Cirlot, el cr¨ªtico que conect¨® a catalanes y madrile?os
La estirpe de los poetas espa?oles con comprensi¨®n integral de la creaci¨®n art¨ªstica tiene su cumbre en el cr¨ªtico barcelon¨¦s. Una exposici¨®n en Madrid recorre ahora su figura y su obra
Antes de convertirse en tarea de historiadores y de caer luego en manos de profesores de est¨¦tica y finalmente de expertos en la propia promoci¨®n de lo que se tratar¨ªa de someter a escrutinio, la moderna cr¨ªtica de arte corr¨ªa desde Baudelaire a cargo de poetas. Naturalmente, esto es muy f¨¢cil de caricaturizar, y con raz¨®n, habida cuenta del aut¨¦ntico subg¨¦nero ca?¨ª al que en este terreno han dado lugar los disparates del lirismo. Pero en su versi¨®n seria obedec¨ªa a una l¨®gica hist¨®rica. Los movimientos de vanguardia hab¨ªan borrado los perfiles profesionales ¡ªgremiales¡ª que ataban a cada artista con su oficio, y un esp¨ªritu que idealmente invocaba la s¨ªntesis de las artes invitaba a que pintores y m¨²sicos, escen¨®grafos y poetas compartieran proyectos comunes. En el pr¨®logo a Arte del siglo XX, el gran poeta Juan Eduardo Cirlot (1916-1973) volv¨ªa en los a?os setenta sobre este horizonte para declararlo inalcanzado, pese a las mismas longitudes de onda en que se vieron enlazados, seg¨²n pensaba ¨¦l, Alexander Scriabin y Kupka, o Breton y los pintores surrealistas. En un art¨ªculo publicado en La Vanguardia 10 a?os antes (¡®Paralelo entre colores y sonidos¡¯) ya se hab¨ªa ocupado, de hecho, de la sinton¨ªa entre Scriabin y Mark Rothko, y abordar¨ªa este tipo de paragoni en muchas otras ocasiones.
La estirpe de los poetas espa?oles con comprensi¨®n integral de la creaci¨®n art¨ªstica tiene su cumbre en Cirlot. El a?o 1957, en que se funda Correo de las Artes, la revista-eje en torno a la que es reunida esta oportuna y encantadora exposici¨®n en el Centro Cultural Blanquerna, en Madrid, marca la fecha en que Cirlot comenz¨® la cr¨ªtica con mayor ah¨ªnco. Antes de eso, Cirlot el mago; Cirlot, el egipcio, como dec¨ªa Carlos Barral, quien en consonancia con su cruzada po¨¦tica realista le dedica en sus memorias, y en el caso mejor, un condescendiente sarcasmo; el Cirlot que por mediaci¨®n de Joan Mir¨® ¡ªtema de su primera monograf¨ªa¡ª acudir¨ªa a las reuniones surrealistas de la Place Blanche presididas por Andr¨¦ Breton, del que se alej¨® en los sesenta tras una carta inolvidable, en la que expon¨ªa sus razones: ¡°Creo en Dios y en la poes¨ªa con metro y rima¡±; el Cirlot inicialmente m¨²sico y music¨®logo, iniciado en surrealismo en la Zaragoza de Alfonso Bu?uel; el adepto a todos los esoterismos y medievalismos heterodoxos; Cirlot el vehemente, ya hab¨ªa practicado la cr¨ªtica como modalidad literaria dentro del grupo de los muy magicistas y neorrom¨¢nticos artistas que en 1948 fundaron Dau al Set, y que despu¨¦s lo repudiaron.
Ahora la circunstancia art¨ªstica era distinta. Michel Tapi¨¦ hab¨ªa titulado Un Art Autre el libro de 1952 en el que daba cuenta de las nuevas maneras que, recogiendo influencias francesas (Dubuffet y Breton hab¨ªan puesto antes en circulaci¨®n L¡¯Art Brut), quedar¨ªan acu?adas en Espa?a como ¡°informalismo¡± (el t¨¦rmino art informel tambi¨¦n era de Tapi¨¦), amparando la eclosi¨®n del movimiento del arte espa?ol de mayor proyecci¨®n internacional hasta la fecha (no hasta aquella, sino hasta nuestra fecha). Es el tiempo de los ¨¦xitos espa?oles en Venecia o S?o Paulo de la mano de otro hombre clave como Luis Gonz¨¢lez Robles; el tiempo de la exposici¨®n New Spanish Painting and Sculpture en el MoMA.
En ese escenario, el poeta Cirlot y la revista Correo de las Artes, promovida en 1957 por el galerista barcelon¨¦s Ren¨¦ Metras, desempe?aron un papel decisivo. Cirlot ejerci¨® su cr¨ªtica po¨¦tica desde muchas publicaciones: Papeles de Son Armadans, Destino, Cuadernos de Arquitectura¡ Pero la relevancia de su trabajo en Correo se debe, en gran parte, a las notas estil¨ªsticas dominantes en el arte de aquel momento y al modo en que las lee ¨¦l como signos f¨¦rtiles para su po¨¦tica. La materia y sus maclas, su duraci¨®n hecha s¨ªmbolo de permanencia, su est¨¢tico padecimiento de las heridas de la existencia se prestaban como anillo al dedo para que Cirlot diera rienda suelta a la vocaci¨®n trascendente bajo la que entend¨ªa la poes¨ªa y la cr¨ªtica, en su caso, inseparables.
Nadie como Cirlot ha escrito sobre T¨¤pies ¡ªel gran T¨¤pies de final de los cincuenta, al que dedica dos libros y del que luego recibe un desd¨¦n estrat¨¦gico¡ª. Nadie como Cirlot ha puesto en comunicaci¨®n al arte de Madrid ¡ªfirm¨® el manifiesto de El Paso: lo recuerda el comisario Joan Gil¡ª con el de Barcelona, el primero fascinado por el expresionismo norteamericano y el segundo m¨¢s bien inspirado por el tachismo l¨ªrico con el que Tapi¨¦ quiso darle r¨¦plica. Nadie como Cirlot ha practicado en Espa?a la cr¨ªtica como poes¨ªa. Edgar Allan Poe y la pintura informalista o El pensamiento de Novalis y la pintura abstracta son los t¨ªtulos de dos art¨ªculos que muestran esa comprensi¨®n vanguardista y rom¨¢ntica. Su trabajo en Correo hasta 1962, en que desaparece la revista, fue fren¨¦tico y representa en gran medida el testimonio de quien ha cre¨ªdo ver, en las realizaciones del presente de su tiempo, otros tantos rel¨¢mpagos de verdad metaf¨ªsica.
Esa era su po¨¦tica, nihilista y cat¨®lica, visionaria y apasionada. Esas, las dos mitades de su desgarro. Vemos las pinturas ¡ªgraves, dram¨¢ticas, sufrientes¡ª de Millares, del joven R¨¤fols, del evanescente August Puig, de la hoy superviviente Nadia Werba, de Rom¨¤ Vall¨¨s... y nos llega esa radiaci¨®n de fondo. Desde 1996 en que, comisariada por Emmanuel Guigon y Enrique Granell (a quien se debe en gran medida la reviviscencia de su gran poes¨ªa), el IVAM celebr¨® la m¨¢s importante exposici¨®n dedicada a este Cirlot integral, las reediciones de sus obras han sido incesantes. Aun as¨ª, siempre se hablar¨¢ de ¨¦l como de un postergado. M¨¢s que imputable a algo o a alguien, esto pertenece al d¨¦calage consustancial en el que alienta su poes¨ªa. La otredad que preside esta exposici¨®n, adem¨¢s de una etiqueta estil¨ªstica, es la cifra de su personalidad creadora. Volver ahora y siempre a Cirlot es percibir ¡ª¨¦l mismo se autorretrat¨® as¨ª¡ª su imposible asimilaci¨®n a lo dado, a lo hist¨®ricamente existente en este lado de la vida.
¡®Cirlot, Otro. Correo de las Artes (1957-1962)¡¯. Centre Cultural Blanquerna. Madrid. Hasta el 23 de octubre
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