨¦gimen inevitable? ?El primer gran triunfo del pueblo? ?El principio del fin del absolutismo en Europa? Incluso la jornada central de aquella revoluci¨®n, convertida en la fiesta nacional francesa, se mantiene como un misterio. ?ric Vuillard escribi¨® en su novela 14 de julio (Tusquets), que reconstruye aquel d¨ªa: ¡°Hay que escribir lo que se ignora. En puridad, se desconoce lo que ocurri¨® el 14 de julio. Los relatos que poseemos son encorsetados o deslavazados. Hay que plantearse las cosas a partir de la multitud sin nombre. Y debe relatarse lo que no est¨¢ escrito¡±.
Grouazel y Locard parten de esas dos ideas de Vuillard: retratan a la multitud sin nombre, porque los personajes que articulan el relato provienen de todas las clases sociales y se mueven arrastrados por la historia. Y cuentan lo que no est¨¢ escrito. O, mejor dicho, lo dibujan. La toma de la Bastilla ocupa un espacio peque?o en su relato de 300 p¨¢ginas (que tendr¨¢ 1.000 en total cuando se publiquen los tres tomos). El Par¨ªs del hambre (nunca el pan hab¨ªa sido tan caro como aquel verano), de la violencia, del hartazgo ante los privilegios de la nobleza, pero tambi¨¦n la pol¨ªtica y la prensa, son los grandes protagonistas de un tebeo inolvidable.
'Revoluci¨®n I. Libertad'
Traducci¨®n: Albert Agut Iglesias
Editorial: Planeta C¨®mic, 2021
Formato: 336 p¨¢ginas ¨C 35 euros
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