Abril, de los meses el m¨¢s vil
Sin los libros, la vida de las personas, parafraseando a Hobbes, ser¨ªa m¨¢s ¡°solitaria, pobre, desagradable, brutal y corta¡±
1. Huele a libro
Al tiempo que ¡°hace brotar lilas de la tierra muerta¡± y ¡°mezcla memoria y deseo¡±, como expres¨® inolvidablemente el poeta de San Luis (Misuri), abril es el mes del a?o que m¨¢s huele a libro. Con una pandemia que no termina de acabar ¡ª?han ca¨ªdo en la cuenta de que, a pesar (o precisamente por eso) de la sobreabundancia de datos que vienen proporcionando las autoridades para despistar, nadie sabe a ciencia cierta cu¨¢ntos son los muertos por covid-19?¡ª; en medio de la mayor agresi¨®n sufrida por una naci¨®n europea desde 1945; con una inflaci¨®n desbocada y un incremento de la pobreza de los m¨¢s desfavorecidos que convertir¨ªa a san Francisco de As¨ªs en una especie de Abram¨®vich del siglo XII, el libro se reivindica una vez m¨¢s como refugio. A pesar del incremento de precios que ha experimentado en las ¨²ltimas semanas, sigue siendo el entretenimiento m¨¢s barato y el que m¨¢s dura, salvo incendio consiguiente al estallido de misil ruso. Sin ellos, la vida de las personas, parafraseando a Hobbes (que s¨®lo hablaba de los ¡°hombres¡±), ser¨ªa m¨¢s ¡°solitaria, pobre, desagradable, brutal y corta¡±. Seg¨²n la autoridad informatizada y sabihonda del ISBN, en 2021 las editoriales espa?olas produjeron 87.109 t¨ªtulos, la cifra m¨¢s alta de los ¨²ltimos a?os; a esos hay que a?adir los 6.454 de autor-editor, la cuota del cada vez m¨¢s poblado segmento de la vanidad. Muchos para elegir, por tanto. La palma de las materias se la sigue llevando la ¡°ficci¨®n y temas afines¡±, aunque no he conseguido que nadie me explique el significado del segundo t¨¦rmino (quiz¨¢s incluya los discursos de los pol¨ªticos, incluidos los de Luisg¨¦ Mart¨ªn). Con las vacaciones de Pascua en el horizonte, la anualidad de Sant Jordi y su octava, las noches de los libros y alg¨²n premio que otro en liza, el libro vuelve a proclamarse rey del mes. Y no hagan caso ni a Eliot, que lo llam¨® cruel, ni a la abundant¨ªsima paremiolog¨ªa sobre abril en la que, reiteradamente, se le hace rimar con ¡°ruin¡±, ¡°vil¡± y otras lindezas.
2. Torturantes
Esta semana, en vez de dedicarme a leer a alguno de los tres o cuatro mil mejores j¨®venes novelistas espa?oles promocionados por Granta, he preferido dedicarme a lo que se considera, no siempre con fundamento, ¡°no-ficci¨®n¡±. La Secreta de Franco (Espasa), de Pablo Alc¨¢ntara, es un importante trabajo de s¨ªntesis (basado en la tesis doctoral de su autor) acerca de la polic¨ªa pol¨ªtica de Franco, la ¡°guardia pretoriana¡± de la dictadura, seg¨²n feliz expresi¨®n de V¨¢zquez Montalb¨¢n. La Brigada Pol¨ªtico-Social (BPS) y el Tribunal de Orden P¨²blico (TOP, tan exhaustivamente estudiado por Juan Jos¨¦ del ?guila) fueron los dos instrumentos clave del franquismo para la represi¨®n de los dem¨®cratas y antifranquistas. Alc¨¢ntara estudia los or¨ªgenes de la BPS en los a?os cuarenta, su composici¨®n, sus m¨¦todos ¡ªinfiltraciones, provocaciones, interrogatorios, torturas empleadas, ¡°suicidios¡± forzados (como el de Enrique Ruano)¡ª. Explica tambi¨¦n su evoluci¨®n a partir de la disoluci¨®n de la BPS en 1978, y c¨®mo, al contrario que las polic¨ªas pol¨ªticas de otras dictaduras, bastantes de sus componentes se reciclaron (la tarea del ministro de la UCD Rodolfo Mart¨ªn Villa fue fundamental en este proceso) tras la muerte de Franco, al amparo de lo que la imprescindible Paloma Aguilar ha llamado ¡°pacto del olvido¡± (o sea: mejor no avivar los odios cainitas, aunque sea a costa de la amnesia y el sufrimiento de las v¨ªctimas). Piezas fundamentales de la ¡°normalizaci¨®n¡± fueron los ascensos, premios, condecoraciones y aumentos de sueldo de los torturadores durante los primeros a?os de la Transici¨®n, as¨ª como el modo en que algunos de sus m¨¢s conspicuos jefes escaparon a la justicia (el torturador Gonz¨¢lez Pacheco, a.k.a. Billy el Ni?o, muri¨® de coronavirus sin haber sido juzgado y el infame comisario Conesa falleci¨® en 1994 siendo feliz jubilado en Canarias). Alc¨¢ntara se ha apoyado para su trabajo en fuentes muy diversas, logrando trazar un panorama muy general y un ¨²til esquema para posteriores historiadores, cuando, finalmente, se pueda acceder libremente a archivos y datos referentes a las fichas policiales, protegidas por ley hasta un cuarto de siglo despu¨¦s de la muerte de cada agente implicado.
3. Mam¨¢ Grande
Acerca de Carmen Balcells, una de las dos piedras angulares de la cadena del libro (los autores) tiene much¨ªsima mejor opini¨®n que la otra (los editores). Claro que el tiempo lo cura todo, e incluso los segundos (sobre todo los que no tuvieron que pelear con ella) est¨¢n ahora m¨¢s que dispuestos a reconocer el important¨ªsimo papel que esta mujer irrepetible ha desempe?ado en la configuraci¨®n del sector en el ¨²ltimo tercio del siglo XX y principios del XXI. Ese papel est¨¢ muy bien descrito por su gran amiga Carme Riera en su Carmen Balcells, traficante de palabras (Debate), una biograf¨ªa repleta de amenidad e informaci¨®n y brillantemente planteada para que no parezca una mera hagiograf¨ªa. Riera examina el mito de Balcells desde sus or¨ªgenes, su papel como pionera de las agencias literarias (Vintila Horia y la agencia Acer, entre otros, se mezclan en aquella prehistoria), su influencia internacional (en el llamado boom, por ejemplo), sus m¨¦todos de trabajo, su relaci¨®n personal¨ªsima con sus autores favoritos, su encarnizada defensa de sus derechos y libertad ante editores abusivos o explotadores, su trabajo para dar a conocer a sus representados en otros ¨¢mbitos ling¨¹¨ªsticos, su papel como maestra de agentes. Pero tambi¨¦n se fija en la mujer y en su mito: sus caprichos, su humor (y su iron¨ªa), su ambici¨®n por proteger a ¡°sus¡± autores, su car¨¢cter servicial y generoso, su tormentosa relaci¨®n (no exenta de celos profesionales) con su brillante colaboradora Magda Oliver, sus disparatadas supersticiones, sus amores y enamoramientos. Lo he pasado muy bien leyendo (y no tan bien recordando).
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