Con ruralidad y alevos¨ªa: cuando el arte contempor¨¢neo se va al pueblo
Seis creadores espa?oles hacen dialogar sus instalaciones con el contexto rural en Collegium, nuevo centro de arte contempor¨¢neo en la localidad abulense de Ar¨¦valo
Hace poco el escritor aragon¨¦s Julio Jos¨¦ Ordov¨¢s hablaba en la radio de Almonacid de la Cuba, el pueblo hoy ya casi abandonado donde se crio hace cuarenta y tantos a?os, y dec¨ªa que ¡°todo el mundo deber¨ªa nacer en un pueblo para saber lo que significa marcharse de ¨¦l¡ y para saber lo que significa volver a ¨¦l¡±. Y es verdad que en Espa?a esas vueltas y revueltas con el pasado y el paisaje rural son particularmente problem¨¢ticas. Las miserias e injusticias de una historia traum¨¢tica han cristalizado en un discurso cultural dominante urban¨ªcola y nefasto: ¡°el campo¡± es para monter¨ªas, golfistas o fracasados, una extensi¨®n marr¨®n entre las periferias y la playa; ¡°el pueblo¡± es donde viven los que se quedaron atr¨¢s sin remedio. Secretos de familia vergonzosos y reprimidos que olvidamos o agredimos casi freudianamente.
?Doblad mis amores!, la exposici¨®n que ha comisariado Chus Mart¨ªnez, y el nuevo centro de arte Collegium, que la ha producido y poco a poco va asent¨¢ndose en Ar¨¦valo (?vila), tratan esta relaci¨®n tensa y ambigua de nuestro pa¨ªs con su paisaje y su paisanaje. Lo hacen sirvi¨¦ndose del arte como herramienta mental para recuperar lazos entre lo rural y lo urbano y como demostraci¨®n por la v¨ªa de los hechos de que pueden inventarse nuevas relaciones entre ambos.
Mart¨ªnez es coherente desde el principio, al seleccionar s¨®lo artistas espa?oles y trabajar codo con codo con ellos en la producci¨®n de la obra, casi de forma artesanal: son precisamente quienes mejor conocen la complicada relaci¨®n hist¨®rica de Espa?a con sus pueblos y su campo, tan distinta de la de otros pa¨ªses de la Europa rica como Inglaterra, Francia o Italia. Tambi¨¦n es una forma de reivindicar la calidad y la universalidad de un trabajo art¨ªstico propio que parta de lo local con imaginaci¨®n y amplitud de miras.
Lo hace ella misma en un texto estupendo que habla con naturalidad y simpat¨ªa a los visitantes a partir de su propia experiencia. Es ya todo un cl¨¢sico criticar el mundillo del arte contempor¨¢neo por su lenguaje cr¨ªptico, su aridez y su ombliguismo (cuando no directamente esnobismo). Pero la comisaria, que pidi¨® a los artistas que antes de nada viajasen a Ar¨¦valo y se informaran sobre la historia y las vidas de los vecinos, es la primera en volver en su texto al suyo, una aldea del concello coru?¨¦s de Ponteceso. Sus recuerdos, parecidos a los de muchos que nacieron en la Espa?a rural, le sirven de palanca para proponer lecturas de las obras expuestas, sugerir interpretaciones distintas y evocar vivencias compartidas.
¡°Siempre es entretenido sacarle parecidos a los reci¨¦n nacidos y ver c¨®mo se fortalecen as¨ª los v¨ªnculos entre familias¡±, dice, y relaciona as¨ª las naranjas de cemento pintado de ?lvaro Urbano con el cuidado de los ¨¢rboles frutales en la Espa?a rural anterior al boom del ladrillo. Alude al inter¨¦s por los tintes vegetales tradicionales que colorean el delicado y monumental panel textil de Bel¨¦n Rodr¨ªguez. Se acuerda de una piedra muy antigua con una serpiente tallada que hay en el cruce de caminos que llevan a las leiras de su aldea para comentar la escultura Monta?a m¨¢gica, de Teresa Solar. Habla de los sue?os y ambiciones de los vecinos de su pueblo y de tantos otros de toda Espa?a que emigraron a Suiza o Alemania en los sesenta para comentar la instalaci¨®n Golpe de suerte, de Pep Vidal, que reproduce la habitaci¨®n que una vecina de Ar¨¦valo forr¨® durante toda su vida de d¨¦cimos del Gordo y del Ni?o no premiados. Y allana a los espectadores la comprensi¨®n del v¨ªdeo AIMISTICA, de Regina de Miguel, que se inspir¨® al ver las manos cercenadas de los santos de los retablos de la iglesia de San Mart¨ªn, donde est¨¢ la exposici¨®n, y que lo acompa?a de citas de Teresa de ?vila, que naci¨® por aqu¨ª cerca y pas¨® gran parte de su vida por estas tierras.
No se trata aqu¨ª de infantilizar el discurso o de renegar de la carga te¨®rica o las implicaciones pol¨ªticas del arte que se expone, sino de hacerlos compatibles con su lectura en un contexto diferente, fuera del habitual circuito cerrado del mundillo. Se puede ser riguroso sin ser adusto y sin renunciar a la asociaci¨®n constructiva y creativa que dan la memoria personal y hasta la ficci¨®n cuando se administran con cuidado.
La iniciativa quiere ir m¨¢s all¨¢ de la colecci¨®n privada y crear un polo cultural que sirva de laboratorio de investigaci¨®n
Es tambi¨¦n el esp¨ªritu que impulsa el desarrollo del propio Collegium, una iniciativa de los coleccionistas Lorena P¨¦rez J¨¢come y Javier Lumbreras. Lumbreras es de Ar¨¦valo, y la propuesta para su pueblo es un centro que vaya m¨¢s all¨¢ del simple museo de la colecci¨®n y sirva de laboratorio de investigaci¨®n y creaci¨®n.
La sala en la iglesia de San Mart¨ªn es el primer paso de un plan ambicioso que incluye el proyecto de la arquitecta Tatiana Bilbao para levantar un complejo cultural sobre las ruinas del antiguo colegio jesuita de Santiago. Ya est¨¢ en marcha el programa de residencias Entre Tiempos, que organiza el comisario adjunto Aldones Nino y ha tra¨ªdo desde Brasil a Ayla Tavares y a Xadalu Tup? Jekup¨¦ para trabajar en contacto con talleres de artesan¨ªa local. La idea es crear un polo de trabajo art¨ªstico que no dependa s¨®lo del flujo de visitantes de paso y que entable un di¨¢logo din¨¢mico y permanente con la comunidad y la regi¨®n donde se asienta. Al fin y al cabo, como dice Chus Mart¨ªnez, ¡°estas obras no est¨¢n aqu¨ª para recibir atenci¨®n, sino para prestarla¡±.
¡®?Doblad mis amores!¡¯. Collegium. Ar¨¦valo (?vila). Hasta el 3 de septiembre.
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