Las joyas indiscretas de Picasso
Una muestra en el Museo Picasso de Barcelona se adentra en uno de los universos creativos menos conocidos del artista: la joyer¨ªa
Septiembre de 1937. Picasso apura el verano en las playas de Juan-les-Pins junto a la pareja formada por Paul y Nusch ?luard, fotografiados en modo jubiloso por Dora Maar, que en realidad se llamaba Henriette Theodora. Desde que conoci¨® a Picasso en el caf¨¦ Les Deux Magots de Par¨ªs, coqueteando con una navaja y jugando a no rebanarse un dedo, hab¨ªan superado el a?o juntos y el estallido de una Guerra Civil que ¨¦l condens¨® en el mural m¨¢s famoso del mundo, el aso. Ella hab¨ªa cortado con Bataille, y ¨¦l, con Marie-Th¨¦r¨¨se, madre de su hija Maya, y la pasi¨®n flu¨ªa tanto como el flash de una c¨¢mara de fotos que no dejaba suelta ni una sola an¨¦cdota.
Despu¨¦s de aquel a?o, ambos necesitaban ese respiro playero que la Tate Modern atesora en su colecci¨®n. Dora Maar lleva un collar de conchas y un biquini blanco convertido ya en icono cultural. El collar se lo hizo Picasso para agradecerle su acompa?amiento mientras pintaba el Guernica, documento tan impagable como ese improvisado abalorio, que nadie sabe d¨®nde est¨¢ salvo la casa de subastas Maison de la Chimie en Par¨ªs, donde fue a parar una ingente cantidad de joyas de Dora Maar al morir en 1997. Fue el primer collar de muchos. El artista llevaba tiempo incluyendo cuentas en los escotes de las mujeres que pintaba y, a menudo, compraba colgantes y baratijas en mercadillos que interven¨ªa con peque?os dibujos o grabados, y que utilizaba para ligar. Eva Gouel, Fernande Olivier, Gabrielle Depeyre, Diane Deriaz¡ A veces con suerte y otras con desventura, las joyas parec¨ªan un bar¨®metro de sus relaciones amorosas. Un peque?o museo port¨¢til de afectos imperfectos.
Dora lo cambi¨® todo. Los mejores ornamentos fueron para ella, incluidos los pocos anillos que el malague?o dise?¨® y que recoge ahora la exposici¨®n que el Museo Picasso de Barcelona dedica a sus joyas, una de las ¨¢reas menos estudiadas de su trayectoria. Una peque?a proeza para un museo que ha visto su presupuesto mermado tras la ca¨ªda del turismo este a?o y tambi¨¦n la dimensi¨®n de esta muestra, pensada, en un principio, a una escala mayor. Aun as¨ª, funciona bien como gabinete. En total re¨²ne 86 piezas localizadas por medio mundo y casi otras tantas de otros artistas cedidas por la colecci¨®n de Clo Fleiss, amiga personal de Emmanuel Guigon, director del museo, y algo reacia a exponer su caja de tesoros. Solo en tres ocasiones ha dejado ver parte de este patrimonio de joyas min¨²sculas pero de incalculable valor. Entre los descubrimientos: una pulsera de piel de Meret Oppenheim que es el origen de su emblem¨¢tica Le d¨¦jeuner en fourrure (1936), hoy propiedad del MoMA, y las joyas a partir de patatas germinadas de Jacqueline de Jong, artista de la Internacional Situacionista.
Picasso fue prol¨ªfico al estampar colgantes de arcilla, se neg¨® a la producci¨®n en serie y solo fundi¨® algunas piezas en oro
Picasso fue prol¨ªfico al estampar colgantes de arcilla. Al hacerlo, reflej¨® los temas que ocupaban su cabeza y su obra, cabezas de mujeres o de fauna. Siempre se neg¨® a la producci¨®n en serie, por lo que cada uno es diferente. Su colecci¨®n de medallones es, seguramente, lo mejor de la selecci¨®n, donde el artista indaga en las posibilidades de la cer¨¢mica. Piezas monocromas y minimalistas contrastan con otras llenas de color. Algunos funcionan casi como amuletos. Varios los firma con el dedo ¨ªndice. Otros, con la fecha simplificada: ¡°Juin 50¡±. En contadas ocasiones funde las piezas en oro. Lo vemos tambi¨¦n en una serie de fotograf¨ªas de la ¨¦poca que ayudan a contextualizar toda esta producci¨®n, que Gertrude Stein vincul¨® ya en 1938 a su ni?ez, en el contacto con sus t¨ªos orfebres. Una saga que contin¨²a con su hija Paloma Picasso, ligada a la firma Tiffany & Co., y su nieta Diana Widmaier (hija de Maya Picasso), que dise?a para Olympia de Grecia y Mick Jagger.
La concatenaci¨®n de historias es fascinante. Otro collar relevante: el que lleva Fran?oise Gilot en otra playa y en otra fotograf¨ªa m¨ªtica, esta vez de Robert Capa, en la que Picasso sostiene una sombrilla acompa?ado de Javier Vilat¨®. Data de 1948 y el colgante tiene una piedra central sobre la que el artista dibuj¨® un b¨²ho. Un animal confuso que podr¨ªa ser tambi¨¦n una lechuza, s¨ªmbolo de la diosa Atenea, referente picassiano por excelencia. El valor simb¨®lico es parecido al collar de conchas de Dora Maar: un registro del amor furtivo hacia una mujer que tambi¨¦n le rompi¨® el coraz¨®n.
Verdadera pasi¨®n
Dijo Brassa? en sus Conversaciones con Picasso que lleg¨® a confesarle en los a?os cuarenta que estas peque?as miniaturas esculpidas y marginales eran para ¨¦l una ¡°verdadera pasi¨®n¡±, aunque durante d¨¦cadas se neg¨® a mostrarlas en p¨²blico. ?Le podr¨ªa el pudor? Tres de las obras que vemos aqu¨ª se presentaron ya en una exposici¨®n m¨ªtica, Joyas de artista, en el MNAC en 2010, con m¨¢s de 300 piezas, la m¨¢s completa hasta la fecha. Un a?o despu¨¦s, el Museo de Arte y Dise?o de Nueva York indag¨® en la idea del artista joyero, De Picasso a Koons, igual que la National Portrait Gallery de Londres en 2017 y el Museo de Artes Decorativas de Par¨ªs en 2019. Dado el celo que ten¨ªa Picasso por ense?ar sus alhajas, cabe preguntarse qu¨¦ pensar¨ªa al ver esta exposici¨®n. No desentona en el barrio barcelon¨¦s del Born y la cantidad de tiendas de artesan¨ªa que rodean el museo, muchas de ellas con piezas inspiradas en Picasso, otras directamente falsas r¨¦plicas. ¡°La inspiraci¨®n existe ¡ªdir¨ªa ¨¦l¡ª, pero tiene que encontrarte trabajando¡±.
¡®Picasso y las joyas de artista¡¯. Museo Picasso. Barcelona. Del 21 de mayo al 26 de septiembre.
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