Kjell Espmark: as¨ª lee un miembro del Comit¨¦ Nobel
Un volumen re¨²ne los ensayos literarios de Kjell Espmark, poeta y acad¨¦mico sueco y autor de la historia de referencia del premio m¨¢s importante de las letras universales
En 1975, cuando Kjell Espmark public¨® Traducir el alma. Una l¨ªnea principal en la poes¨ªa moderna, viv¨ªa su apogeo la cr¨ªtica formalista a la que importaban muy poco los vectores de influencias, las intenciones de un poema o la biograf¨ªa de su autor. Pero Espmark era catedr¨¢tico de Literatura Comparada, cuando esta hab¨ªa pasado a ser el ¨²nico basti¨®n que parec¨ªa subsistir de la vieja historia literaria. El objetivo de su an¨¢lisis era la po¨¦tica del simbolismo, desde los a?os posrom¨¢nticos hasta los dominados por las vanguardias sucesivas de los a?os veinte y treinta, siguiendo el trazo de una constante estrat¨¦gica: la composici¨®n del poema por medio de im¨¢genes y percepciones ¡ªentre la intimidad y la fantas¨ªa¡ª que reemplazaban art¨ªsticamente a lo puramente confesional. No se le ocultaba, por supuesto, que el uso inmemorial de la alegor¨ªa (que reconstruye por alusi¨®n y por indicios lo que no se expresa directamente) estaba en el origen de esas ¡°traducciones del alma¡±, del mismo modo que se advert¨ªa en la facundia imaginativa de los h¨¦roes shakespearianos cuando describen en t¨¦rminos aleg¨®ricos o en ¡°traducciones del alma¡± la tormentosa pasi¨®n de sus personajes.
Sin la voracidad inclusiva que apunt¨® en la po¨¦tica rom¨¢ntica y triunf¨® en la posrom¨¢ntica, no cabr¨ªa hablar de esta sustituci¨®n est¨¦tica. Oportunamente Espmark recuerda la sugesti¨®n que sobre los escritores de 1840 hab¨ªa ejercido el grabado Melancholia, de Durero, m¨¢xima expresi¨®n de lo aleg¨®rico y de la complejidad del humanismo. Pero los argumentos m¨¢s s¨®lidos del autor se apoyan siempre en los excelentes y detallados comentarios de los poemas que abren cada secci¨®n¡ y que confirman nuestras ganas de seguir leyendo. Los versos de ¡®Spleen¡¯, de Charles Baudelaire, encabezan el estudio de Espmark, y le siguen otros de los Romances sans paroles, de Paul Verlaine, y, en un momento culminante, el comentario del enigm¨¢tico poema de St¨¦phane Mallarm¨¦ ¡®Sonnet all¨¦gorique de lui-m¨ºme¡¯, que su autor concibi¨® como un logro, ¡°tan blanco y negro como es posible [¡] lleno de sue?o y vac¨ªo¡±. Unos pasos despu¨¦s, analiza c¨®mo Les illuminations, de Arthur Rimbaud, llegar¨ªan todav¨ªa m¨¢s lejos en la invocaci¨®n de luminosas im¨¢genes, pero que ya carec¨ªan de referencia a ning¨²n significado concreto. Es el mismo mundo de intuici¨®n pura por el que ya se mueve, aunque sin traspasarlo nunca, Maurice Maeterlinck, para quien se concentra todo ¡°en la vida vegetativa del alma, en el invernadero esplendorosamente azul que ella lleva consigo¡±.
No era el final de un anhelo. Al lector no le sorprender¨¢ que este libro, que se abre con unas cita de T. S. Eliot acerca del mundo interior, dedique tambi¨¦n un cap¨ªtulo entero al poeta ingl¨¦s que no dudaba en confesar que, hacia 1920 (y un tanto a la manera de su alter ego J. Alfred Prufrock), se mov¨ªa entre la sugesti¨®n del simbolismo franc¨¦s, que ten¨ªa bien le¨ªdo, y la po¨¦tica dram¨¢tica de Shakespeare y la densidad de los Metaphysical Poets. De los dos ¨¢mbitos se reclamaba cuando formul¨® la teor¨ªa de ¡°correlato objetivo¡±, definida como ¡°un conjunto de objetos, una situaci¨®n que habr¨¢ de ser la f¨®rmula de esa emoci¨®n particular¡±. Porque todos hablaban de lo mismo, aunque fuera con palabras y resultados distintos; luminoso y solemne, como recuerda Espmark, El cementerio marino, de Val¨¦ry, con su af¨¢n de claridad, tampoco estaba tan lejano de la ambici¨®n desesperada que agita los versos de The Waste Land.
El encuentro del surrealismo y la po¨¦tica del alma es el objeto de un espl¨¦ndido comentario de ¡®Tournesol¡¯, de Andr¨¦ Breton, que a su vez revela la intensidad de la ¡°escritura autom¨¢tica¡±. Pero antes, la po¨¦tica expresionista del alem¨¢n Georg Trakl (cuyo ¡®Psalm¡¯ es objeto de un certero an¨¢lisis) se ha encontrado tambi¨¦n con la pertinaz herencia del simbolismo. El cap¨ªtulo final del libro (¡®Perspectivas¡¯) es un recorrido por caminos m¨¢s cercanos en el tiempo que incluye de forma destacada al Lorca de Poeta en Nueva York, al Alberti de Sobre los ¨¢ngeles o al Neruda de Canto general.
Francisco Uriz ha sido ¡ªcomo casi siempre¡ª el autor de esta traducci¨®n espa?ola muy trabajada y acompa?ada de un breve y oportuno pr¨®logo. All¨ª nos recuerda que el autor ha escrito tambi¨¦n novelas sobre la evoluci¨®n de la sociedad de su pa¨ªs en los a?os de posguerra y un fascinante relato sobre B¨¦la Bart¨®k y el III Reich, pero que, sobre todo, nos ha dado libros de poes¨ªa y que es uno de los primeros l¨ªricos de Suecia. Sus ¨²ltimas entregas parecen haber adoptado algunos presupuestos de aquellas ¡°traducciones del alma¡± que alumbr¨® en el libro de 1975: los poemas de La libertad del ocaso (2019) y Revivir (2021) son historias o testimonios de gentes an¨®nimas, de personajes hist¨®ricos o m¨ªticos y de creadores de literatura y poes¨ªa, cuya voz remota vuelve a sonar entre nosotros. Quiz¨¢ porque restituir el pasado de los seres humanos en las palabras que les atribuye un gran poeta sea otra importante misi¨®n de la ¡°traducci¨®n del alma¡±.
Traducir el alma?
Traducci¨®n de Francisco Uriz
Los Libros del Innombrable, 2022
329 p¨¢ginas. 23 euros
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