¡®Cuaderno de ideas¡¯, el germen del mal por H. P. Lovecraft
Un libro re¨²ne las breves notas con las ideas que luego desarroll¨® el escritor estadounidense, que entendi¨® que el horror solo se consigue evitando mostrar la figura que lo causa
En una ocasi¨®n le preguntaron al gran dramaturgo Arthur Miller de d¨®nde sacaba los asuntos de sus piezas de teatro y ¨¦l contest¨®: ¡°Si supiera d¨®nde est¨¢ ese lugar, me dejar¨ªa caer por all¨ª m¨¢s a menudo¡±. Pues este Cuaderno de ideas es el lugar en el que recog¨ªa y guardaba regularmente las semillas de sus historias H. P. Lovecraft, el maestro del horror en la literatura narrativa. No es que el modesto anticuario de Providence conociera el lugar donde crecen las historias, sino que, como suele suceder a muchos autores, las ideas o las im¨¢genes que sugieren las ideas suelen saltar como chispas en la mente en los momentos y lugares m¨¢s inesperados. Incluso hay autores que duermen con un bol¨ªgrafo y una libreta en la mesilla de noche. La recopilaci¨®n y publicaci¨®n de este Cuaderno de ideas tiene para cualquier escritor o cualquier lector de Lovecraft (y son muchos sus seguidores, cada vez m¨¢s a medida que transcurre el tiempo) lo mismo que debe de sentir cualquier pescador aficionado al dar con una poza del r¨ªo llena de truchas.
Las notas, tan breves en general que a veces parecen solamente meros recordatorios, muchas veces no tienen otro valor que el de un simple enunciado, sin otra trascendencia que la anotaci¨®n que uno lleva al supermercado, algo as¨ª como ¡°no olvidar la harina de ma¨ªz¡±, pero para una persona tan imaginativa como Lovecraft contienen en potencia desarrollos que pueden acabar dando lugar a relatos como ¡®El color que cay¨® del cielo¡¯ o ¡®El caso de Charles Dexter Ward¡¯. Por eso algunos son un mero recordatorio, pero otros contienen un punto de misterio que su a vez contiene el germen de un relato inquietante. Veamos algunos ejemplos: la anotaci¨®n ¡°En un desierto encuentran un ¨ªdolo prehumano¡± pertenece al mero recordatorio que deber¨¢ desarrollar al completo, pero otros van m¨¢s all¨¢, a ese punto de misterio en el que lo inquietante asoma ya en la anotaci¨®n: ¡°Alguien o algo profiere un alarido de espanto al ver salir la luna, como si se tratara de algo inusual¡±; o bien: ¡°El superviviente de un naufragio descubre un pecio monstruoso y se embarca en ¨¦l¡±; o: ¡°Un hombre moldea distra¨ªdamente una figura extra?a. Cierta fuerza lo ha impelido a hacerla m¨¢s deforme de lo que ¨¦l puede comprender. La arroja con repugnancia lejos de s¨ª. Pero en el exterior hay algo rondando en mitad de la noche¡±.
Lo que Lovecraft entendi¨® claramente ¡ªy estos ejemplos ya lo contienen¡ª es que el horror solo se consigue evitando mostrar la figura que lo causa. Si recordamos la pel¨ªcula Alien, la primera, el miedo no aparece en la horrible criatura que acompa?a a los tripulantes de la nave (a la que no se ve, s¨®lo se la presiente), sino en los aterradores pasillos desiertos de la nave en los que en cualquier momento la criatura escondida puede atacar al que los recorre. Las anotaciones rescatadas contienen ya este modo de terror. Al final de su novela corta En las monta?as de la locura, el joven Danforth asciende en una fuga ciega por el t¨²nel que desemboca en el exterior de la monta?a con la cosa espantosa a sus alcances. La imagen prodigiosa que concibe Lovecraft para mostrar el miedo consiste en que el pobre muchacho rompe a cantar y el que lo escucha desde la boca del pozo reconoce en ese canto los nombres de todas las estaciones del metro de Boston a Cambridge y ¡°la nefanda analog¨ªa que lo hab¨ªa sugerido¡±.
Cuaderno de ideas
Autor: H. P. Lovecraft.
Traducci¨®n: Juan Andr¨¦s Garc¨ªa Rom¨¢n y Carmen Ib¨¢?ez Berganza.
Editorial: Perif¨¦rica, 2023.
Formato: tapa blanda (132 p¨¢ginas. 11 euros) y e-book (6,64 euros).
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