Las mujeres artistas tambi¨¦n se hacen hueco en los libros
Tras la generalizaci¨®n del feminismo en las exposiciones, llegan ahora las primeras traducciones de textos hist¨®ricos de te¨®ricas como Linda Nochlin, Griselda Pollock y Virginia Woolf, as¨ª como revisiones contempor¨¢neas del canon como el diccionario biogr¨¢fico ¡®Ellas¡¯
El car¨¢cter iconoclasta de Linda Nochlin (Nueva York, 1931-2017) qued¨® patente desde que la historiadora del arte, profesora y escritora era bien peque?a. Ten¨ªa seis a?os cuando perfor¨® con un punz¨®n las pupilas azules de una figura que representaba a Campa?illa, el hada dulce y escu¨¢lida de Peter Pan, para regodearse despu¨¦s con la visi¨®n de aquellas cuencas vac¨ªas, dos agujeros negros horadados en un papel caro. Despu¨¦s le amput¨® la cabeza a Larry, un chico que siempre llevaba la voz cantante en un libro de lectura de primaria del que era coprotagonista con otro personaje femenino llamado Linda, como ella, que siempre quedaba relegada al segundo plano. Aquellos actos de destrucci¨®n no los motivaba la rabia, sino un distintivo sentimiento de injusticia. La ni?a Nochlin no soportaba esa representaci¨®n machacona de las mujeres como personas indefensas y sumisas.
La an¨¦cdota la cuenta la propia autora en una extensa y reveladora entrevista que abre las p¨¢ginas de Mujeres artistas. Ensayos de Linda Nochlin (Alianza), un libro que recoge por primera vez en castellano los ensayos de la que se considera pionera de los estudios de g¨¦nero. El m¨¢s influyente de todos esos textos, titulado ¡®?Por qu¨¦ no hay grandes mujeres artistas?¡¯ y publicado originalmente en 1971 en la revista ARTnews (a Espa?a no lleg¨® hasta 2008), arguye que la respuesta a la trascendental pregunta pasa por un replanteamiento de la propia cuesti¨®n m¨¢s all¨¢ de los lugares comunes del arte, as¨ª como por una reflexi¨®n sobre los obst¨¢culos interpuestos en el camino de la mujer (y no solo de ella), desde la educaci¨®n a la clase social, pasando por cuestiones espec¨ªficas como la prohibici¨®n de asistir a sesiones de dibujo con modelos desnudos.
Para Nochlin, existe otra pregunta decisiva que subyace a la que encabeza su manifiesto, y es la de qu¨¦ quiere decir exactamente eso de ser un genio. Ella lo define como ¡°un constructo cultural¡±, una historia fant¨¢stica devenida ¡°hagiograf¨ªa¡± por medio del relato delineado por los cr¨ªticos e historiadores, especialmente a partir del siglo XIX. La reacci¨®n l¨®gica del feminismo, agrega la autora, ser¨ªa la de rellenar el vac¨ªo biogr¨¢fico con el recuento de las vidas de las mujeres artistas. Y arguye que, aunque, por un lado, cuando est¨¢n bien planteados, ¡°esos intentos [¡] sin duda merecen la pena y ampl¨ªan nuestro conocimiento de los logros de las mujeres y de la historia del arte en general¡±, por el otro ¡°no hacen nada por cuestionar los supuestos subyacentes en la pregunta ¡®?Por qu¨¦ no ha habido grandes mujeres artistas?¡±.
Respondido ese interrogante en su propio ensayo, la propia Nochlin redact¨® decenas de textos sobre mujeres artistas: Cecily Brown, Ellen Altfest, Natalie Frank y otras m¨¢s conocidas como Berthe Morisot, Jenny Saville y Kiki Smith. El libro de Alianza recoge una treintena, escritos entre 1968 y 2015. En ¨¦poca reciente, muchas otras acad¨¦micas y profesionales del arte est¨¢n publicando biograf¨ªas de mujeres artistas poco o nada conocidas, un relativamente modesto pero detectable bum de libros en papel y blogs en la Red como Woman Art House, Tal d¨ªa como hoy y Mujeres en el arte. En Espa?a, se ha editado recientemente el primero volumen de dos de Ellas, un ambicioso diccionario de mujeres artistas coordinado por la escritora y comisaria Rosa Olivares que recoge decenas de entradas dispuestas en orden cronol¨®gico, desde 1060 hasta 1900, mientras que el segundo volumen abarcar¨¢ hasta 1950. ¡°A partir de esa fecha hay mucha m¨¢s documentaci¨®n¡±, apunta Olivares sobre la delimitaci¨®n temporal. ¡°Pero imag¨ªnate ser mujer artista en Murcia en 1820¡å.
Con perfiles de creadoras de todas las procedencias y extracciones sociales, el hilo que ata los destinos de las mujeres documentadas en Ellas es el de la intenci¨®n, esto es, el inter¨¦s por ser reconocidas como artistas. ¡°Es imposible reunirlas a todas porque hay muchas obras de las que no tenemos documentaci¨®n o est¨¢n ocultas bajo capas de olvido¡±, se?ala Olivares, que reconoce, como ya auguraba Nochlin, que un proyecto como el suyo est¨¢ destinado a no contentar a todos los sectores del feminismo. De hecho, Olivares matiza la afirmaci¨®n de la autora estadounidense de que no haya habido hist¨®ricamente grandes mujeres artistas. ¡°Muchas de las que aparecen en el libro s¨ª fueron reconocidas y famosas, pero cuando se casaron dejaron de pintar. La desaparici¨®n de las mujeres no se debe a que no las hubiera, sino a los historiadores¡±, argumenta. Junto a mujeres ¡°importantes¡± como Artemisia Gentileschi, Camille Claudel y Claude Cahun, Ellas recoge las biograf¨ªas de otras desconocidas como Alice Austen, ¡°una artista lesbiana de principios del XIX que hizo fotograf¨ªas de g¨¦nero¡± y Clara Porset, ¡°la primera dise?adora latinoamericana que expuso en el MoMA, aunque solo su marido aparec¨ªa en el cat¨¢logo¡±.
Estrella de Diego, historiadora del arte especialista en teor¨ªa de g¨¦nero y estudios poscoloniales, piensa, al contrario que Olivares, que Nochlin ¡°no estaba nada errada¡±. Que la realidad es que, aunque s¨ª las hay en la actualidad, ¡°desafortunadamente¡± no hubo grandes artistas mujeres en el pasado, no m¨¢s que los pocos nombres que han trascendido, y que ello se debe precisamente al c¨²mulo de factores citados por Nochlin que condujeron a su ¡°exclusi¨®n del propio concepto de genio¡±. La profesora y cr¨ªtica acaba de publicar el ensayo El Prado inadvertido (Anagrama), un paseo sentimental por las salas menos vistosas del un museo que guarda tesoros ic¨®nicos. Ahora que la nueva normalidad se acerca a los postulados que ella lleva estudiando desde hace cuatro d¨¦cadas (valgan como ejemplos que el Prado acaba de otorgar su primera beca de estudios de g¨¦nero y que, en Reino Unido, el diario The Guardian ha lanzado una columna sobre artistas mujeres), la autora aprovecha para para poner el foco en los pintores olvidados, entre ellos mujeres como Clara Peeters y, sobre todo, Rosa Bonheur, cuya obra maestra, El Cid, fue rescatada por el Prado de sus almacenes en 2019. ¡°El problema que tiene el Prado es que todo el mundo piensa que nos est¨¢ ocultando cuadros que tiene. Pero yo creo que si el Prado tuviera m¨¢s cuadros de mujeres, estar¨ªa feliz de sacarlos¡±, expone De Diego, colaboradora habitual de EL PA?S. ¡°Otra cosa es que el Reina Sof¨ªa no saque a las artistas. Ah¨ª s¨ª hay un problema, porque no hay motivo. Y deber¨ªa haber muchas m¨¢s de las que en realidad hay¡±.
Para alcanzar la meta de la igualdad, la historiadora cree conveniente no caer en ¡°el dualismo¡±. O sea, no dedicar exposiciones y publicaciones exclusivamente a mujeres, sino ¡°normalizar¡± su presencia tras medio siglo de lucha feminista. ¡°Hay que ir un paso adelante, porque lo que no me gustar¨ªa es que una exclusi¨®n d¨¦ paso a otra¡±, abunda. ¡°Yo lo que quiero es que haya opuestos conciliables o que no haya opuestos¡±. La comisaria y gestora cultural feminista Sem¨ªramis Gonz¨¢lez, que tambi¨¦n incide en la idea de que la reivindicaci¨®n del papel de las mujeres en el arte, aunque est¨¦ ganando visibilidad ahora, en realidad se remonta a hace d¨¦cadas, a?ade que ¡°aunque en el mundo anglosaj¨®n han tenido m¨¢s cabida los estudios feministas, en Espa?a su llegada se retras¨® hasta los a?os noventa y el ¨¦xito comercial no ha llegado hasta la generalizaci¨®n del feminismo en 2018¡å. Esto explicar¨ªa la reciente hornada de publicaciones sobre mujeres artistas en castellano, de la que Gonz¨¢lez destaca el libro Maestras antiguas. Mujeres, arte e ideolog¨ªa, de Rozsika Parker y Griselda Pollock, escrito originalmente en 1981 y publicado en 2021. De Pollock acaba de editarse tambi¨¦n en 2022 Diferenciando el canon, un ensayo donde la historiadora recurre al psicoan¨¢lisis para examinar la existencia de signos distintivos del lenguaje art¨ªstico femenino. ¡°Tras la generalizaci¨®n del feminismo en las exposiciones con ejemplos recientes como la presencia de un 90% de artistas mujeres en la Bienal de Venecia, faltaba esa parte del discurso, la de los textos hist¨®ricos¡±.
Pasando de la la visibilidad, o la invisibilidad, de las mujeres que han sido contadas a las que han contado, la editorial LaMicro ha rescatado recientemente los Escritos sobre arte de Virginia Woolf, un compendio de art¨ªculos y ensayos sobre las artes visuales escritos entre 1920 y 1936 que nunca hasta ahora hab¨ªan visto la luz en espa?ol. Aunque la escritora del Grupo de Bloomsbury rechaz¨® la propuesta de la National Gallery de Londres de realizarle un retrato (porque pensaba que era un museo lleno de hombres y que su efigie no llegar¨ªa a exponerse), para ella el arte era una tan necesario como comer y dormir. En estos textos, poco conocidos en general, Woolf reflexiona sobre el cine y la relaci¨®n entre las distintas formas de arte ¡ªla m¨²sica, la escultura y la arquitectura y, sobre todo, el baile de palabras y colores de las letras y la pintura¡ª, y plantea la necesidad de que el artista se comprometa pol¨ªticamente con su tiempo.
Igual que Estrella de Diego, Antonio Mu?oz Molina y Eugenio d¡¯Ors pasearon por el Prado mecidos por el sentimiento de lo sublime, Woolf camin¨® entusiasmada entre los visitantes de la National Gallery y la National Portrait Gallery. Escribi¨® sobre artistas como el dibujante Edmond X. Kapp y tambi¨¦n del talento de una mujer: la pintora Vanessa Bell (que era su hermana, y la retrat¨® en una pintura de 1912). En un escrito de 1930, Pr¨®logo a Pinturas recientes de Vanessa Bell, Woolf anticipa (con fino sarcasmo) algunas de las ideas de Nochlin. ¡°El que una mujer celebre una exposici¨®n de pintura en Bond Street [¡]¡±, apunt¨®, ¡°no es algo habitual ni, tal vez, totalmente recomendable porque implica, imagino, estudios del cuerpo desnudo y aunque desde hace cientos de a?os se admite que las mujeres vienen al mundo desnudas, hasta hace sesenta a?os, se sosten¨ªa que, para una mujer, mirar la desnudez con los ojos del artista y no simplemente los de una madre, esposa o amante, corromp¨ªa su inocencia y destru¨ªa su domesticidad. De ah¨ª la extrema actividad de las mujeres en la filantrop¨ªa, la vida social, la religi¨®n y todas las actividades que requieren ir vestido¡±.
Lecturas
Mujeres artistas. Ensayos de Linda Nochlin, Linda Nochlin. Editado por Maura Reilly. Alianza, 2022. 624 páginas, 46,95 euros.
Ellas. Diccionario de mujeres artistas hasta 1900. Vol. 1. Editado por Rosa Olivares. Producciones de Arte y Pensamiento, 2022. 592 páginas, 60 euros.
El Prado inadvertido, Estrella de Diego. Anagrama, 2022. 304 páginas, 19,90 euros.
Maestras antiguas. Mujeres, arte e ideología. Rozsika Parker y Griselda Pollock. Akal. 2021. 208 páginas, 24 euros.
Diferenciando el canon. El deseo feminista y la escritura de las historias del arte. Griselda Pollock. Producciones de Arte y Pensamiento, 2022. 456 páginas, 30 euros.
Escritos sobre arte, Virginia Woolf. Traducción de Olivia de Miguel. La Micro, 2022. 112 páginas, 17,50 euros.
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