Voces que se tocan
Marina Closs re¨²ne en ¡®Tres truenos¡¯ las historias de tres mujeres contadas por ellas mismas contra las convenciones sociales, sexuales y ling¨¹¨ªsticas
Me acerco a estos Tres truenos como una mujer deslumbrada por la fuerza de la naturaleza. Los tres truenos son tres voces de mujer. Sus relatos son tres cap¨ªtulos de la historia del cuerpo: cuerpos que paren gemelos malditos, con cicatrices de ces¨¢rea, fr¨ªos y calientes, cuerpos que ni menstr¨²an ni paren, que descubren el placer, cuerpos que transgreden las leyes impuestas a los cuerpos.
Las historias de Vera Pepa, Demut y Adriana bien pudieran representarse en un escenario. En la hip¨®tesis de la representaci¨®n se subraya la fisicidad de la palabra. En la representaci¨®n teatral necesitar¨ªan otro cuerpo, un cuerpo oreja, en el que se fuese depositando el estruendo oculto. Ese cuerpo oreja somos y a la vez no somos las personas a quienes se les habla en este libro. Somos y no somos la se?ora a quien Vera Pepa le pide galletitas; el se?or y la se?ora que se colocan por encima de Demut. Quiz¨¢ es que quien cuenta su historia siempre pide comprensi¨®n como una limosnita que se le da a la mendiga santa, o quiz¨¢ cada historia es un ¨®bolo que merece ser pagado con nuestra atenci¨®n.
Estas narraciones universalizan esas cosas arbitrariamente calificadas como peque?as que conformar¨ªan ¡°lo femenino¡±. No s¨¦ si tenemos que subrayar las connotaciones positivas de ¡°lo peque?o¡± o virar el rumbo y buscar otras palabras para intentar medir el valor de relatos que siempre quedaron fuera del macrorrelato dominante: mujeres, indias, criadas, personas sin casa ni fe cat¨®lica, pasto de la caridad y la condescendencia. Las pobrecitas que no merecen ser escuchadas tienen voces que retumban como el trueno y, sin caer en lo ex¨®tico, hablan en un re?gistro que desdice la lengua confortable y homog¨¦nea de la literatura de consumo. La oralidad da cuenta de la no institucionalizaci¨®n de estos relatos y constituye un rasgo de esta inteligente escritura en contra.
Las voces reflejan un modo de pensamiento y sensibilidad, una l¨®gica que huye de la centralidad y cristaliza en ret¨ªculas que trascienden y violentan las estructuras previsibles. El modo de decir de estas mujeres no solo hace visibles las desapariciones, sino que prestigia lo perif¨¦rico, lo diseminado, lo que se etiquet¨® como marginal para que nunca pudiera salir de la caja de lo marginal. El encuentro con el placer de Adriana no confunde amor y orgasmo, sino que es un orgasmo-amor. Las peripecias de Demut, que huye de Alemania a principios del siglo XX y llega a Misiones con su hermano amor, plantean una b¨²squeda de las reglamentaciones que choca con una felicidad que no habita en el caos, sino en una reglamentaci¨®n distinta. ¡°Mi amor, cu?ata¨ª, sin mal¡±, dice Vera Pepa, y el orden distinto de las palabras, no el desorden, crea un efecto po¨¦tico que trasciende la propia poes¨ªa para ofrecer otra visi¨®n del mundo: una mujer mby¨¢ guaran¨ª dice y en su palabra alumbra un sentimiento complejo y un significado nuevo.
Vera Pepa y su b¨²squeda del nombre me fascinan. Su austeridad y su necesidad de permanecer intocada se expresan en el estilo limpio de Marina Closs, que, frente al imaginario tradicional del castigo a las intr¨¦pidas, deja en libertad y sin culpa a sus personajes: tres truenos que miramos con la admiraci¨®n y el respeto que despiertan las tormentas.
Tres truenos?
Editorial: Tr¨¢nsito, 2021.
Formato: 150 p¨¢ginas. 15,50 euros.
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